Contador redescubre la pasi¨®n
Vande Velde, primer l¨ªder tras ganar el Slipstream la contrarreloj por equipos
En el escaparate de la librer¨ªa Flaccovio, en la esquina de la via Ruggero Settimo, la estrella es una bicicleta de hace m¨¢s de 60 a?os cubierta de libros. La bici es una r¨¦plica de la Montante con la que Andrea Camilleri, el rey literario de Sicilia y toda Italia gracias al comisario Montalbano, recorri¨® 55 kil¨®metros de carreteras bombardeadas e invadidas por carros de combate norteamericanos en la Segunda Guerra Mundial; los libros son los propios de Camilleri. Las masas, los palermitanos c¨¢lidos y ruidosos, alegres, parecen preferir otras bicicletas y se arremolinan dando la espalda al escaparate, dando la cara al autob¨²s azul turquesa del Astana, del que Alberto Contador, al mejor estilo Lance Armstrong, tarda en bajar. En el lateral, alineadas, las nueve Trek modernas en las que sus compa?eros han comenzado ya a calentarse. Eemocionado, el m¨¦dico, Pedro Celaya: por primera vez desde el Tour pasado, desde los Tours de Armstrong, no sent¨ªa la tensi¨®n de una muchedumbre asfixiando al equipo en la salida de una carrera importante. Un Giro que hace una semana ni siquiera sab¨ªa que iban a disputar.
Contador desciende, los auriculares del iPod clavados en las orejas, la mirada concentrada en la bicicleta, silente. Faltan 40 minutos para la contrarreloj por equipos, 23,6 kil¨®metros por las rectas calles de la ciudad barroca, bordeando los sucios callejones, respirando los olores de la vida. En la salida, los aplausos le abandonan y se concentran sobre la cabeza encasquetada del chico del pueblo, Giovanni Visconti, campe¨®n de Italia. Terminada la prueba, en la que el Astana ha estado as¨ª, as¨ª (s¨¦ptimo), y Contador, m¨¢s o menos igual -"he notado la falta de entrenamiento, he sufrido, me duelen las piernas, el coraz¨®n lo tengo acelerado"-, ha debido incluso esprintar para no perder el rebufo. Hombre racional, muchacho maduro y medido, convierte su pasi¨®n, la recuperaci¨®n del calor popular a la salida de una carrera, en un argumento general. No habla de chute de adrenalina como su m¨¦dico, sino de la recuperaci¨®n de la fe: "Esto es lo que le hace falta al ciclismo, el espect¨¢culo. Si nosotros podemos colaborar, de maravilla".
Espect¨¢culo y limpieza. Gan¨® el Slipstream, el equipo que m¨¢s lo quer¨ªa, que mejor lo hab¨ªa preparado y que m¨¢s se arriesg¨® -por ejemplo, los del Caisse d'?pargne, con Karpets, volvieron a caerse en el entrenamiento, tomaron todas las curvas con el freno de mano echado y acabaron 14?-, un conjunto que lleva la limpieza como bandera, que se autoproclama limpio y que conf¨ªa en la tecnolog¨ªa y la experimentaci¨®n como alternativa al dopaje: chalecos con agua congelada en el calentamiento que ya hab¨ªan experimentado en su base de Girona, tiendas hipob¨¢ricas para simular la altitud y mejorar la sangre... Pas¨® la meta el primero Christian Vande Velde, de 32 a?os, de Chicago -bisnieto de emigrantes flamencos, de Gante-, de hermosos mofletes y alegre mirada. Hijo de un pistard, de un hombre de los seis d¨ªas, vive en Girona, adonde lleg¨® en la oleada de Armstrong y Hamilton, y proclama que el relax es la mejor forma de tom¨¢rselas con el ciclismo.
Etapa pr¨®logo: Palermo-Palermo (contrarreloj de 23,6 kil¨®metros por equipos): 1. Slipstream, 26m 32s. 2. CSC, a 6s. 3. Hih Road, a 7s. 7. Astana, a 29s. General: 1. Vande Velde (EE UU / Slipstream), 26m 32s. 49. Contador (Astana), a 29s.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.