'Nimby'
Los norteamericanos han bautizado nimby a un fen¨®meno acentuado en los ¨²ltimos a?os. Las siglas corresponden a la frase "not in my backyard", no en mi patio. Los ciudadanos quieren las comodidades de las sociedades modernas pero nadie quiere en la cercan¨ªa de su casa cualquier molestia derivada del funcionamiento de los servicios p¨²blicos. La gente rechaza en su t¨¦rmino municipal vertederos, centrales nucleares, dep¨®sitos de desechos, cables de alta tensi¨®n o cualquier otro lugar por donde pase o donde haya que depositarse el material que no es ¨²til o aquella actividad que consideramos insalubre. En Andaluc¨ªa hemos visto el rechazo a los parques e¨®licos marinos igual que lo vimos a los vertederos, al cabe el¨¦ctrico de Tarifa o, dentro del mismo esp¨ªritu insolidario, al env¨ªo a Barcelona del agua sobrante de la desaladora de Carboneras. En el fondo hablamos de lo mismo, de que todos exigimos energ¨ªa el¨¦ctrica, agua potable, empleo y desarrollo, pero las molestias que se las queden otros lejos de nuestras casas.
Todos estamos en contra del calentamiento del planeta, pero la mayor¨ªa no queremos reducir el confort del reciente bienestar. Gastamos cada vez m¨¢s energ¨ªa, usamos el coche de manera desproporcionada, no miramos por la conservaci¨®n del medio ambiente pero nos enternecemos con los documentales de Al Gore. En la costa de C¨¢diz se ha producido un movimiento contra la instalaci¨®n de parques e¨®licos marinos. Es verdad que tenemos la provincia llena de aerogeneradores y ahora nos anuncian granjas solares, plantas de biodi¨¦sel y otras que se suman a las centrales t¨¦rmicas y de ciclo combinado. Pero cuando llega una energ¨ªa limpia topamos con los defensores del paisaje, con los pescadores y con los melanc¨®licos, con todos los que no quieren que se altere lo existente. Ya hubo un movimiento contra el centro de interpretaci¨®n de las ruinas de Bolonia porque, a entender de algunos, modificaba el paisaje, como si no hubieran hecho lo propio los romanos cuando llegaron a esa misma costa hace m¨¢s de 2.000 a?os. Ahora parece que los opositores a los aerogeneradores marinos han ganado la partida, aunque seguro que est¨¢n contra el calentamiento del planeta y a favor de reducir el CO2. Todos queremos que al darle al bot¨®n se enciendan las luces, queremos preservar el medio ambiente, pero algunos no quieren que una energ¨ªa limpia se instale cerca de su casa. Que se ponga en Dinamarca. No quisimos la energ¨ªa nuclear, pero se la vamos a comprar a Francia y en un futuro no muy lejano a Marruecos a trav¨¦s del cable de Tarifa, que tampoco quisimos porque nos iba a traer una serie de cat¨¢strofes que el tiempo no ha corroborado. Ahora, con el parque e¨®lico marino, ha entrado en juego el photoshop y otros programas inform¨¢ticos, con lo que se corrobora que no hay nada m¨¢s peligroso que un tonto con un ordenador. Se han hecho fotomontajes espeluznantes, con imponentes aerogeneradores junto a la orilla, con el ¨²nico inconveniente de que alteraban las perspectivas y los tama?os de las cosas: la inform¨¢tica permite barbaridades con visos de realidad. Los que anuncian desgracias han ganado y no habr¨¢ aerogeneradores marinos, al menos por ahora.
Queremos que los catalanes sean solidarios con las regiones con menor renta, pero aunque nos sobre agua no queremos d¨¢rsela con el argumento, gritado m¨¢s que explicado, de que la necesitamos. Es verdad: necesitamos agua. Pero nos sobra en Carboneras y a los barceloneses les va a faltar. En cambio, en otros lugares actuamos como si el agua sobrase. En Zahara de los Atunes van a iniciarse dos promociones con miles de viviendas, hoteles y campos de golf sin que nadie haya explicado de d¨®nde se va a sacar el agua para tanta gente ni qu¨¦ se va a hacer con basuras y aguas residuales que ahora se amontonan en verano junto a los bloques de viviendas o se vierten en la desembocadura del r¨ªo Cach¨®n. Al parecer eso s¨ª lo queremos cerca porque dicen que crea riqueza. Sobre todo a los promotores.
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