Prioridades territoriales
En materia territorial y urban¨ªstica, el Parlamento y el Gobierno gallego est¨¢n activos: leyes de medidas urgentes y sectoriales, directrices territoriales a punto de ser presentadas, normas de habitabilidad... Una cascada que se nos echa encima y que, quiz¨¢ por su mismo exceso, resulta de dif¨ªcil digesti¨®n y puesta en pr¨¢ctica. Ordenar las prioridades, secuenciar las medidas, conseguir aliados para su desarrollo, es m¨¢s importante que una eclosi¨®n normativa que, en vez de subrayar la energ¨ªa del Ejecutivo, podr¨ªa revelar problemas de coordinaci¨®n a la hora de marcar objetivos.
Como principio general, se puede decir que en este momento Galicia debe ser dibujada antes que legislada o normativizada. Es necesario dise?ar y focalizar las pol¨ªticas sectoriales y ordenadoras contenidas en planes generales, directrices territoriales y planes del litoral. Intentemos un orden de prelaci¨®n.
Los ayuntamientos peque?os necesitan ayuda; no paternalismo, sino asesoramientoPrioridades territoriales
Lo prioritario es continuar con la tramitaci¨®n y adaptaci¨®n del planeamiento municipal. Con buen criterio, m¨¢s all¨¢ de la mera supervisi¨®n del procedimiento legal, la conseller¨ªa de Pol¨ªtica Territorial introduce en esta instancia de aprobaci¨®n de un plan factores de rigor en la expansi¨®n urbana, impidiendo excesos de crecimiento irracional e implantando pautas de ordenaci¨®n y cualificaci¨®n de espacios comunes de alcance supramunicipal.
En lo concerniente a las directrices territoriales, no se trata, ciertamente, de aprobarlas todas al mismo tiempo, aunque convenga valorarlas con una perspectiva de conjunto. Las m¨¢s importantes son las que afectan a los ayuntamientos metropolitanos y a las ciudades en general, con su entorno urbano, pues las directrices deben definir el perfil de lo que ha de unir en torno al espacio metropolitano o el ¨¢rea urbana, y no tanto su ¨¢mbito o su f¨®rmula administrativa, que parece ser lo que m¨¢s preocupa. Las directrices han de marcar la pauta de crecimiento, el papel de las infraestructuras en el planeamiento, las ¨¢reas de protecci¨®n del paisaje, la localizaci¨®n de suelo industrial, las instalaciones de servicio comunitario, etc¨¦tera, factores de cohesi¨®n de los ayuntamientos que conforman un espacio supralocal. Un ejemplo claro de descoordinaci¨®n es la competencia soterrada entre los municipios lim¨ªtrofes con las capitales por la construcci¨®n residencial, sin parar mientes en los problemas de movilidad que generan entre s¨ª. El actual colapso de las carreteras nacionales es la consecuencia de haber colmatado sus m¨¢rgenes con edificaciones. ?De qu¨¦ vale, en efecto, construir variantes si el planeamiento municipal rellena luego con edificaci¨®n los espacios intersticiales y colindantes a la nueva infraestructura?
En cuanto a los planes del litoral, su importancia estriba en la capacidad de delimitar las ¨¢reas paisaj¨ªsticas de inter¨¦s general para permitir que los ayuntamientos, el sector de la construcci¨®n y los particulares sepan a qu¨¦ atenerse en unas zonas de tan delicado tratamiento, y han de hacerlo antes de que expire el plazo estipulado de dos a?os.
En segundo lugar, los ayuntamientos peque?os necesitan ayuda; no paternalista sino asesoramiento, que puede facilit¨¢rseles a trav¨¦s de organismos facultados para acudir en cualquier momento a despejar una duda, emitir un informe, redactar una norma, resolver un problema. En ese sentido, es fundamental no duplicar departamentos con competencias similares, para no complicar una Administraci¨®n ya lastrada con m¨²ltiples tr¨¢mites y regulaciones. En los ayuntamientos grandes, en cambio, el problema es otro: es una cuesti¨®n de repartir competencias, de otorgarles la mayor¨ªa de edad. El nuevo decreto de habitabilidad, que se ha colado en el orden de prioridades -y con el que concuerdo en l¨ªneas generales, porque aspira a mejorar la calidad de la vivienda y del h¨¢bitat-, trata con cierta desconfianza a los ayuntamientos urbanos, sobradamente capacitados para dispensar las excepciones a su aplicaci¨®n, como lo est¨¢n las comisiones del plan especial de las ciudades hist¨®ricas para analizar aspectos patrimoniales, m¨¢s delicados, por cierto, que los propios de habitabilidad.
La aut¨¦ntica transformaci¨®n de Galicia tiene que venir de un planteamiento valiente de la movilidad en los conjuntos urbanos: el papel estructurante de las estaciones intermodales y de las terminales del tren de alta velocidad; el transporte metropolitano, en el que est¨¢n empezando a darse los primeros pasos y, sobre todo, la primac¨ªa de los medios p¨²blicos en el downtown de las ciudades, donde ya no caben m¨¢s coches, pasarelas, t¨²neles o glorietas. Es un problema de educaci¨®n en torno al uso de la ciudad.
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