China teme ahora las epidemias
4,8 millones de desplazados por el terremoto se hacinan en campamentos
Media docena de soldados y polic¨ªas montan guardia ante la barrera, en Liming, un pueblo situado unos 80 kil¨®metros al noroeste de Chengdu (capital de la provincia de Sichuan). De vez en cuando, se apartan, y dejan pasar al veh¨ªculo. En otras ocasiones, obligan al coche que intenta cruzarla a dar media vuelta.
Nadie puede entrar sin un permiso especial en esta carretera, que conduce al ¨¢rea del epicentro del terremoto que sacudi¨® la provincia china de Sichuan el lunes de la semana pasada, dejando al menos 32.476 muertos, seg¨²n el recuento oficial de ayer. Y nadie puede salir sin pasar bajo la mirada atenta del equipo de Tian Jingqian. Porque este doctor del Centro de Control de Enfermedades tiene como responsabilidad evitar que los refugiados que huyen por esta v¨ªa de los pueblos de la zona que resultaron devastados por el se¨ªsmo puedan propagar infecciones.
La Organizaci¨®n Mundial de la Salud ha advertido que las masificadas condiciones en las que viven los desplazados pueden ser fuente de epidemias. Pero Pek¨ªn asegura que no se ha detectado ning¨²n problema de este tipo.
Tian lo corrobora. "Algunos ni?os tienen erupciones en la piel, porque las condiciones higi¨¦nicas no son muy buenas, pero no hemos registrado problemas serios de enfermedades infecciosas", dice.
Muchas de los 4,8 millones de personas que se quedaron sin hogar cuando el terremoto redujo pueblos enteros a escombros han optado por vivir en tiendas de lona y pl¨¢stico junto a los muros semiderruidos de lo que fueron sus casas; otras se han agrupado en campamentos improvisados, y otras m¨¢s se han instalado en campamentos organizados por el Gobierno, donde reciben comida y tratamiento sanitario gratuito. "Tenemos comida y m¨¦dicos, y desinfectan a menudo, pero no sabemos cu¨¢ntos nos vamos a quedar", dice Huang Xia, de 40 a?os, a la puerta de su tienda de lona azul, de unos 12 metros cuadrados, montada en las instalaciones la Universidad de Dujiangyan, cerca de Liming. Al lado, se alinean decenas de tiendas de campa?a del mismo color. Una compa?¨ªa energ¨¦tica ofrece electricidad gratuita.
Sin embargo, Li, una mujer de 60 a?os, que duerme en el suelo en un pabell¨®n deportivo polvoriento en el mismo campamento, est¨¢ enfurecida. "Cuando se produjo el terremoto, yo estaba en la calle, y me ca¨ª. Mi casa ha quedado destruida, y aqu¨ª no hay tiendas para todos", dice, mientras se toca el rostro amoratado.
El mayor campo de refugiados ha sido instalado en el polideportivo de Mianyang, 140 kil¨®metros al noroeste de Chengdu, donde viven miles de personas. En las paredes, hay papeles con fotos de desaparecidos. Pek¨ªn asegura que a¨²n quedan 9.500 personas bajo los escombros.
Mientras tanto, pareci¨® calmarse la amenaza de inundaciones, a causa de los r¨ªos que fueron taponados por corrimientos de tierras durante el terremoto, despu¨¦s de que el agua de algunos de los lagos formados pasara por encima de las barreras sin problemas. El Gobierno afirma que ning¨²n embalse ha reventado y que las instalaciones nucleares de la zona son seguras.
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