Un muro pol¨¦mico

Cada vez parece m¨¢s evidente que Valentino Rossi ha vuelto. Si alguien pod¨ªa considerar su triunfo de China como algo anecd¨®tico, la carrera de ayer me lleva a pensar que el panorama del Mundial puede cambiar mucho si es que no lo ha hecho ya. En primer lugar, porque hay tres pilotos (Rossi, Lorenzo y Pedrosa) que se han distanciado del resto al frente de la clasificaci¨®n. Pero, sobre todo, por el rendimiento que Valentino recibe tanto de la moto como de los neum¨¢ticos.

Cuando termin¨® la temporada pasada y anunci¨® que, para ¨¦sta, iba a cambiar de suministrador de gomas [dej¨® de usar Michelin a equipar Bridgestone], le cayeron palos por todos lados. ?l ni se inmut¨® porque ten¨ªa claro que no era una cuesti¨®n de poner excusas, si no del rendimiento que le ofrec¨ªa el material del que dispon¨ªa. ?l dijo que, para poder demostrar que es mejor piloto que Stoner, era imprescindible que usara sus mismos neum¨¢ticos. Ahora que ya ha sabido adaptar su moto a estos nuevos compuestos, es capaz de batir a Stoner y a todos los dem¨¢s. Pero, a pesar de que los resultados en pista se empe?an en llevarme la contraria, a¨²n tengo mis dudas sobre si la decisi¨®n de Rossi de dividir el taller de Yamaha, con un muro, es algo positivo. Yo creo que no, porque siempre es m¨¢s f¨¢cil remar con cuatro remos (los cuatro pilotos oficiales de Yamaha) por un objetivo com¨²n (el t¨ªtulo), que hacerlo ¨¦l solo. Y lo m¨¢s curioso es que todo este proceso puede esconder una paradoja: es m¨¢s que probable que el m¨¢s beneficiado de la decisi¨®n de Rossi sea Jorge Lorenzo, que tiene libertad absoluta para trabajar para s¨ª mismo sin la obligaci¨®n de rendir cuentas al jefe. De hecho, creo que Lorenzo le debe a Rossi un porcentaje muy alto de los resultados que est¨¢ consiguiendo esta temporada. En primer lugar, porque Rossi se pas¨® todo el a?o pasado presionando a los ingenieros de Yamaha para que le ofrecieran una moto m¨¢s r¨¢pida. Y tambi¨¦n porque Michelin, la marca de neum¨¢ticos que Valentino dej¨® a la altura del bet¨²n, arde en deseos de que sea Lorenzo, su compa?ero de equipo y que adem¨¢s es novato, quien demuestre que su medida fue un tremendo error. Lo que est¨¢ claro es que Rossi puso en un compromiso a Yamaha, que se vio obligada a concederle el deseo a su piloto estrella. La divisi¨®n del equipo oficial supuso una diversificaci¨®n de los esfuerzos, porque entre el taller de Rossi y el de Lorenzo est¨¢ prohibido cualquier trasvase de informaci¨®n. Cuando entras en el taller de Kawasaki, sabes r¨¢pidamente qui¨¦n es el jefe (Michael Bartholemy), y lo mismo ocurre cuando te metes en el de Suzuki (Paul Denning) o en el de Ducati (Livio Suppo). En Yamaha no pasa lo mismo, y eso la hace m¨¢s d¨¦bil. Aunque lo m¨¢s flagrante ocurre en Honda, donde no hay muro que divida el taller pero la comunicaci¨®n entre los flancos de Pedrosa y Hayden es nula. Basta pasearse un d¨ªa por el carril de boxes y echarle un ojo al taller: los monitores de tiempo est¨¢n en los costados opuestos del garaje, de manera que los mec¨¢nicos de uno y otro piloto se dan la espalda en todo momento.

Es probable que Lorenzo sea el gran beneficiado de la decisi¨®n de Rossi de dividir en dos el taller de Yamaha

Con todo, s¨®lo hay una duda que a¨²n me queda por resolver: ?Qu¨¦ hubiera pasado si Lorenzo hubiera salido a la pista, en China y en Francia, en plenitud de condiciones? ?Hubiera podido disputarle la victoria a Rossi? Hay muchas carreras para descubrirlo, pero est¨¢ claro que la lesi¨®n que arrastra le resta mucho potencial.