Dos estampas de un pa¨ªs partido
Mientras unos vecinos denunciaban el crimen, otros permanec¨ªan en los bares
Aintzane tiene 26 a?os y las cosas muy claras. Es una de las camareras del bar Dovela, de Legutiano. Lleva el nombre del local en una camiseta que ayer resaltaba entre las docenas de personas que guardaron 15 minutos de silencio por el asesinato la v¨ªspera del guardia Juan Manuel Pi?uel Villal¨®n.
-"?Por qu¨¦ he venido a la concentraci¨®n y por qu¨¦ hemos cerrado?".
Aintzane no tarda ni un segundo en responder. "Es evidente, han matado a una persona", subrayaba ayer tras la muestra de repulsa realizada frente a la casa consistorial. Encima de las cabezas de los manifestantes, entre lo que se encontraba el alcalde del municipio, Pedro Berriozabal (EA) y el secretario general de ese partido y consejero del Gobierno vasco, Joseba Azkarraga, tres m¨¢stiles. Pero s¨®lo una bandera, la ikurri?a. La ense?a vasca estaba enrollada en el m¨¢stil y sin colocar, a media asta. Enfrente, una hilera de c¨¢maras y periodistas esperan a que pasen los minutos para entrar en directo o recoger las declaraciones llenas de lugares comunes en estos casos. Aintzane devora el primer plato en el comedor del local. Tiene que comer r¨¢pido, los clientes esperan. "Mira, yo respeto las ideas que tenga todo el mundo". A¨²n recuerda a ese guardia civil que muy de vez en cuando ven¨ªa con su mujer y su hijo. No era lo habitual. Aunque siempre ven¨ªa de paisano, como para pasar desapercibido. Para dar sensaci¨®n de normalidad.
"Yo quiero que Euskadi sea independiente, pero las cosas hay que hacerlas bien", confiesa esta camarera al periodista.
En la otra punta de la plaza, el encargado del bar Esneitza hace una apuesta al for¨¢neo: "Hoy no llueve, bueno hasta las siete y media, seguro. ?Apostamos algo? Seguro", reitera.
Se llama Boris y es un conocido abertzale en el municipio. Su bar ha permanecido abierto todo el d¨ªa. Todo normal. Como un d¨ªa cualquiera, Boris agasaja y cuida a su clientela. Los platos humeantes animan a quedarse. Dos estampas de un pa¨ªs partido.
En la plaza a¨²n resuena el eco del prolongado e intenso aplauso con el que los manifestantes han despedido a un convecino asesinado por ETA por vestir de verde y llevar un tricornio sobre la cabeza.
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