?Puede pasar Ir¨¢n de bandido a gendarme?
La exhibici¨®n de fuerza de Hezbol¨¢ en Beirut confirma a Ir¨¢n como potencia regional. El inter¨¦s nacional, tanto o m¨¢s que la ideolog¨ªa islamista, gu¨ªa su acci¨®n. Y la torpe pol¨ªtica de Bush juega a su favor
De las muchas historias heroicas que alberga el alma de un pueblo tan longevo como el iran¨ª, una, la del imam Hussein, es hoy relativamente conocida en Occidente. Nieto del profeta Mahoma, el imam Hussein muri¨® combatiendo en Kerbala, hacia el a?o 680 de la era cristiana. De los triunfadores de aquella batalla surgi¨® el mayoritario islam sun¨ª; de los derrotados seguidores del imam Hussein, el islam chi¨ª, minoritario excepto en Ir¨¢n y algunos pa¨ªses ¨¢rabes.
Menos conocida en Occidente, y mucho m¨¢s vieja, es otra de las historias que se escuchan en los hogares iran¨ªes: la de Arash el Arquero. En tiempos mitol¨®gicos, los anteriores a la escritura y el monote¨ªsmo, los pueblos de Ir¨¢n y de Tur¨¢n acordaron terminar una guerra por sus respectivos l¨ªmites fronterizos mediante una prueba singular. Arash, un guerrero iran¨ª, lanzar¨ªa una flecha en direcci¨®n a Tur¨¢n, y donde ¨¦sta cayera se fijar¨ªan los lindes. Arash subi¨® a la monta?a m¨¢s alta de Ir¨¢n, el Damavand, tens¨® su arco y lanz¨® la flecha. ?sta vol¨® durante horas hasta alejarse m¨¢s de 2.000 kil¨®metros, concedi¨¦ndole as¨ª al pueblo persa un inmenso territorio. Consumido por el tremendo esfuerzo f¨ªsico, Arash falleci¨® de inmediato.
Ahora la cuesti¨®n es c¨®mo convertir a Ir¨¢n en un factor de estabilidad en Oriente Pr¨®ximo
El pr¨®ximo presidente de EE UU deber¨ªa volver a la 'realpolitik' y pactar con Teher¨¢n
En el verano de 2006, Israel invadi¨® L¨ªbano por en¨¦sima vez y fracas¨® frente a la resistencia de Hezbol¨¢. Comentando en la BBC que tal fiasco reforzaba la influencia regional de Ir¨¢n, el veterano John Simpson hizo una observaci¨®n muy inteligente: "Durante los ¨²ltimos 30 a?os, Occidente se ha obsesionado por el fundamentalismo religioso de la Rep¨²blica Isl¨¢mica de Ir¨¢n, pero ha olvidado que la revoluci¨®n de Jomeini fue tambi¨¦n una declaraci¨®n de independencia respecto al control brit¨¢nico y estadounidense". En efecto, el nacionalismo iran¨ª -incluido el secular, el encarnado por Mossadegh a mediados del siglo XX- estuvo en 1979 con Jomeini. Desde entonces, dos vectores, el islamismo en versi¨®n chi¨ª y el nacionalismo persa -el imam Hussein y Arash el Arquero- gu¨ªan la acci¨®n internacional del r¨¦gimen de los ayatol¨¢s.
Has Iran Won? (?Ha ganado Ir¨¢n?), se preguntaba a todo trapo la portada de The Economist del pasado 2 de febrero. El interrogante ven¨ªa a cuento del informe de diciembre de 2007 de los servicios secretos norteamericanos que asegura que el programa nuclear iran¨ª no es una amenaza tan inminente ni tan grave para la seguridad mundial como predica la Casa Blanca. Aun discrepando de las conclusiones de los esp¨ªas, el editorial del semanario brit¨¢nico proclamaba que lo m¨¢s sabio que puede hacer Washington es pactar con Teher¨¢n, y ello sin poner como condici¨®n previa el abandono del programa nuclear iran¨ª.
