Est¨¦ticas que perduran
Scorpions es ya un 'cl¨¢sico', aunque conviene tener los o¨ªdos a prueba de bomba
Mal que les pese son ya unos "cl¨¢sicos". Cl¨¢sicos del rock duro, evidentemente, pero instalados en la memoria colectiva con la firmeza que dan la continuidad y la fidelidad a unos postulados durante m¨¢s de tres d¨¦cadas, reforzado todo ello con ese dato apabullante que utilizan como tarjeta de presentaci¨®n: 75 millones de discos vendidos. Por ello no es de extra?ar que se respirase un ambiente tranquilo, casi familiar, ayer en La Cubierta de Legan¨¦s
Hab¨ªa p¨²blico de todas las edades, aunque dominase el estilo heavy, de camiseta negra y adscripci¨®n a grupos m¨¢s o menos afines. Quiz¨¢ yo fuese el de m¨¢s edad de los espectadores, a juzgar por la cara de sorpresa con la que se me recibi¨® cuando solicit¨¦ la acreditaci¨®n de prensa. Tuve que ense?ar el DNI y hasta el carn¨¦ del peri¨®dico. "Se han debido volver locos en EL PA?S", debieron pensar al ver mi aspecto, y qui¨¦n sabe si ten¨ªan raz¨®n.
Tienen melod¨ªas hermosas y poseen un sentido r¨ªtmico poderoso
Scorpions es, en cualquier caso, un grupo apto para todos los p¨²blicos con la condici¨®n de tener unos o¨ªdos a prueba de bombas, capaces de admitir un n¨²mero de decibelios que se me antoja excesivo y hasta peligroso. Pero forma parte del ritual. Practica el grupo melod¨ªas hermosas y hasta pegadizas, y posee un sentido r¨ªtmico poderoso. Escuch¨¦ una parte del concierto desde el tendido, por eso de tener una mirada con perspectiva, y otra en la arena. Son dos opciones, de las que me quedo sin lugar a dudas con la segunda, por lo que lleva consigo de participaci¨®n. No me sab¨ªa la letra de las canciones, como la gran mayor¨ªa del p¨²blico, con lo que estaba en desventaja. Sin camiseta negra de uniforme; sin saltar, bailar o cantar durante el concierto, me refugi¨¦ en la observaci¨®n y en la escucha musical. Y, a mi manera, hasta disfrut¨¦.
El signo est¨¦tico de los tiempos actuales viene de los tel¨¦fonos m¨®viles. No porque suenen, algo que dar¨ªa igual con el ruido ambiental, sino por la multitud de puntos de luz al ser utilizados masivamente como c¨¢maras fotogr¨¢ficas inmortalizando el instante. El efecto visual es representativo. Y sociol¨®gicamente irreversible. Hace un par de semanas presenci¨¦ en la ?pera de Manaos la obra de teatro musical a la que ha dedicado una d¨¦cada de su vida Roger Waters, el alma durante muchos a?os del grupo de Pink Floyd, y ocurri¨® exactamente lo mismo. El p¨²blico, mayoritariamente juvenil, no cesaba de sacar fotos con los m¨®viles. Hasta tal punto que el director de escena incorpor¨® en la representaci¨®n de la ¨®pera una situaci¨®n similar.
La capacidad de comunicaci¨®n y la fuerza que mantiene un grupo como Scorpions se apoya, adem¨¢s de las razones puramente musicales, en el sentido del espect¨¢culo con que planifican sus actuaciones. Los efectos escenogr¨¢ficos y luminot¨¦cnicos no son excesivos, aunque poseen una gran efectividad a la hora de crear atm¨®sferas envolventes con las que favorecer la ceremonia de la comuni¨®n con el p¨²blico. La difusi¨®n discogr¨¢fica contribuye a que todos se traigan la lecci¨®n bien aprendida y as¨ª puedan integrarse en los c¨¢nticos colectivos. Como en una misa. Los compositores de siglos anteriores han llenado de contenido con sus m¨²sicas infinidad de actos religiosos. El rock duro que practica Scorpions est¨¢ muy lejos de vinculaciones de este tipo, pero algunas de las melod¨ªas furtivas que utiliza descubre una espiritualidad encubierta y sus ritmos fren¨¦ticos desprenden un ansia desesperada de conexi¨®n con la sensibilidad de un tiempo tan incierto como escurridizo. A pesar de la tiran¨ªa de las modas, su est¨¦tica perdura. Por algo ser¨¢
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