Italianos y vascos

Los autores de la pintada que se pod¨ªa leer ayer en Legutiano, Pikoletos a Marruecos, se mueven con los mismos argumentos y los mismos sentimientos "nacionales" que quienes intentan pegar fuego a los campamentos de gitanos en Italia.

Es asombroso que en el pa¨ªs de la Mafia y la Camorra, la manipulaci¨®n pol¨ªtica llegue hasta el extremo de hacer creer a los ciudadanos que sus problemas de inseguridad no derivan del crimen organizado, sino de unos 150.000 gitanos rumanos que se han instalado en los suburbios de sus ciudades (ver la gran cr¨®nica publicada ayer en este diario por Miguel Mora). Pero igualmente extra?o es que en Euskadi miles de vecinos est¨¦n dispuestos a hablar de los da?os que ha provocado un coche bomba en sus persianas o gallinas y que, sin embargo, se mantengan en silencio sobre el intento de volar una casa con 30 personas, entre ellas varios ni?os, en su interior.

Nuestra desorientaci¨®n es monumental. No tenemos ni idea de d¨®nde est¨¢n los aut¨¦nticos problemas

Tan incre¨ªble es que un pa¨ªs de casi 60 millones de habitantes, con m¨¢s de 30.000 d¨®lares de renta per c¨¢pita, crea que est¨¢ en peligro por 150.000 z¨ªngaros despose¨ªdos de casi todo, como que los abertzales vascos pretendan que la mayor¨ªa de los habitantes de Euskadi, (con los ingresos per c¨¢pita m¨¢s altos de Espa?a, 30.599 euros, siete mil m¨¢s que la media nacional), comprendan sus asesinatos, con la asombrosa idea de que est¨¢n oprimidos y de que tienen derecho a mucho m¨¢s.

Muy confusas tienen que estar estas antip¨¢ticas sociedades para permitir que sentimientos semejantes se instalen entre ellas sin provocar repugnancia. Sus problemas no radican en los gitanos, ni en los guardias civiles, sino en los sectores "duros" y, fundamentalmente, aprovechados que florecen en sus propias filas. Mucho peor que los problemas que pueda plantear la inmigraci¨®n irregular, son los problemas que plantean estas personas aut¨®ctonas siempre dispuestas a hacer creer a los despistados ciudadanos que la manera de defender su estatus es reaccionar violentamente protegiendo el corralito contra "ajenos". Cuando realmente lo ¨²nico que se termina protegiendo es su propio inter¨¦s y poder (de ellos).

Cada d¨ªa es m¨¢s sombr¨ªa la sensaci¨®n de que no tenemos ni idea de d¨®nde est¨¢n nuestros aut¨¦nticos problemas. Nuestra desorientaci¨®n es monumental, permanentemente preocupados y distra¨ªdos con enga?os y se?uelos, y sin tener un minuto para recapacitar sobre los imparables cambios que se est¨¢n produciendo en las estructuras b¨¢sicas de las sociedades desarrolladas, o sobre las formas en que esos cambios nos van a afectar y, quiz¨¢s, sobre las maneras en las que podr¨ªamos influir o, incluso, beneficiarnos en conjunto.

En lugar de eso, (por ejemplo, saber en qu¨¦ consiste esa extra?a palabra, flexiguridad, que aparece ahora en todos los estudios sobre los mercados de trabajo en Europa, Euskadi, resto de Espa?a e Italia incluidas), nos dejamos distraer con la idea de leyes especiales contra los inmigrantes o con declaraciones solemnes sobre derechos pretendidamente seculares. La realidad es que esa palabrita afectar¨¢ mucho m¨¢s a nuestra vida y a la de nuestros hijos que toda la emigraci¨®n de los gitanos rumanos o que el plan de Ibarretxe,

(Flexiguridad significa, entre otras cosas, permitir la m¨¢xima flexibilidad empresarial, es decir, lisa y llanamente, el despido libre, sin coste para el empleador, pero asegurando que en los periodos entre empleo y empleo el Estado se hace cargo del ciudadano, con programas sociales potentes y con planes de formaci¨®n que habiliten permanentemente para nuevas tareas. Son una especie de "puertas giratorias" a lo pobre (nada que ver con la de David Tanguas, o de los altos funcionarios que combinan lo p¨²blico y lo privado). En este caso, el giro es: ahora trabajas, ahora no, en cambios continuos y muy r¨¢pidos. La idea es que el Estado no te ayuda a permanecer en el puesto de trabajo sino a permanecer en el mercado laboral, dicen los expertos.

En Dinamarca, con un Estado social muy fuerte, es ya un ¨¦xito, pero ahora son todos los empresarios de toda Europa quienes reclaman el modelo. ?Qu¨¦ pasar¨¢ en Estados donde, al mismo tiempo, se disminuye la presi¨®n fiscal? Atenci¨®n a c¨®mo se desarrolla el Libro Verde elaborado hace ya un a?o por la Comisi¨®n Europea y titulado Modernizar el derecho laboral para afrontar los retos del siglo XXI y al debate que est¨¢ generando en sindicatos y en organizaciones sociales, no s¨®lo sobre los problemas sino tambi¨¦n sobre las oportunidades que se pueden desprender de ¨¦l).

La pena es que muchos italianos sigan distra¨ªdos, creyendo que sus problemas los va a solucionar Berlusconi y la infame persecuci¨®n de los gitanos y que muchos vascos sigan creyendo que Ibarretxe y el abertzalismo y el infame silencio que mantienen muchos de ellos puede ser la manera de arreglar los suyos. solg@elpais.es