Otra final ag¨®nica para el United
Un fallo de Anelka en los penaltis concede al Manchester su tercer t¨ªtulo tras un duelo extenuante
Las dos superpotencias del imperial f¨²tbol ingl¨¦s se jugaron su supremac¨ªa europea durante dos horas de un partido extenuante, de m¨¢xima exigencia f¨ªsica, disputado a un ritmo s¨®lo al alcance de muy pocos equipos. En la primera final brit¨¢nica, el Manchester sacudi¨® al inicio y luego fue a rebufo del Chelsea, mucho m¨¢s atl¨¦tico, hasta los penaltis. Tal fue el equilibrio y la incertidumbre que fueron necesarios 14 ag¨®nicos lanzamientos. Fall¨® Cristiano Ronaldo, sobre el que estaban todos los focos, y s¨®lo un resbal¨®n de Terry, en pleno aguacero moscovita, impidi¨® que la final dejara marcado al portugu¨¦s. La desgracia fue para Anelka, que intenta remontar su carrera tutelado por Roman Abramovich, que en su feudo se qued¨® a un cent¨ªmetro de ver el primer gran t¨ªtulo europeo del club londinense. Para el United ya son tres, y el de anoche, al igual que el del Camp Nou en 1999, logrado al l¨ªmite de sus fuerzas, en el ¨²ltimo suspiro.
MANCHESTER UNITED 1 CHELSEA 1
Manchester United: Van der Sar; Brown (Anderson, m. 125), Ferdinand, Vidic, Evra; Hargreaves, Scholes (Giggs, m. 87), Carrick, Cristiano Ronaldo, Rooney (Nani, m. 102) y T¨¦vez. No utilizados: Kuszczak; O'Shea, Fletcher y Silvestre.
Chelsea: Cech; Essien, Carvalho, Terry, A. Cole; Ballack, Makelele (Belletti, m. 124), Lampard; J. Cole (Anelka, m. 99), Drogba y Malouda (Kalou, m. 93). No utilizados: Cudicini; Shevchenko, Mikel y Alex.
Goles: 1-0. M.26. Cristiano Ronaldo cabecea un centro de Brown. 1-1. M. 45. Lampard aprovecha un rechace tras un disparo de Essien que toca en la defensa.
?rbitro: Lubos Michel (Esl.). Expuls¨® con roja directa a Drogba (m. 116). Amonest¨® a Makelele, Scholes, Ferdinand, Carvalho, T¨¦vez, Vidic, Ballack y Essien.
70.000 espectadores en el estadio Luzhniki de Mosc¨². Penaltis: 1-0: T¨¦vez, gol. 1-1: Ballack, gol. 2-1: Carrick, gol. 2-2: Belletti, gol. 2-2: Cristiano Ronaldo, para Cech. 2-3: Lampard, gol. 3-3: Hargreaves, gol. 3-4. A. Cole, gol. 4-4: Nani, gol. 4-4: Terry, falla. 5-4: Anderson, gol. 5-5: Kalou, gol. 6-5: Giggs, gol. 6-5: Anelka, para Van der Sar.
Gloria al United a 50 a?os de la tragedia de M¨²nich y al rutilante f¨²tbol ingl¨¦s
El partido, tan volc¨¢nico a partir del descanso, arranc¨® trabado hasta que un brochazo de Scholes le cambi¨® el aire. El f¨²tbol no siempre requiere fuego y arabescos. En este juego la sencillez es un don. Y Scholes, un maravilloso futbolista que vive de puntillas en una profesi¨®n tan hollywoodiense, tiene un talento natural que le permite descorchar los partidos sin estridencias. As¨ª ocurri¨® mediado el primer acto. El encuentro era puro barbecho, pero al silencioso centrocampista del United le dio un arrebato de sensatez y se ali¨® con Brown para ejecutar la primera pared de la noche. Una suerte que el vertiginoso y metal¨²rgico f¨²tbol de hoy parece empe?ado en desterrar. Con un toque, Scholes agriet¨® la defensa del Chelsea, centr¨® Brown y Cristiano Ronaldo super¨® a Cech con un preciso remate de cabeza.
