Obama roza la nominaci¨®n dem¨®crata
Victoria insuficiente de Clinton en Indiana frente a la del senador en Carolina del Norte
Barack Obama obtuvo esta madrugada una victoria, probablemente amplia, en el Estado de Carolina del Norte, lo que le devuelve consistentemente la etiqueta de favorito y, a falta tan s¨®lo de seis primarias, pr¨¢cticamente le garantiza la designaci¨®n como candidato dem¨®crata a las elecciones presidenciales de EE UU. Aunque los resultados parciales parec¨ªan anticipar, al mismo tiempo, una victoria de Hillary Clinton en Indiana, esta era por un margen m¨¢s estrecho y aportaba un n¨²mero menor a la cuenta final de delegados que se requieren para el triunfo definitivo.
Clinton pierde as¨ª su ¨²ltima gran oportunidad de sobrepasar a Obama en delegados o en el n¨²mero general de votos en el conjunto de las primarias, los ¨²nicos argumentos reales y legales para pretender la nominaci¨®n. S¨®lo un vuelco monumental de la tendencia actual, o un esc¨¢ndalo inesperado, podr¨ªan permitir a la ex primera dama revertir las cifras actuales en las pocas contiendas que a¨²n restan, todas ellas en Estados m¨¢s peque?os que en los que se compet¨ªa ayer.
Clinton pierde su ¨²ltima gran oportunidad de superar a Obama
Una candidatura conjunta de los dos contendientes ahora suena a chiste
Aunque Clinton puede encontrar en su aparente victoria en Indiana argumentos suficientes para seguir en la carrera con la esperanza de un descarrilamiento de su rival, tambi¨¦n cabe la posibilidad de que, tras la victoria de Obama en Carolina del Norte, varios de los dirigentes del Partido Dem¨®crata que ostentan la categor¨ªa de superdelegados comiencen a ponerse del lado del senador de Illinois para intentar poner fin cuanto antes a este desgastador proceso electoral.
Las cadenas de televisi¨®n pronosticaron la victoria de Obama en Carolina del Norte a los pocos segundos de cerrarse los colegios electorales en ese Estado, lo que hace pensar que podr¨ªa tratarse de un triunfo de mayores proporciones de lo previsto. Clinton conoc¨ªa la trascendencia de los resultados en Carolina del Norte -uno de los grandes Estados del pa¨ªs- y hab¨ªa dedicado enormes esfuerzos para conseguir la victoria o, al menos, una derrota por la m¨ªnima diferencia.
El ¨¦xito de Obama parece asentado sobre la misma coalici¨®n de votantes negros, j¨®venes, urbanos y de educaci¨®n universitaria que le ha permitido antes triunfar en otros Estados del pa¨ªs. No parece haber ara?ado una porci¨®n significativa del grupo de electores mayores, blancos, rurales y mujeres que respaldan habitualmente a Hillary Clinton.
Esta divisi¨®n parece confirmarse, elecci¨®n tras elecci¨®n, como una realidad que representa una seria amenaza para el futuro de los dem¨®cratas de cara a las elecciones presidenciales. Aunque tanto Obama como Clinton han prometido que el Partido Dem¨®crata se unir¨¢ en torno a quien sea designado candidato, en los ¨²ltimos pelda?os de esta larga campa?a, cuando el duelo ha alcanzado mayor ferocidad, se hace dif¨ªcil imaginar que los dos grandes contendientes sean capaces de olvidar sus manifiestas diferencias para hacer pasillo al vencedor y, sobre todo, que los millones de electores que les han respaldado est¨¦n dispuestos a volver a las urnas en noviembre para votar por el rival.
Seg¨²n las encuestas, la campa?a de Clinton, la que m¨¢s energ¨ªas ha consumido en la destrucci¨®n del oponente, es la que m¨¢s perjuicios ha causado a la unidad. Un 40% de sus votantes en algunos Estados confiesa que no votar¨ªan por Obama en las presidenciales. Esa cifra se queda en un 25% cuando se les pregunta a los votantes de Obama.
