Llaneras, el obseso
El rey del ciclismo en pista viaj¨® cinco d¨ªas a China para revisar la madera, el peralte y la climatizaci¨®n del vel¨®dromo
A un lado est¨¢n los dos ni?os, el colegio, la esposa, el pan con tomate y jam¨®n y un teorema matem¨¢tico de dif¨ªcil resoluci¨®n: c¨®mo pagar el viaje de toda la familia al Pek¨ªn de la inflaci¨®n ol¨ªmpica. Al otro lado est¨¢n el grupo de entrenamiento, cenar en El Bulli, un historial de medallas con el peso del ¨¦xito y la sofrolog¨ªa, que mezcla t¨¦cnicas de relajaci¨®n orientales contra el estr¨¦s competitivo. En medio, bisagra humana que todo lo compagina, Joan Llaneras, de 39 a?os, padre, marido, ciclista, campe¨®n y "obseso" autoproclamado. Llaneras quiere despedirse del ciclismo en pista con una medalla. Y por eso ya ha revisado a fondo lo que le espera en Pek¨ªn.
"Para m¨ª, la obsesi¨®n era mirar c¨®mo era el vel¨®dromo, la instalaci¨®n, si era r¨¢pido, si no, si el aire acondicionado iba a funcionar bien o no... Detalles t¨¦cnicos m¨¢s que una sensaci¨®n psicol¨®gica", dice el doble medallista ol¨ªmpico sobre los cinco d¨ªas que se pas¨® visitando la instalaci¨®n. "Mir¨¦ el tipo de madera que hay, lo seca que est¨¢, la inclinaci¨®n del peralte, su forma... Todo", contin¨²a; "espero que no pongan mucho el aire acondicionado, que dejen entrar el calor de fuera porque a m¨ª me gusta. Espero que haga calor dentro. Me preocupa eso m¨¢s que otra cosa. El vel¨®dromo es bueno, de madera, r¨¢pido. Pero yo espero que las condiciones ambientales me sean favorables, duras, de calor, porque lo duro para m¨ª es el fr¨ªo. Quiero un punto quiz¨¢s excesivo para la mayor¨ªa, lo que a m¨ª me gusta: de 30 a 35 grados".
Hace a?os que Llaneras dej¨® de creer en el factor suerte. El mallorqu¨ªn prepara al mil¨ªmetro su aparici¨®n en Pek¨ªn. Primero, con entrenamientos con su cuadrilla internacional de amigos, una mezcla de triatletas, pistards, amateurs y cicloturistas lanzados en manada por las carreteras de Montagut, en Girona. Luego, con d¨ªas de fr¨ªo y lluvia, "d¨ªas malditos" de pedaladas por las carreteras de Espa?a para coger fondo. Y lo ¨²ltimo, casi sin querer, la pista, el anillo de madera que Llaneras ha domado con su trabajo de potencia y pedalada, la cadencia por encima del sprint, siempre gru?endo, y cuanto m¨¢s duro, mejor. La ecuaci¨®n es simple. "Tiene el motor y la cabeza", dice Mikel Zabala, director t¨¦cnico de la federaci¨®n espa?ola; "su inteligencia t¨¢ctica es la de un privilegiado. Y tiene el respeto de todos, lo que es un arma de doble filo. Es la referencia. Le vigilan".
"Y por eso", contin¨²a Llaneras, "hay carreras que para m¨ª son horribles, desesperantes. No s¨¦ qu¨¦ hacer. Si cada uno hiciera lo que debe hacer, todos tendr¨ªamos nuestras opciones. Hay gente que las pierde por estar pendiente de m¨ª. Eso es triste. En los Juegos habr¨¢ gente valiente, con ambici¨®n, que va a intentar hacer su carrera... y yo voy a tener mis opciones". ?Habr¨¢ un antes y un despu¨¦s de su retirada de la pista? "No lo dudo. Si no, no me habr¨ªan copiado todo lo que he hecho".
De Llaneras se han copiado los manillares, los entrenamientos en carretera, los desarrollos largos y la b¨²squeda de la resistencia en vez de la velocidad de corto aliento. Hay algo, sin embargo, que es dif¨ªcilmente trasladable a los rivales. Llaneras tiene esposa, dos hijos y 39 a?os que le dan a su mirada una perspectiva ¨²nica sobre la vida del deportista de ¨¦lite.
"Cuando eres m¨¢s joven, tienes m¨¢s tiempo, pero eres m¨¢s descerebrado y lo utilizas mal", reflexiona; "cuando eres mayor, intentas gestionarlo mejor y quiz¨¢s tienes mejores h¨¢bitos de vida. A m¨ª lo que me estresa es estar mucho tiempo fuera de mi casa. Es lo m¨¢s duro para m¨ª. Echo en falta a la familia. A veces, duele. Es el mayor sacrificio que hago, aunque tengo la suerte de que me sigan muchas veces. Justo antes de los Juegos, s¨¦ que voy a estar un mes y medio concentrado en un hotel sin nada m¨¢s que hacer que entrenarme y dormir. Te a¨ªslas. Ese mes se hace largo y duro. Hay d¨ªas que los maldices, pero soy un privilegiado. Disfruto".
El pistard mallorqu¨ªn viaja entre 100 y 150 d¨ªas al a?o. "Y cuando estoy en casa", musita con su voz apagada, "me suelo levantar a las 7.30. Desayuno, cuido un poco de los ni?os por la ma?ana, los llevo al colegio y, cuando los dejo, me voy a entrenarme. La hora de salida son las 9.30. Luego, depende del trabajo que tenga que hacer: tres, cuatro, cinco, seis horas... A las 17.00 me voy a buscar a los ni?os. Si no hay sesi¨®n doble o gimnasio, ya est¨¢. Cenar y a las 22.30 en la cama".
Llaneras, el chico que ech¨® los dientes en la pista, el hombre que a¨²n sufre la losa de la muerte sobre ella de su compa?ero Isaac G¨¢lvez -"me ha dejado una huella muy grande"-, disfruta "de comer bien", de la perspectiva de lo que se le viene encima -"los Juegos son algo m¨¢gico"- y del estr¨¦s previo a la competici¨®n. "Si no hay ese punto de nervio, malo", se?ala. "Hago un poco de sofrolog¨ªa antes de competir para relajarme y visualizar la carrera. Es lo m¨¢s extravagante que hago", cuenta. ?Es ¨¦se el truco? ?Es ¨¦sa la clave de su ¨¦xito, de que le imiten y persigan, de que haya ganado siete medallas mundiales? ?Por qu¨¦ es Llaneras el mejor? "Siempre lo digo", contesta; "por cabezoner¨ªa".
Joan Llaneras
- Naci¨® en Porreras (Mallorca), el 17 de mayo de 1969. Mide 1,80 metros y pesa 65 kilos.
- Se retirar¨¢ tras competir en los Juegos de Pek¨ªn, su tercer cita ol¨ªmpica.
- Ha sido siete veces campe¨®n mundial, cuatro en la carrera por puntos y tres en la carrera americana o madison.
- Fue oro en la carrera por puntos de los Juegos Ol¨ªmpicos de Sidney 2000. Cuatro a?os despu¨¦s, en los Atenas,
obtuvo la plata.
- Antes de salir a la pista, practica la sofrolog¨ªa, una t¨¦cnica inspirada en las doctrinas orientales que le sirve para relajarse visualizar la carrera.
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