Touri?o agradece a la emigraci¨®n su papel para conservar la cultura gallega
El presidente celebra las Letras Galegas ante 4.000 personas en Buenos Aires
Y al fin lleg¨® el calor. Despu¨¦s de seguir el rastro por Buenos Aires de la intelectualidad gallega en el exilio durante casi dos d¨ªas completos, el presidente de la Xunta encontr¨® en la emigraci¨®n pura y dura, la que sali¨® de Galicia expulsada m¨¢s por el hambre que por sus ideas, la pasi¨®n que le faltaba. En la Casa de Galicia y ante unos 4.000 emigrantes, en medio del fragor de gaitas y panderetas, Touri?o abandon¨® el cors¨¦ de las inauguraciones y encuentros literarios para entregarse al agradecimiento de una generaci¨®n que el paso de los a?os no ha distanciado de Galicia. Otra cosa es que tenga garantizado el relevo.
En la cuarta planta de la Casa de Galicia en Buenos Aires, una de las m¨¢s antiguas del mundo, un nada modesto pabell¨®n deportivo esperaba la noche del viernes (madrugada de ayer en Espa?a) al presidente repleto hasta la bandera de Galicia. Un ambiente casi asfixiante en otra calurosa noche de este extra?o oto?o argentino, que los veteranos asistentes trataban de sofocar a golpe de abanico. Se sucedieron las actuaciones de Leil¨ªa, los saludos grabados desde Galicia de escritores e intelectuales, dos ni?os leyeron poemas y finalmente llegaron los discursos. En el suyo, Emilio P¨¦rez Touri?o record¨® a los presentes su protagonismo en la conservaci¨®n de la cultura gallega, en unos a?os en que ¨¦sta permaneci¨® proscrita. "Sin los gallegos de Argentina, la cultura gallega habr¨ªa perecido", les agradeci¨®.
El acto, denominado Festa das Letras Galegas, culminaba semanas de aut¨¦ntica fiebre desde los m¨¢s lejanos centros gallegos de Argentina para la consecuci¨®n de invitaciones, que finalmente se agotaron. Nadie se quer¨ªa perder la oportunidad de vivir de cerca Galicia por una noche. Nadie, de los que abandonaron Espa?a cuando el pa¨ªs su-damericano acog¨ªa sucesivas oleadas de emigrantes; a juzgar por la edad de los asistentes, sus hijos no viven sus ra¨ªces con la misma pasi¨®n. Ejemplo de la falta de recambio generacional fueron los septuagenarios miembros del coro que cerr¨® el acto, con una interpretaci¨®n tan entra?able como desafinada del himno gallego.
Pero no fueron muchos los que se enteraron del himno, porque para entonces el presentador del acto ya hab¨ªa colapsado las escaleras con el anuncio de un c¨®ctel en la segunda planta. Cargado como estaba el ambiente, el atasco se desarroll¨® entre empujones y hasta en un conato de pelea. Los asistentes se perdieron por los recovecos de un lujoso edificio que exhibe el orgullo gallego en una oscura calle bonaerense, levantado entre sex-shops y bajos comerciales abandonados. Una sede dotada de piscina ol¨ªmpica, salas de reuniones y aulas de la escuela donde los nietos de los primeros emigrantes aprenden a mantener viva a este lado del Atl¨¢ntico la llama de su idioma familiar.
"Sois vosotros la mejor carta de presentaci¨®n de Galicia en el mundo", les asegur¨® Touri?o. Sin el esfuerzo de esos gallegos emigrados, la comunidad "no hubiese tenido futuro", continu¨®. "No se vivi¨® de la morri?a, se vivi¨® del trabajo y de la esperanza por mejorar", subray¨®, para recordar el papel desempe?ado por ilustres artistas gallegos que pasaron por Argentina, como Castelao, Dieste, Blanco Amor, Luis Seoane o Lorenzo Varela. Tambi¨¦n se refiri¨® a la realidad de Galicia, que dibuj¨® como una comunidad "moderna y avanzada", en cuya consecuci¨®n los emigrantes tuvieron buena parte del m¨¦rito. "Galicia es hoy una palabra respetada en el mundo, vinculada al Camino de Santiago, a la identidad europea, a la paz y a la democracia, a las playas y a los bosques, a las vacas y a los peces, a la gastronom¨ªa y al turismo", manifest¨®.
En el plano pol¨ªtico, dej¨® dos referencias. Una, el acuerdo -"un¨¢nime", subray¨®- del Parlamento de Galicia para que los emigrantes puedan votar "como se vota en democracia, en urna, mediante voto directo y secreto". La otra, la posibilidad de que los nietos de emigrantes puedan acogerse, si lo desean, a la nacionalidad espa?ola.
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