"Les rog¨¢bamos que miraran a nuestros beb¨¦s"
Supervivientes de un naufragio con m¨¢s de 29 muertos acusan a la Marina marroqu¨ª de pinchar su barca hinchable
Agentes de la Marina marroqu¨ª acuchillaron hasta hundirla la barca hinchable en la que 70 sin papeles de origen subsahariano intentaban alejarse de la costa del reino alau¨ª para llegar a Espa?a. En la acci¨®n, ocurrida en la madrugada del pasado 28 de abril y silenciada por el Gobierno marroqu¨ª, murieron ahogadas entre 29 y 33 personas, entre ellas cuatro ni?os. As¨ª lo relatan al menos cinco supervivientes de la tragedia, divididos en dos grupos distintos, con los que ha contactado EL PA?S en la ciudad marroqu¨ª de Oujda (400.000 habitantes), a 15 kil¨®metros de la frontera con Argelia.
Seg¨²n el testimonio de los cinco n¨¢ufragos, de nacionalidades nigeriana y malinesa, tras reventar la lancha de goma con un cuchillo atado a un palo, los soldados marroqu¨ªes rescataron del mar a los supervivientes y los trasladaron a toda prisa a Oujda. Su intenci¨®n era obligarles a pasar a Argelia, al igual que ya han hecho con miles de inmigrantes subsaharianos que pululan aterrorizados y hambrientos por el ¨¢rea fronteriza.
"El militar raj¨® el bote y se qued¨® de brazos cruzados", cuenta una testigo
Erick O., pescador nigeriano de 31 a?os, perdi¨® en el naufragio a su esposa, Loveth, de 25, y a su hija Sandra, de tres. "Aquella noche, el mar estaba en plena calma, se ve¨ªa perfectamente la luna", recuerda en mitad de los bosques de Oujda donde se refugia junto a otros 20 sin papeles. Zarparon de la costa de Alhucemas en torno a las 3.00 del lunes 28. En la lancha viajaban unas 70 personas que pagaron 100 euros por llegar a Espa?a.
La tragedia comenz¨® a fraguarse dos horas despu¨¦s de zarpar. Seg¨²n los testimonios, un barco de guerra con bandera marroqu¨ª se les aproxim¨®. "Quer¨ªamos llegar a tierra de nadie para que dejaran de perseguirnos y el capit¨¢n de la lancha, tambi¨¦n subsahariano, aceler¨®", cuenta Campos O., v¨ªctima del siniestro. Los militares botaron una lancha r¨¢pida que alcanz¨® a la patera en pocos minutos.
"Cuando nos alcanzaron, uno de los soldados clav¨® ligeramente un cuchillo en la goma y nos dijo, 'ahora seguid hacia Espa?a, si quer¨¦is", relata Campos, quien se fij¨® que el buque marroqu¨ª llevaba el n¨²mero 110 pintado en el casco. "Tratamos de poner un parche y, aunque avanz¨¢bamos a duras penas, creo que habr¨ªamos llegado a Espa?a de no ser porque volvieron dispuestos a impedirlo", a?ade Erick.
La lancha sigui¨® su rumbo hacia Espa?a cuando, "de la nada", volvi¨® a surgir la lancha r¨¢pida marroqu¨ª. "Un soldado empez¨® a increparnos con el cuchillo atado al palo. Nosotros les ped¨ªamos que nos llevaran con ellos de vuelta a Marruecos porque con la lancha en ese estado era casi imposible seguir. Les rog¨¢bamos que miraran a nuestros ni?os y beb¨¦s", cuenta Campos.
"Detr¨¢s del soldado apareci¨® el capit¨¢n, que cogi¨® el cuchillo. Pens¨¢bamos que iba a recriminar al soldado por asustarnos, pero su idea era otra", contin¨²a. Seg¨²n la versi¨®n de este n¨¢ufrago, corroborada por varios de los entrevistados, este militar "dio cuatro pu?aladas en distintos puntos de la lancha". "La gente entr¨® en shock. No se pod¨ªan creer lo que estaban viviendo. La barca se volc¨® para un lado y todo el mundo comenz¨® a gritar y llorar", a?ade Erick. La barca hinchable se fue a pique en segundos, seg¨²n los entrevistados. Con ¨¦l se fueron las vidas de una treintena de hombres, mujeres y cuatro ni?os. Eran las 6.00 y el d¨ªa empezaba a despuntar.
"Una lancha, con el n¨²mero 114, vino a rescatarnos, mientras los militares de la 110 discut¨ªan y se increpaban por haber pinchado la patera", afirma Campos O.
Sentada entre bolsas de basura en los bosques de Oujda, la peluquera nigeriana Deborah Rose, de 25 a?os, otra superviviente, trata de curarse la quemadura que le produjo en media pierna izquierda la mezcla de gasolina y salitre. Deborah perdi¨® a una hermana y dos hermanos en el naufragio. "Hace una semana estaba aqu¨ª, con mi familia y ahora no tengo a nadie", dice con tono monocorde. "El hombre que raj¨® el bote con el cuchillo se qued¨® mir¨¢ndolo todo con los brazos cruzados y despu¨¦s se march¨®", cuenta Deborah. Al menos dos testigos recuerdan que la embarcaci¨®n luc¨ªa claramente el n¨²mero 110.
Despu¨¦s de sacarles del mar, la Polic¨ªa les detuvo, por poco tiempo. Ese mismo d¨ªa, a las 20.00, les dejaron en la frontera con Argelia. Parte de los 40 supervivientes cruzaron hasta el pa¨ªs vecino y otros, como Deborah y Erick, permanecen en Marruecos. Aseguran que volver¨¢n a intentarlo.
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