Es un hecho que la torpe, belicista y altamente ideologizada pol¨ªtica de George W. Bush ha contribuido a hacer de Ir¨¢n una potencia en Oriente Pr¨®ximo y Asia Central; la cuesti¨®n ahora es c¨®mo convertirla en un factor de estabilidad en la zona m¨¢s inflamable del planeta. Y salvo los ¨²ltimos cheerleaders de Bush, los especialistas opinan que va llegando el momento de que Estados Unidos haga con relaci¨®n al Ir¨¢n jomeinista lo que Kissinger y Nixon hicieron en su momento respecto a la China mao¨ªsta: realpolitik; esto es, aceptar su existencia y negociar una coexistencia pac¨ªfica. As¨ª lo han insinuado en EL PA?S el ex ministro israel¨ª de Exteriores Shlomo Ben Ami y el especialista en asuntos militares, y tambi¨¦n israel¨ª, Martin van Creveld. Y as¨ª lo dice sin ambages Marc Gasiorowski, director de Estudios Internacionales de la Universidad del Estado de Luisiana y buen conocedor de Ir¨¢n.
De hecho, remarca Gasiorowski, esto es lo que, a fines de 2006, vino a proponer el Grupo de Estudios sobre Irak (GEI) dirigido por James Baker. El GEI constat¨® que, sin la ayuda de Ir¨¢n y Siria, EE UU jam¨¢s podr¨¢ alcanzar una soluci¨®n en Irak que pueda presentar como un triunfo, y sugiri¨® que Washington iniciara con Teher¨¢n un di¨¢logo sobre todas las cuestiones litigiosas -Irak, L¨ªbano, el conflicto israel¨ª-palestino, el programa nuclear, la seguridad en el Golfo...- , ofreci¨¦ndole un estatuto de interlocutor respetable. "El di¨¢logo con EE UU", dijo Baker, "no es una recompensa por el buen comportamiento, sino un m¨¦todo para intentar conseguirlo".
Deber¨ªa ser a¨²n m¨¢s evidente tras lo ocurrido en Beirut a comienzos de este mes. En menos de lo que se tarda en contarlo, Hezbol¨¢ se hizo con el control del oeste de Beirut, corroborando, dice el analista Rami Khouri, que "no s¨®lo es la facci¨®n pol¨ªtica y militar m¨¢s poderosa del pa¨ªs de los cedros, sino todo un Estado dentro de un Estado d¨¦bil". Acto seguido, Hezbol¨¢ hizo una demostraci¨®n de prudencia al replegarse, renunciar a la toma del poder y aceptar la reci¨¦n culminada negociaci¨®n sobre su derecho a veto en los asuntos libaneses. Una y otra cosa, osad¨ªa en la exhibici¨®n de su relativa fuerza y prudencia a la hora de la verdad, son tan propias de ese movimiento chi¨ª liban¨¦s como de su padrino, la Rep¨²blica Isl¨¢mica de Ir¨¢n.
El ascenso de Ir¨¢n es fruto tanto de esa astuta combinaci¨®n como de una racha de buena suerte. El hundimiento de la Uni¨®n Sovi¨¦tica le quit¨® de encima el comunismo; la invasi¨®n de Afganist¨¢n por EE UU le elimin¨® al inc¨®modo vecino talib¨¢n, y el mismo EE UU derroc¨® a su gran rival, Sadam Husein. Lo ¨²ltimo le ha permitido tensar lo que el rey jordano Abdal¨¢ II llama "el arco chi¨ª" (Ir¨¢n-Irak-L¨ªbano). La flecha de Arash vuela de nuevo muy lejos.
