Fabra, el otro referente
En el ¨²ltimo fuego de campamento del PP est¨¢n ardiendo muchas obediencias, unanimidades e hipocres¨ªas, en medio de una humareda que no impide vislumbrar la inevitable fractura que se ven¨ªa cocinando de antiguo, en esa derecha sin m¨¢s ideas ni prop¨®sitos que hacerse con una buena tajada de poder, a escopetazos o dentelladas. El ¨²ltimo fuego de campamento del PP es un fuego purificador para algunos e inquisitorial para otros. Para Rajoy, sin ir m¨¢s lejos, que de supuesto reh¨¦n ha dado, tras sus dos frustradas intentonas a la presidencia del Gobierno, en hereje, blanducho y vacilante. El hasta hora l¨ªder de los populares es una valiosa pieza a cobrar, por unos cazadores bien situados en los apostaderos de la caverna, y que ya andan voceando su piel, antes de abatirlo. Zaplana y Acebes se limitaron a dispararle con carabinas de aire comprimido, como si se tratara de un trofeo de feria, mientras Esperanza Aguirre le mostraba sus afiladas u?as, por si acaso. Pero las postas m¨¢s gruesas, con la marca de Jaime Mayor Oreja y las bendiciones de Aznar, han salido del trabuco de Mar¨ªa San Gil, quien adem¨¢s amenaza con retirarse, porque ya no se f¨ªa de Rajoy. En este follet¨ªn por entregas, como en cualquier otro, junto al villano, siempre aparece el h¨¦roe o la hero¨ªna, como sucede en este galimat¨ªas. Si el largo silencio de Rajoy, sus ambig¨¹edades y balbuceos, lo han expuesto a las diatribas desbocadas de muy relevantes y ambiciosos dirigentes de su propio partido, fue dar unos pases la San Gil -que si la ponencia pol¨ªtica esto, que si la ponencia pol¨ªtica lo otro, que si patat¨ªn, que si patat¨¢n-, para que se obrara el milagro, y en medio de la histeria que acompa?a siempre a estos deslumbrantes fen¨®menos, alg¨²n devoto exaltado grit¨®: "Donde est¨¢ Mar¨ªa est¨¢ el partido. Todos somos Mar¨ªa". Y as¨ª, en menos de horas cuarenta y ocho, Mar¨ªa San Gil pas¨® de la presidencia del PP en el Pa¨ªs vasco a los altares patrios, con la dignidad muy cuestionable de referente moral.
Desde su observatorio de la Diputaci¨®n de Castell¨®n, el hasta el momento intocable Carlos Fabra sigui¨® sagazmente las peripecias de la crisis, y viendo el cariz que tomaban, le hizo un corte de mangas a Camps, aunque no se le ocurri¨® decir: "Yo soy Mar¨ªa", sino "Yo soy Fabra", y donde est¨¢ Fabra est¨¢ la imputaci¨®n. ?Pasar¨¢ Fabra en horas cuarenta y ocho de su Diputaci¨®n al Juzgado?, ?se le conceder¨¢ el t¨ªtulo poco cuestionable de referente del trapicheo? Acaso esta Comunidad, que tan generosamente le empolla los votos al PP y los ladrillos al promotor inmobiliario, ?no se merece airear un referente de tal naturaleza?
Pero ¨¢ndense los populares cr¨ªticos, ac¨¦falos y tornadizos con mucho tiento, porque, en horas cuarenta y ocho, Rajoy ha pasado de la inacci¨®n y la permisividad, a la reconquista de las riendas de su liderazgo o a pretenderlo, con todo ¨ªmpetu y la mayor astucia. Rajoy ha confiado la misi¨®n de meter en cintura a los diputados m¨¢s d¨ªscolos de su tropa, a un hombre versado en el arte de la guerra y de la literatura cl¨¢sica: Federico Trillo. Al alba, Federico ya va por las calles, llev¨¢ndole billetitos a los elegidos. Eso, s¨ª: bien camuflado de Celestina.
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