El subjefe de la trama corrupta de Coslada cobraba 200 euros a prostitutas
Carlos M. G. iba a Vic¨¢lvaro en el coche patrulla para acostarse con meretrices
El n¨²mero dos de la supuesta trama de corrupci¨®n en la Polic¨ªa Local de Coslada (Madrid, 83.200 habitantes), Carlos M. G., se dedicaba a extorsionar junto con un grupo de tres rumanos a mujeres que ejerc¨ªan la prostituci¨®n en un pol¨ªgono industrial de Vic¨¢lvaro, un barrio de la capital. El agente se dedicaba a amenazar de uniforme y armado con su pistola reglamentaria a las meretrices y a sus proxenetas si se negaban a pagar a los rumanos entre 150 y 200 euros semanales, seg¨²n fuentes de la investigaci¨®n. A cambio, recib¨ªa como compensaci¨®n favores sexuales de las mujeres.
Los proxenetas de los que era socio ped¨ªan a las mujeres 150 euros por esquina
Siete prostitutas, que son testigos protegidos en el caso de supuesta corrupci¨®n policial en Coslada, concurrieron ayer en una rueda de reconocimiento en la que participaron Carlos M. G.; el supuesto n¨²mero tres de la organizaci¨®n, Adri¨¢n J., y otro agente, Antonio C. C. Fuentes judiciales explicaron que el supuesto n¨²mero dos de la trama fue reconocido por algunas meretrices.
La investigaci¨®n ha revelado que Carlos M. G., segundo del supuesto jefe de la trama, el responsable de la Polic¨ªa Local de Coslada, Gin¨¦s Gim¨¦nez, hab¨ªa contactado con un rumano, de nombre Catalin. ?ste trabajaba a su vez con dos hermanos, Francis e Ionut Giurca, tambi¨¦n de nacionalidad rumana. Los tres extorsionaban a prostitutas y proxenetas. Se hab¨ªan adue?ado del pol¨ªgono industrial de Vic¨¢lvaro y obligaban a un pago semanal para que las mujeres pudieran trabajar en ¨¦l. Alquilaban las esquinas de las calles principales, de forma que nadie pod¨ªa permanecer all¨ª, si no pagaba los 150 o los 200 euros, seg¨²n fuentes de la investigaci¨®n. Los dos hermanos eran los que se dedicaban a comprar, supuestamente, cuando no estaba Catalin.
Carlos M. G. s¨®lo entraba en escena cuando Catalin no era capaz de cobrar a las prostitutas. Catalin o alguno de sus compinches le avisaba y este polic¨ªa local se trasladaba al pol¨ªgono. No dudaba en hacerlo de uniforme y en el coche patrulla. La distancia que separa Coslada con el pol¨ªgono de Vic¨¢lvaro no supera los tres kil¨®metros. Seg¨²n fuentes de la investigaci¨®n, Carlos M. G. se impon¨ªa y obligaba a las mujeres a pagar, con lo que daba cobertura a los tres rumanos. A cambio consegu¨ªa acostarse con las mujeres gratis. La polic¨ªa investiga ahora si recib¨ªa parte del dinero con el que se hac¨ªa Catalin o s¨®lo se conformaba con los favores sexuales.
"Han reconocido a Carlos y eso que era bastante dif¨ªcil. Ha cambiado mucho de aspecto. No parece el mismo que cuando iba al pol¨ªgono", reconocieron fuentes judiciales. Los padres de Carlos M. G. tambi¨¦n acudieron a los juzgados y defendieron la inocencia de su hijo. "Antes o despu¨¦s se sabr¨¢ que mi hijo no ha hecho nada. Lleva 14 a?os en el cuerpo y nunca ha tenido ni un expediente", dijeron.
El abogado del n¨²mero tres de la trama, Adri¨¢n J. P., asegur¨® que s¨®lo una de siete testigos protegidas le reconoci¨®. Se trata de una mujer que trabajaba en el club Oasis de Coslada. Seg¨²n el letrado, la mujer mantuvo que Adri¨¢n hab¨ªa ido en alguna ocasi¨®n al local y que le conoc¨ªa de tomar copas. "Esto reduce mucho la supuesta participaci¨®n de mi cliente en esa red de extorsi¨®n que dicen que hay en la Polic¨ªa Local de Coslada. A la vista de estos hechos, la semana pr¨®xima pedir¨¦ la libertad de Adri¨¢n", concluy¨® el abogado Santos Rozal¨¦n.
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