Para el r¨¦gimen jomeinista fue toda una revancha de la historia la c¨¢lida bienvenida a Bagdad que en marzo le diera el actual Gobierno iraqu¨ª a Ahmadineyad. Comentando aquella visita, Gilles Kepel record¨® que Teher¨¢n est¨¢ actuando con notable cautela en Irak. No desea una total descomposici¨®n de ese pa¨ªs, que podr¨ªa convertir a su parte sun¨ª en un santuario de Al Qaeda y tambi¨¦n empujar hacia Ir¨¢n a cientos de miles de refugiados chi¨ªes. Asimismo result¨® significativo que Ahmadineyad fuera hu¨¦sped de la ¨²ltima cumbre del Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo, un ¨®rgano creado en 1981 precisamente para oponerse al Ir¨¢n jomeinista. El mensaje fue claro: los emiratos del Golfo quieren estar a buenas con Teher¨¢n.
Con un Afganist¨¢n donde las cosas se complican y un Irak donde no marchan tan bien, un ataque norteamericano contra Ir¨¢n no es una opci¨®n, si es que alguna vez lo fue. S¨®lo servir¨ªa para propagar a¨²n m¨¢s las llamas del terror y la guerra. Pero entre el belicismo y la impotencia, el futuro presidente de EE UU tiene un tercer camino: el di¨¢logo que explor¨® Bill Clinton cuando el presidente iran¨ª era el reformista Jatam¨ª. Eso s¨ª, el sucesor de Bush deber¨ªa olvidarse de ideolog¨ªas mesi¨¢nicas, asumir el pragmatismo y aceptar que la libertad y la igualdad llegar¨¢n a Ir¨¢n a trav¨¦s de un proceso interno.
Ir¨¢n, dice Olivier Roy, es "una pieza clave del tablero de Oriente Pr¨®ximo y la ¨²nica que parece tener una estrategia coherente, en la que las consideraciones a corto plazo se articulan dentro de una visi¨®n a largo plazo". Ya hace mucho que renunci¨® a exportar la revoluci¨®n jomeinista y lo que hoy pretende es que el mundo le reconozca la condici¨®n de potencia regional que ha alcanzado de facto. Para ello, se?ala Roy, usa instrumentos t¨¢cticos como la ret¨®rica antiamericana, antiisrael¨ª y panislamista, que le permite conectar incluso con sectores fundamentalistas o nacionalistas ¨¢rabes sun¨ªes (v¨¦ase Ham¨¢s), y una gran habilidad para librar batallas lo m¨¢s lejos posible de sus fronteras (de ah¨ª su activismo en L¨ªbano y Palestina y su bajo perfil en Irak y Afganist¨¢n).
?Puede un pa¨ªs que en las ¨²ltimas tres d¨¦cadas ha sido considerado por Washington un "bandido" pasar a convertirse en un "gendarme" regional? La diplomacia existe, precisamente, para conseguir tales milagros. Ir¨¢n tiene 70 millones de habitantes, grandes riquezas petroleras, un Estado s¨®lido para la media regional, una h¨¢bil diplomacia e influencia entre los chi¨ªes de Irak y L¨ªbano y los islamistas sun¨ªes palestinos. Que es capaz de realpolitik lo prueba su matrimonio de conveniencia con la Siria secular y panarabista de la familia Assad.
El nacionalismo jam¨¢s se ha extinguido entre los iran¨ªes. Ellos son persas, no ¨¢rabes; arios, no semitas; no hablan la lengua del Cor¨¢n, sino farsi, y ni siquiera su islam, el chi¨ª, es el de la mayor¨ªa de los ¨¢rabes. Confundirlos con Bin Laden es un disparate. Pero el griter¨ªo neocon ha hecho olvidar que Ir¨¢n cooper¨® con EE UU en la guerra del Golfo de 1991, el derrocamiento de los talibanes de Afganist¨¢n en 2002 y la invasi¨®n de Irak de 2003. Y tambi¨¦n que es un fiero enemigo de Bin Laden, Al Qaeda y el yihadismo internacional sun¨ª.
Instalado en su cerril discurso sobre el Eje del Mal, Bush ha ignorado el terreno explorable. Pero si su sucesor tuviera valor e inteligencia podr¨ªa ser en relaci¨®n a Oriente Pr¨®ximo lo que sorprendentemente Nixon fue para Asia: un pacificador.
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