Pero lo m¨¢s grave no son estas cifras. Lo peor es la divisi¨®n pol¨ªtica (incluso ideol¨®gica) que la campa?a ha marcado. En primer lugar, por la introducci¨®n del factor racial. Lo hizo Bill Clinton en v¨ªsperas de las primarias de Carolina del Sur, las primeras en las que el voto negro era decisivo. El ex presidente relacion¨® el favoritismo de Obama con el color de su piel y vincul¨® para siempre ambas circunstancias. Desde entonces, Obama est¨¢ ganando el 90% del voto negro (cerca de una cuarta parte del voto total de las primarias), pero ha perdido considerablemente su atractivo para el voto blanco, en el que ahora le cuesta superar el 40%. La pol¨¦mica en torno al reverendo Jeremiah Wright vino a agudizar esto.
Como candidato negro, Obama se ha convertido, por supuesto, en el mayor foco de esperanza para la comunidad afroamericana desde Martin Luther King. Su derrota, sobre todo si ¨¦sta se produce como consecuencia de la decisi¨®n de los superdelegados (los notables no elegidos en las urnas), podr¨ªa provocar un cisma insuperable entre los votantes negros y el Partido Dem¨®crata.
El segundo factor de profunda divisi¨®n ha ocurrido, al desplazarse la campa?a hacia los Estados industriales del Noreste y el Medio Oeste, como consecuencia del voto de los trabajadores y la clase media de las peque?as ciudades. Hillary Clinton se convirti¨® de repente en una campeona de la clase obrera, una luchadora nata que beb¨ªa cerveza y whisky barato en bares mugrientos mientras jugaba al billar.
Por el contrario, un par de errores propios -principalmente, ese comentario sobre la desesperaci¨®n que "engancha" a los obreros a las armas y a la religi¨®n- y algunas habilidades de los rivales, caracterizaron de repente a Obama como un elitista de Harvard incapaz de comprender los sufrimientos de los trabajadores ni de compartir sus valores. El capricho de la pol¨ªtica consigue a veces que el hijo de una madre abandonada que tuvo que comer de la caridad p¨²blica parezca un elitista frente a la esposa de un ex presidente que ha presentado ingresos superiores a los 100 millones de d¨®lares en su ¨²ltima declaraci¨®n de Hacienda.
Esa no ha sido s¨®lo una divisi¨®n de apariencias. Aunque parezca un poco contradictorio observado desde Europa, para ser consecuente con su papel de hero¨ªna proletaria, Clinton tuvo que poner en marcha una estrategia, mezcla de conservadurismo y populismo, que, en l¨ªneas generales, es la que cualquier candidato republicano hubiera usado contra Obama: destacar tus propias ra¨ªces religiosas y familiares, amenazar con "barrer del mapa" Ir¨¢n para mostrar la tibieza de la pol¨ªtica exterior del rival, cuestionar su patriotismo y prometer reducir los impuestos de la gasolina. Eso es lo que se ha visto en Ohio, Pensilvania, Carolina del Norte e Indiana.
Este asunto del impuesto de la gasolina ha sido el ¨²ltimo gran debate. John McCain, el candidato republicano, hab¨ªa propuesto hac¨ªa varias semanas la eliminaci¨®n durante los meses del verano de determinadas tasas sobre la gasolina. Clinton se sum¨® a ella recientemente. Obama, apoyado por la opini¨®n de todos los economistas que se han pronunciado sobre el tema, se opuso. Esto ha sido para Clinton la ¨²ltima prueba de que el senador de Illinois no es sensible al esfuerzo de los que cada d¨ªa pagan m¨¢s por llenar el dep¨®sito de sus coches.
Todav¨ªa hay quien habla de una candidatura Obama-Clinton. Pero ahora suena a chiste.
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