Corbacho y la inmigraci¨®n que vendr¨¢
En la Rambla de L'Hospitalet el consistorio presidido por Celestino Corbacho levant¨® hace a?os la estatua L'acollidora, que simboliza esa realidad por la que un peque?o municipio, cuyo nombre proviene del hostal en el que se alojaban quienes no pod¨ªan llegar a Barcelona antes de que cayera la noche, pas¨® a ser gracias a la inmigraci¨®n la segunda ciudad de Catalu?a. S¨²bito fue su crecimiento en las d¨¦cadas de 1960 y 1970 con la llegada de decenas de miles de andaluces y extreme?os, cosa que corri¨® pareja a la creaci¨®n de barrios como Bellvitge o Can Serra. M¨¢s s¨²bita, sin planificaci¨®n y con un discurso que negaba la continuidad de dicho flujo, fue la llegada de 70.000 extranjeros que han cambiado la composici¨®n de algunos barrios en los que son el 40%.
Muchos barrios se llenar¨¢n de nuevos inmigrantes y los ayuntamientos deber¨¢n acogerlos
Celestino Corbacho, ahora ministro de Trabajo e Inmigraci¨®n y durante a?os alcalde de L'Hospitalet, conoce bien las consecuencias de esa llegada no planificada que se produc¨ªa simult¨¢nea a unos discursos en los que se repet¨ªa tantas veces -cuando los inmigrantes s¨®lo eran el 2% o el 5% en el conjunto de Espa?a- que la cifra de inmigrantes hab¨ªa tocado techo. Se promet¨ªa que s¨®lo vendr¨ªan quienes tuvieran papeles, pero la contrataci¨®n en origen para trabajos estables continuaba siendo dif¨ªcil de realizar, pese a que la econom¨ªa y la demograf¨ªa demandaban m¨¢s. Corbacho, como tantos otros alcaldes, tuvo que afrontar incrementos de poblaci¨®n con unas equ¨ªvocas prospecciones de futuro. La falta de planificaci¨®n de la inmigraci¨®n generaba que se concentrara en determinados barrios, con el desconcierto que provocaba entre quienes viv¨ªan all¨ª desde hac¨ªa d¨¦cadas. Problemas de convivencia, como las fiestas en lugares como el parque de Les Planes, en las que se reun¨ªan sin previo aviso 5.000 ecuatorianos, desorientaban a Corbacho y su equipo, que no sab¨ªa c¨®mo gestionar dichas realidades. Pero, pese a lo negativo, el crecimiento econ¨®mico de estos a?os, la incorporaci¨®n de la mujer con hijos al trabajo y la asistencia a los ancianos ha sido posible gracias a los cinco millones de extranjeros que hay en Espa?a.
Por ello puede ser preocupante el discurso de endurecimiento con la inmigraci¨®n del nuevo ministro de Trabajo e Inmigraci¨®n. Todos los gobiernos se han llenado la boca con anuncios de que se iba a combatir la inmigraci¨®n irregular, pero no pon¨ªan medidas para que la contrataci¨®n en origen funcionara. Jes¨²s Caldera cre¨® un procedimiento de contrataci¨®n en origen inicialmentre r¨¢pido, pero se estrell¨® con las demoras en la tramitaci¨®n de visados cuando el empleador es una familia o un peque?o empresario, cosa que empujaba a recurrir a inmigrantes sin permiso de trabajo.
Pese al par¨®n de la construcci¨®n y al incremento del desempleo, en sectores como el servicio dom¨¦stico, cuidado de ancianos, hosteler¨ªa y agricultura, en Espa?a contin¨²an siendo necesarios cientos de miles de nuevos inmigrantes. Y si no se resuelven escollos como las demoras en el visado y se endurece m¨¢s su concesi¨®n, o se pretende hacer retornar a la mano de obra excedente de la construcci¨®n en lugar de agilizar la reconversi¨®n de los permisos hacia otras actividades, repetiremos el error de generar m¨¢s irregulares. Se repetir¨¢ el error de enga?ar a la ciudadan¨ªa proclamando que la inmigraci¨®n ha tocado techo, no planificar su llegada y frenar la necesaria regularizaci¨®n de los sin papeles que est¨¢n aqu¨ª. M¨¢s all¨¢ de las palabras, muchos barrios se llenar¨¢n de nuevos inmigrantes que se dijo que no vendr¨ªan, y los ayuntamientos, como le ocurri¨® al alcalde Corbacho, sin haberlo planificado, deber¨¢n acogerlos.
Xavier Rius Sant es periodista y autor de El libro de la inmigraci¨®n en Espa?a.
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