Fiesta rociera
Bajan la monta?a caminando con esos espl¨¦ndidos vestidos flamencos llenos de volantes dejando que la noche les toque sus pechos descubiertos, la primera de las noches c¨¢lidas en Premi¨¤ de Dalt que, oportunamente, ha llegado en mayo para festejar a la Virgen del Roc¨ªo.
Mientras unos bajan la monta?a, otros la suben; pues vienen de todas partes del Maresme con la prisa de reunirse en el polideportivo de Premi¨¤ de Dalt a participar de la romer¨ªa, a ver a sus hijas bailar, quienes se prepararon todo el a?o para mostrar sus dotes flamencas y a escuchar el cante hondo de los grupos Viejas Ra¨ªces, Voces de Romero y Manguar.
La comunidad andaluza llega con toda la familia. No se ha quedado nadie en casa; as¨ª que, a juntar las mesas para que se sienten todos, no importa que est¨¦n apretaditos. Ah¨ª est¨¢ la abuelita, las cu?adas, los t¨ªos, los hermanos, los sobrinos, los nietos y los amigos de los nietos. Est¨¢n los que emigraron hace 40 a?os a Catalu?a para trabajar y los que aqu¨ª nacieron y crecieron cultivando las tradiciones andaluzas y el culto por la Virgen del Roc¨ªo, cuya fiesta en Huelva se celebra este a?o el d¨ªa 12 de mayo.
Ya mandan a los j¨®venes para hacer la fila de las cervezas antes de que empiece el zapateado. Las madres les dan a sus hijas la ¨²ltima acicalada antes de salir al escenario. Ellas nerviosas, cuchichean con las amigas mientras se ajustan las enaguas y fijan la peineta.
Los vecinos de Premi¨¤ de Dalt tambi¨¦n se apresuran, no todos los d¨ªas hay fiesta en el pueblo y qu¨¦ importa que no se tengan ra¨ªces andaluzas, lo que figura es convivir y comer el pescadito frito que ya huele por doquier. Las mujeres esbeltas de cabelleras rubias y lacias metidas en ajustados vaqueros, han dejado el BMW en el p¨®rtico de casa, y jalan del brazo a sus peque?as, quienes llevan puesto el ajuar de gitana. Ellas tambi¨¦n tendr¨¢n una participaci¨®n en el festejo junto a los cantaores profesionales, y cuando las ni?as y adolescentes suben a la tarima, las familias se abalanzan a tomarles la foto.
En la celebraci¨®n, no s¨®lo se mezclan las dos culturas: la catalana y la andaluza, sino las clases sociales, los de arriba y los de abajo, que divididos por mar y monta?a borran las geograf¨ªas a ritmo de buler¨ªas. Ya se ve a lo lejos la multitud. Los que no tienen coche y las muchachas del servicio dom¨¦stico arriban como pueden, porque en fin de semana no funciona el transporte p¨²blico para llegar a Premi¨¤ de Dalt. Algunas bolivianas, peruanas y dominicanas se asoman a la misa rociera en su d¨ªa libre, motivadas por la patrona, quien les dijo que tot ¨¦s molt maco y frente a la reproducci¨®n de la ermita de la Blanca Paloma comienza el canto y la oraci¨®n:
Al Roc¨ªo yo quiero volver
A cantar a la Virgen con fe
Con un ?Ol¨¦! ?Ole! ?Ol¨¦, ol¨¦, ol¨¦!...
Dios de salve Mar¨ªa
un rosal de hermosura
eres t¨² madre m¨ªa
de pureza original
?Ol¨¦! ?Ol¨¦! ?Ol¨¦, ol¨¦, ol¨¦!...
La escenograf¨ªa recuerda a esos programas musicales de televisi¨®n que satisfacen al p¨²blico recurriendo a la utiler¨ªa emblem¨¢tica: una plazoleta andaluza, la iglesia y una fuente rodeada de un camino de flores naturales. ?A qui¨¦n le importa que no sean las originales!, al igual que una enamorada se complace contemplando la ¨²nica foto que le dej¨® el novio antes de partir, los fieles y curiosos reciben la bendici¨®n frente a esa fachada blanca, cuya imitaci¨®n de puerta no conduce a ning¨²n lado, m¨¢s que a la parte trasera del polideportivo; sin embargo, para muchos no cabe la menor duda: se encuentran en Almonte, Huelva ante la mism¨ªsima ermita de la Virgen del Roc¨ªo.
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