Ir al hospital como se sube al avi¨®n
"Se?oras y se?ores, bienvenidos a bordo del vuelo 999 de Hispania Airlines con destino Madrid. Les habla el comandante. En pocos minutos cerraremos las puertas de embarque. La duraci¨®n del vuelo ser¨¢ de dos horas. Tengo el placer de informarles de que tenemos un 96% de probabilidades de alcanzar nuestro destino sin que se produzcan grandes da?os durante el vuelo y que la posibilidad de cometer un error grave, tanto si se lesionan o no, es de s¨®lo un 7%. Abr¨®chense los cinturones de seguridad y disfruten del vuelo. El personal de cabina les informar¨¢ de las dudas que tengan. El tiempo en Madrid es soleado".
?Se quedar¨ªan ustedes en el avi¨®n? Lo dudo. Por suerte, las estad¨ªsticas sobre seguridad de las compa?¨ªas a¨¦reas son much¨ªsimo mejores que estos datos. Desde 1990 las l¨ªneas a¨¦reas de EE UU y de la UE s¨®lo han tenido un accidente por cada cuatro millones de aviones que despegan, pese al aumento del tr¨¢fico a¨¦reo y a la complejidad de los sistemas de vuelo. Un pasajero tendr¨ªa que volar continuamente durante 20.000 a?os para tener un 50% de probabilidades de sufrir un accidente a¨¦reo.
Un estudio realizado en EE UU muestra que se cometen errores graves en 7 de cada 100 pacientes
La asistencia sanitaria es una historia muy diferente. La complejidad de la medicina moderna se asocia con riesgos que asustan. Un estudio reciente en dos de los mejores hospitales de EE UU demostr¨® que se produc¨ªan errores graves o potencialmente graves en 7 de cada 100 pacientes. Una revisi¨®n de m¨¢s de 30.000 historias cl¨ªnicas en Nueva York encontr¨® que cerca del 4% de los pacientes desarrollaron complicaciones durante su hospitalizaci¨®n: m¨¢s de la mitad eran evitables y el 14% causaron la muerte.
Si estas cifras se extrapolaran al sistema sanitario espa?ol, m¨¢s de 17.000 personas morir¨ªan cada a?o por errores evitables. Es verdad que existen riesgos por el hecho de estar encamado en un hospital, pero si adem¨¢s el paciente est¨¢ en coma o necesita respiraci¨®n artificial, el riesgo de complicaciones es mayor. Hace unos a?os, m¨¦dicos de Israel publicaron que en pacientes muy graves se realizaban unas 180 acciones cada d¨ªa (auscultar, dar una medicaci¨®n, cambiar las s¨¢banas, extraer sangre, insertar un cat¨¦ter intravenoso o aspirar secreciones traqueales), cada una de ellas con sus riesgos. Descubrieron que los profesionales sanitarios comet¨ªan una media de un error por cada 100 actos; esto es, cerca de dos errores diarios por paciente.
Estos datos est¨¢n empezando a llamar la atenci¨®n de profesionales y gestores sanitarios en todo el mundo para reformar y evaluar con rigor los cuidados sanitarios y hacerlos mucho m¨¢s seguros. Entre las acciones propuestas se incluyen la formaci¨®n continuada de todos los empleados de centros sanitarios y la implantaci¨®n de normas obligatorias de cuidados, programas de vigilancia y sanciones. Estudios cient¨ªficos en psicolog¨ªa de organizaciones han dejado claro que en empresas complejas como los hospitales, la seguridad no depende de la persuasi¨®n sino del dise?o apropiado de los equipos, de los trabajos, de los sistemas de apoyo y de la propia organizaci¨®n. Si queremos una asistencia sanitaria m¨¢s segura tendremos que dise?ar programas y sistemas de cuidados m¨¢s seguros. Cada a?o, unas 300.000 personas desarrollan infecciones adquiridas en los hospitales espa?oles, algunas de ellas causadas por bacterias tan letales como el Acinetobacter que podr¨ªa haber causado cientos de muertos por neumon¨ªa y sepsis en los ¨²ltimos tres a?os. Las especies de esta bacteria son resistentes a muchos antibi¨®ticos y capaces de sobrevivir en cualquier sitio de un hospital, como se ha visto en el reciente brote del hospital 12 de Octubre de Madrid.
En respuesta a este problema, la Secretar¨ªa para la Salud en Gran Breta?a ha puesto en marcha una serie de medidas para reducir el riesgo de transmisi¨®n de infecciones. La clave no est¨¢ en nuevos descubrimientos ni en mejores diagn¨®sticos, sino en la limpieza as¨¦ptica y celosamente controlada de las camas y aparatos que se usan en pacientes (pies de sueros, sillas de ruedas, bombas de infusi¨®n, estetoscopio) y en el lavado de manos antes y despu¨¦s de cada vez que el personal sanitario atienda a un paciente. Por lo general, los m¨¦dicos y profesionales de enfermer¨ªa no suelen limpiar o desinfectar el estetoscopio que llevan alegremente al cuello o asomando por los bolsillos de la bata o del pantal¨®n. Los hospitales brit¨¢nicos exigir¨¢n que sus profesionales sanitarios cumplan con rigor las normas de esterilidad en todos los procedimientos invasivos, as¨ª como ciertas normas de disciplina en el vestido y en el uso de uniformes dentro y fuera del hospital. No se permitir¨¢ el uso de ninguna prenda o accesorio que cubra o se ponga en los brazos por debajo de los codos ya que las mangas, relojes, pulseras y anillos est¨¢n contaminados. Es el adi¨®s a la cl¨¢sica bata blanca y al uso de la corbata a la cabecera del paciente. ?Qui¨¦nes lavan regularmente su corbata? Todos los hospitales deber¨¢n controlar cualquier violaci¨®n de estas medidas y hacer p¨²blica su incidencia global de infecciones.
Dec¨ªa Arist¨®teles que "nos convertimos en lo que hacemos; as¨ª pues, la excelencia es m¨¢s un h¨¢bito que una virtud". Los pacientes demandan que los profesionales sanitarios tengan los mismos h¨¢bitos de seguridad que percibimos cuando subimos a un avi¨®n.
Jes¨²s Villar, Red de Investigaci¨®n Traslacional en Disfunci¨®n Org¨¢nica. Hospital Universitario Dr. Negr¨ªn, Las Palmas de Gran Canaria.
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