Las paradojas de Santa Cruz
Extra?a el escaso entusiasmo que ha suscitado entre nosotros el refer¨¦ndum autonomista en la provincia boliviana de Santa Cruz de la Sierra, pero s¨®lo extra?a si nos quedamos en la superficie y no metemos la cabeza en las aguas de la pol¨ªtica vasca, donde las paradojas y las contradicciones est¨¢n a la orden del d¨ªa. Y es que la frialdad, la displicencia, a veces el desprecio, con que se observa en el paisito el autonomismo cruce?o no tiene parang¨®n con el entusiasmo que suscita cualquier otro movimiento descentralizador.
La independencia de Kosovo o Montenegro ha sobrecogido de emoci¨®n a muchos vascos, aunque a muchos otros lo que de verdad nos sobrecoge es la explosi¨®n de muerte y de violencia que ha padecido la antigua Yugoslavia a lo largo de dos d¨¦cadas. A¨²n as¨ª, muchos defendemos el derecho de la autodeterminaci¨®n (que cada pueblo decida, en paz, el futuro que desee para s¨ª mismo) y la descentralizaci¨®n pol¨ªtica como modos de acercar el poder p¨²blico a la ciudadan¨ªa. Por eso mismo extra?a que el refer¨¦ndum para la autonom¨ªa cruce?a, en un Pa¨ªs Vasco tan atento a esas cuestiones, haya sido recibido casi con un escupitajo de desprecio. Y extra?a si constatamos que entre Euskadi y Santa Cruz hay muchas m¨¢s semejanzas que las que podemos encontrar entre Euskadi y paup¨¦rrimas comarcas de los Balcanes. As¨ª, Santa Cruz, como Euskadi, es una regi¨®n din¨¢mica y activa; Santa Cruz, como Euskadi, tiene una renta superior a la media del Estado; Santa Cruz, como Euskadi, tiene notables particularidades ling¨¹¨ªsticas y culturales; y Santa Cruz, como Euskadi, ha impulsado un movimiento pac¨ªfico de consulta popular, en contra de los deseos del Estado central.
Extra?a que el refer¨¦ndum para la autonom¨ªa cruce?a haya sido recibido aqu¨ª casi con desprecio
Siendo esto as¨ª, ?a qu¨¦ se debe el nulo entusiasmo por esta iniciativa? ?Por qu¨¦ comentaristas y tertulianos, incluidos significados miembros del Partido Nacionalista Vasco, han marcado las distancias? ?Qu¨¦ hace diferente el caso de Santa Cruz al de cualquier otro rinc¨®n del universo? La respuesta es sencilla: Santa Cruz no casa con la visi¨®n un¨ªvoca de la sociedad global que quiere imponer la extrema izquierda. Y el nacionalismo vasco lleva tanto tiempo encharcado en esas fangosas aguas que se ha vuelto incapaz de interpretar la realidad desde par¨¢metros distintos.
Dentro de la geopol¨ªtica que maneja la ultra izquierda, extra (tri)partitum o intra (tri)partitum, resulta inc¨®modo que el r¨¦gimen revolucionario de Evo Morales, dotado de una agresiva milicia callejera y que aprueba una Constituci¨®n entre enormes irregularidades pol¨ªticas, se muestre hostil a un proceso de descentralizaci¨®n. Por eso surgen analistas que pretenden deslegitimar el movimiento cruce?o, a despecho de que cuente con el respaldo de una mayor¨ªa en el territorio. As¨ª, ?c¨®mo mostrar la m¨¢s m¨ªnima simpat¨ªa hacia las reivindicaciones autonomistas de Santa Cruz si los medios no dejan de recordar constantemente que hablamos de "la regi¨®n m¨¢s rica", "la regi¨®n de los blancos" y "la regi¨®n que cuenta con el apoyo de los Estados Unidos"?
Prosperidad econ¨®mica, cultura occidental y Estados Unidos configuran, con permiso del Vaticano, la tr¨ªada de aversiones de una izquierda ideol¨®gicamente arruinada, que ancla sus recursos ¨¦ticos y emocionales en los tiempos del cine mudo. En ese contexto, la lucha del pueblo cruce?o por sus derechos resulta un verdadero fastidio. Es como una mota en el ojo del socialismo revolucionario. Y lo lamentable es que el nacionalismo vasco exhiba los mismos remilgos, en un ejemplo m¨¢s de subordinaci¨®n moral a la izquierda y a su voluminoso fardo de prejuicios.
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