Bachillerato: derechos y calidad
En estos ¨²ltimos d¨ªas algunas voces han expresado su punto de vista cr¨ªtico en torno a la llamada supresi¨®n del bachillerato nocturno. Se parte, en general, de una hip¨®tesis alejada de la realidad: Educaci¨®n -se dice- ha decidido suprimir totalmente la tradicional oferta de bachillerato nocturno. A partir de aqu¨ª se llega a conclusiones pr¨¢cticamente id¨¦nticas: decisi¨®n antisocial, agresi¨®n a ciudadanos desfavorecidos, falta de sensibilidad progresista, economicismo a ultranza, etc¨¦tera.
Tratar¨¦ de hacer llegar al conjunto de la opini¨®n p¨²blica -que podr¨ªa sentirse leg¨ªtimamente alarmada- la relaci¨®n de las decisiones tomadas, los datos y razones que -estamos convencidos- las explican y, finalmente, la consideraci¨®n m¨¢s global sobre el conjunto de la oferta de bachillerato actual en este pa¨ªs.
Un modelo global de bachillerato y la educaci¨®n a distancia permiten ofrecer estudios para todos
1. No se ha suprimido el bachillerato nocturno. Por las razones que seguidamente se exponen, se emiti¨® una primera instrucci¨®n de no apertura moment¨¢nea del periodo de preinscripci¨®n en todos los centros que prestaban este servicio (46 institutos de 34 poblaciones). En los d¨ªas inmediatamente siguientes se concret¨® la oferta prevista para el pr¨®ximo curso bajo un criterio de concentraci¨®n en 26 centros que garantizan, con creces, la atenci¨®n a una demanda potencial claramente superior a la efectivamente registrada para el curso 2007-2008 en el conjunto de los 46 centros. (Por cierto, que no parec¨ªa escandalizar a nadie que hasta este momento quedaran sin ninguna oferta alternativa al diurno la mayor¨ªa de las comarcas catalanas).
2. Las razones que nos han llevado a tomar esta decisi¨®n son, creo, fundamentadas:
a) La matr¨ªcula atendida en la modalidad de bachillerato nocturno ha disminuido a la mitad en 10 a?os. Hemos pasado de casi 10.000 matriculados en 1998 a menos de 5.000 en el presente curso. No m¨¢s del 50% lo hace para superar el curso completo. Los restantes lo hacen para cursar una o m¨¢s materias.
b) Estos datos nos llevan directamente a otra evidencia: la gran mayor¨ªa de los actuales alumnos no son ciudadanos que trabajan durante el d¨ªa y que deciden reanudar, pasado un tiempo, estudios interrumpidos o cursar los que nunca hab¨ªan podido empezar. Se trata de estudiantes matriculados previamente en el bachillerato diurno que intentan recuperar materias o cursos no superados.
c) En la mayor¨ªa de los centros la matr¨ªcula no llega a los m¨ªnimos que justifican la creaci¨®n y el mantenimiento de un grupo-clase. La cifra m¨ªnima que permite reunir condiciones adecuadas de tama?o, continuidad, interacci¨®n positiva entre los propios alumnos y relaci¨®n apropiada entre docente-alumno es de 45 por grupo. Teniendo en cuenta que a partir de aqu¨ª los grupos se dividen en una u otra modalidad, la asistencia normal en una aula tendr¨ªa que oscilar entre 40-45 alumnos para las materias comunes y 15-20 alumnos para las de modalidad. Lo que sucede, como consecuencia de la procedencia de buena parte de los alumnos, es que abundan las aulas con tres, dos o incluso ning¨²n alumno; es decir, no hay asistencia regular ni se verifica la evaluaci¨®n peri¨®dica prevista y obligada, como expresi¨®n, precisamente, de una supuesta relaci¨®n personal continuada entre alumno y profesor. La media de los alumnos que consiguen graduarse con ¨¦xito se sit¨²a en torno al 40%, gracias a la presencia en los ex¨¢menes finales de muchos alumnos ausentes durante todo el curso, pr¨¢ctica similar a la que a?os atr¨¢s se pod¨ªa llevar a cabo bajo el concepto de matr¨ªcula libre.
d) Aun as¨ª, la oferta de centros y grupos para atender a estos estudiantes, mientras tanto, se ha mantenido intacta desde hace muchos a?os: 46 centros, 65 grupos y 350 docentes.
Ciertamente, esta situaci¨®n es de responsabilidad exclusiva de la propia administraci¨®n educativa, de los sucesivos gobiernos, incluido el actual, que no hemos tomado en cada momento las medidas de correcci¨®n indispensables. En ning¨²n caso se trata de hacer recaer ning¨²n efecto negativo sobre los alumnos, menores en cantidad, nunca en derechos.
3. Es en este escenario, nada admisible desde cualquier punto de vista (social, acad¨¦mico, de buen uso de los recursos p¨²blicos...), en el que aparecen dos novedades significativas que hacen m¨¢s posible la necesaria reforma de un bachillerato nocturno que tiene que recuperar su papel natural de v¨ªa alternativa para ciudadanos con situaci¨®n laboral y personal muy definidas.
Por una parte, un nuevo modelo global de bachillerato, m¨¢s preuniversitario y profesionalizador que postsecundario: con mayores contenidos de modalidad y una flexibilidad destinada a permitir al alumnado un alto grado de control sobre la organizaci¨®n y ritmo de su itinerario acad¨¦mico.
Por otra parte, la consolidaci¨®n de una nueva v¨ªa, la que ofrece el Institut Obert de Catalunya por medio de la ense?anza a distancia, que incluye todos los elementos que aseguran su calidad: centros de apoyo presencial en el territorio, tutor¨ªa personal, seguimiento continuado, evaluaci¨®n sistem¨¢tica, pr¨¢cticas presenciales cuando son indicadas y, est¨¢ claro, docencia de calidad y exigencia garantizadas.
Con estos dos nuevos componentes dispondremos de una capacidad ampliada para ofrecer, ahora s¨ª, estudios de bachillerato en todos los territorios y comarcas del pa¨ªs, a todas las personas interesadas, sea cu¨¢l sea su situaci¨®n social, laboral, residencial o econ¨®mica.
De eso se trata, de aumentar y calificar la oferta de bachillerato con el objetivo tantas veces expresado de incrementar el porcentaje de ciudadanos que alcanzan, como m¨ªnimo, el nivel de estudios secundarios posobligatorios. Este objetivo implica seguir contando, por el momento, con una oferta digna, suficiente en cantidad y del exigible nivel acad¨¦mico, de bachillerato nocturno, dirigida a determinados colectivos, ahora mucho menos numerosos que en otros momentos pero igualmente merecedores de las mismas oportunidades.
Ernest Maragall es consejero de Educaci¨®n de la Generalitat.
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