Artistas callejeros contra el 'Gris Rita'
Una fot¨®grafa revisa la historia reciente de Valencia a trav¨¦s de sus grafiti
Reconoce que es "un chollo para los zapateros" por la cantidad de suelas que consume al a?o. C¨¢mara al hombro, Ana Veintimilla recorre todos los d¨ªas las calles del centro hist¨®rico de Valencia en busca de la esencia de la ciudad, la que se encuentra en las "piezas gratuitas a disposici¨®n de cualquiera", en las pintadas que, de manera azarosa, decoran las callejuelas del coraz¨®n de Valencia.
Cuando halla uno de esos grafiti, apunta con su c¨¢mara, espera un ecosistema favorable, el "instante m¨¢gico", dispara y se cobra su pieza. "Los libros de pintadas son muy aburridos", dice, "por lo que prefiero fotografiar esas pintadas con alg¨²n elemento que les d¨¦ sentido". As¨ª, por ejemplo, una mujer que empuja un carrito de beb¨¦ por delante de una pintada que reproduce una cara sonriente dota de "una nueva mirada" al hecho art¨ªstico. En palabras de Ana, "la pieza funciona cuando se relaciona con alguien que pasa por delante de ella".
La fot¨®grafa valenciana comenz¨® su aventura de retratar el arte callejero del barrio m¨¢s antiguo de Valencia en 2005. Antes, en un curso de doctorado en Bellas Artes, hab¨ªa hecho un estudio sobre los espacios urbanos de la ciudad, en el que descubri¨® su fascinaci¨®n por esas manifestaciones gratuitas del arte que se pueden encontrar en cada esquina. Cre¨® una bit¨¢cora en la que recog¨ªa todos sus disparos con un curioso juego: retaba al visitante de la p¨¢gina a adivinar qu¨¦ calle era la retratada. Y la bit¨¢cora, con el tiempo y la perseverancia de la artista, acab¨® por convertirse en un libro. Fue a ra¨ªz de sus visitas a las tres ediciones del festival Poliniza, que organiza la Universitat Polit¨¨cnica de Val¨¨ncia y que re¨²ne las manifestaciones m¨¢s vanguardistas del arte callejero. All¨ª, Ana contact¨® con los autores de las pintadas y propuso a los responsables del certamen un libro con sus trabajos. El resultado fue Rodant pels carrers, un volumen con 425 fotograf¨ªas que resume la filosof¨ªa art¨ªstica de Veintimilla. Im¨¢genes de arte urbano, bien grafiti, bien pintadas, bien carteles de la calle, se combinan en la obra con textos de los propios artistas que le dan otra dimensi¨®n.
Y es que el arte callejero tiene una cualidad que lo hace diferente de otras manifestaciones culturales: es perecedero. El peor enemigo de los artistas de grafiti es el llamado Gris Rita, intervenci¨®n institucional que unifica en un gris neutro algunas expresiones art¨ªsticas, seg¨²n la definici¨®n del libro de Veintimilla. Ese gris ha llevado a Ana a recorrer la historia reciente de la ciudad a trav¨¦s de sus pintadas. Donde antes hab¨ªa una intervenci¨®n, que luego tap¨® el Gris Rita, ahora hay otra pintada diferente, que cambia el mensaje del muro en el que est¨¢ dibujado. Eso supone que la fot¨®grafa tenga que "correr antes de que te la borren", se?ala.
La obra de Veintimilla, ora en su bit¨¢cora (miafotodeldia.blogspot.com), ora en su libro, consta de m¨¢s de un millar de fotos que, en su totalidad, suponen una mirada diferente de la ciudad. "Pretendo crear una imagen de Valencia que sea, a la vez, provocadora y original", confiesa Ana. Y esa provocaci¨®n se concreta en fotos en las que subyace un mensaje que raya lo subversivo. Como la que reproduce un cartel, escrito en letra de imprenta y colgado de una desvencijada puerta de madera, con la siguiente leyenda: "Se vende vida de una persona para pagar hipoteca". O como la que retrata una casa de okupas, en la calle de la Benefic¨¨ncia, por la que escalan esqueletos humanos. Pedazos de realidad que inundan la ciudad de las pintadas.
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