En ventaja, el United domestic¨® a su rival, tan irritado en el primer tiempo que se olvid¨® del juego. Recuper¨® la memoria tras un afortunado gol de Lampard, a segundos del descanso, tras un doble rebote y un resbal¨®n de Van der Sar. Un tanto que revitaliz¨® el choque de forma extraordinaria en el segundo tramo, convertido en un asalto gobernado de forma extraordinaria por un Makelele tan vigorizante como en sus a?os mozos. Elevados los decibelios, el partido exigi¨® lo mejor de cada equipo, y la mayor¨ªa respondi¨®. Hasta entonces, s¨®lo hab¨ªan cotizado Scholes y Cristiano Ronaldo.
No hay mejor veta actual en el planeta f¨²tbol que la de Cristiano Ronaldo. Ya no es s¨®lo aquel extremo potente, veloz y algo titiritero que import¨® el Manchester del Sporting de Lisboa. Ahora, a sus 23 a?os, tras cinco en la academia de Alex Ferguson -que ya tiene 29 t¨ªtulos con el United- y Carlos Queiroz, mantiene sus cualidades de juvenil, pero ahora tiene pausa y se ha iluminado ante el gol. Resulta impagable un extremo que anota 31 en la Premier y ocho en 11 partidos de Champions. Su repertorio es infinito: hace diana con la pierna derecha, con la izquierda, de cabeza, de falta... Y no s¨®lo remata, tambi¨¦n es servicial. Para asentarse en el olimpo, a Ronaldo le faltaba examinarse en un gran escaparate. A los grandes se les espera en las finales y en la de ayer, su primera, dej¨® huellas, pese a su tiritona en la rueda de los penaltis, situaci¨®n en la que tantos legendarios se han estrellado (Zico, Platini, Baggio...).
Inexperto en las grandes citas y extraviado por el rango de la de Mosc¨², la carambola que aprovech¨® Lampard templ¨® al Chelsea, al que el div¨¢n del descanso le sent¨® de maravilla. Para el grupo de Grant, el envite comenz¨® en el segundo tiempo. El Chelsea, con mayor dep¨®sito, se exprimi¨®, y el United se desfond¨® y dio los mismos s¨ªntomas de asfixia del final de curso en la Premier, torneo en el que se impuso por un dedo en la ¨²ltima jornada tras haber dominado con autoridad toda la temporada. Adem¨¢s, pag¨® con creces el empecinamiento de Ferguson en enjaular a Ronaldo en una banda hasta el ¨²ltimo minuto. Lampard y Ballack tomaron el mando, emergi¨® Joe Cole y Essien se despreocup¨® de Cristiano Ronaldo y rem¨® como una manada por la orilla derecha. Al Chelsea, tan premiado en el tanto del empate, la ruleta se le volvi¨® en contra. En pleno arrebato blue, Drogba dio se?ales con un magn¨ªfico remate al poste. La misma frustraci¨®n que sufri¨® Lampard ya en la pr¨®rroga.
En el tercer tiempo el choque no perdi¨® un ¨¢pice de emotividad. No son pocos los equipos que sufren un ataque de p¨¢nico ante un posible gol en contra que resulte irremediable, pactan con la mirada un armisticio y se citan en los penaltis. Por suerte, por mucha mutaci¨®n que haya tenido, en el f¨²tbol ingl¨¦s a¨²n prevalecen cuestiones innegociables. Una de ellas es especular de forma remolona, da igual las circunstancias. Para el ¨²ltimo combate, Ferguson dio carrete a Giggs, uno de sus pretorianos, y ¨¦ste pudo sellar su fabulosa carrera con un gol de diamantes, pero Terry desvi¨® con la frente su disparo cuando nadie cobijaba ya su porter¨ªa.
En el tramo final se dispar¨® el voltaje, con los dos equipos tan desgastados que hubo un instante en el que hasta seis jugadores padec¨ªan calambres a la vez. Hasta Lampard y Hargreaves se socorrieron mutuamente. No todo fue concordia. Drogba solt¨® una bofetada a Vidic y el Chelsea tuvo que resistir con diez. El duelo colectivo dio paso a los retos individuales. Fall¨® Anelka, acert¨® Van der Sar. Gloria al United 50 a?os despu¨¦s de la tragedia de M¨²nich y al rutilante f¨²tbol ingl¨¦s.
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