Bruce Weber bucea en las sombras de Chet Baker
El festival recupera 'Let's get lost', el filme sobre el legendario trompetista
En Let's get lost hay jazz, coches y mujeres. No pod¨ªa ser de otra manera en una pel¨ªcula sobre Chet Baker. Bruce Weber rod¨® aquel documental hace ahora 20 a?os y Cannes lo ha reestrenado en un emocionante rinc¨®n dedicado a los cl¨¢sicos. Weber, con su aspecto de Pap¨¢ Noel grunge, habla de la pel¨ªcula agarrado a su vieja c¨¢mara Rollieflex. Hace sol, y el fot¨®grafo favorito de modelos como Linda Evangelista se tapa la calva con su caracter¨ªstico pa?uelo azul. "Todav¨ªa descubro muchas cosas en la calle", asegura. "Ayer mismo vi a dos ancianas de unos ochenta a?os caminando por la playa a las que les hubiera dedicado una larga sesi¨®n. No me he aburrido de esto todav¨ªa", afirma se?alando su c¨¢mara.
Let's get lost naci¨® de la fascinaci¨®n de Weber por Chet Baker. El fot¨®grafo no sab¨ªa si quer¨ªa hacer una pel¨ªcula sobre el trompetista, pero s¨ª sab¨ªa que quer¨ªa estar cerca de aquel hombre y de su m¨²sica. "Siempre me ha gustado la gente complicada y ¨¦l lo era, y mucho. Todo el mundo ten¨ªa su historia sobre Chet y yo quer¨ªa vivir la m¨ªa. As¨ª que un grupo de j¨®venes nos pegamos a ¨¦l y le seguimos por el mundo. Era en sus horas bajas, su peor momento, y de alguna manera creo que le ayudamos. Para nosotros fue una experiencia vital". Weber pas¨® de la idea de unas fotograf¨ªas sobre el m¨²sico a la de un cortometraje de apenas tres minutos, y de ah¨ª a la pel¨ªcula de m¨¢s de dos horas que finalmente se estren¨® y que en 1989, poco despu¨¦s de que Baker se arrojara por la ventana de un hotel en Amsterdam, lograba el Premio de la Cr¨ªtica en el Festival de Venecia.
Una joya en blanco y negro en la que Baker habla, miente, bebe, besa, canta, explica c¨®mo le rompieron los dientes o por qu¨¦ de todas las drogas la que m¨¢s le gusta es el speedball. Baker se enfada cuando le han fastidiado el subid¨®n en una toma y canta como los ¨¢ngeles en una fiesta en la que ¨¦l piensa que nadie quiere escucharle. Entona "Almost me / almost you / almost blue", y es imposible no temblar. Habla ¨¦l, hablan sus mujeres y hablan sus hijos. Una pel¨ªcula con un extra?o ritmo sexual, contagiada de la elegancia del hombre al que filmaban. "Es lo que ocurre cuando uno empieza con un documental sobre un personaje real; es imposible calcular la dimensi¨®n que puede tener el largometraje, no hay gui¨®n, no hay nada, s¨®lo un personaje dispuesto a dejarse ver o no. A Chet le gustaba la c¨¢mara porque para ¨¦l era como cantar, siempre seduciendo, y por eso la pel¨ªcula creci¨® casi sin propon¨¦rnoslo".
"Fue un rodaje loco, no pod¨ªa ser de otra manera con Chet", recuerda Weber. "?l no ten¨ªa casa y nosotros le segu¨ªamos. Chet no se comportaba como un hombre mayor porque ¨¦l nunca se sinti¨® mayor. Ante la c¨¢mara ten¨ªa la misma actitud que cuando era joven y guapo. He fotografiado a mucha gente mayor y nunca he visto a nadie con esa actitud, por eso la c¨¢mara le adoraba. Vivir a su lado no era f¨¢cil, siempre tra¨ªa problemas; sin embargo, hab¨ªa algo en ¨¦l que le salvaba de las peores situaciones. En los aeropuertos, por ejemplo, siempre ten¨ªamos problemas con la polic¨ªa por las drogas. Los perros descubr¨ªan la maleta de Chet aunque luego aquellos mismos perros se enamoraban de ¨¦l. Incluso lleg¨® a adoptar alguno, era incre¨ªble".
En los a?os 50, Marilyn Monroe y Jane Russell sol¨ªan sentarse en primera fila de The Haig para escuchar a Baker con Gerry Mulligan. "Es lo que ¨¦l cantaba en Love and fascination. ?l provocaba esa ilusi¨®n, puro romanticismo, pura dulzura, pero esa misma ilusi¨®n se volv¨ªa desilusi¨®n porque Chet no pod¨ªa comprometerse con nada ni con nadie. Era una rueda que no dejaba de girar y que nadie pod¨ªa sujetar. S¨®lo val¨ªa contemplarle cuando se dejaba, pero no pod¨ªas pedirle m¨¢s"."Chet provocaba puro romanticismo, pura dulzura, y luego desilusi¨®n"
Babelia
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