Dos desaparecidas, 11 a?os y un solo sospechoso
La polic¨ªa vincula al mismo hombre con dos casos, separados por una d¨¦cada, en Mallorca
Dos mujeres desaparecidas en Mallorca, con 11 a?os de diferencia, y un mismo sospechoso. ?ngeles Arroyo Agr¨¢s, de 54 a?os, due?a de un bar, no ha vuelto a ser vista desde el 6 de noviembre de 1996. La viuda Margalida Bestard Ramis, de 72 a?os, propietaria de un bloque de apartamentos, desapareci¨® el 10 de octubre de 2007. M¨¢s de una d¨¦cada separa un caso del otro, pero en ambos aparece un mismo nombre: Antonio S. O., un manitas de 63 a?os, ebanista, electricista y fontanero, fue detenido en ambas ocasiones y puesto en libertad por los jueces al no apreciar pruebas contundentes en su contra.
?ngeles Arroyo regentaba un bar contiguo a un local donde Antonio pose¨ªa una tienda de souvenirs en Cala Major. Algunos testigos declararon en su d¨ªa que ?ngeles y Antonio hab¨ªan discutido d¨ªas antes de la misteriosa desaparici¨®n de la mujer. Pero tuvo que transcurrir m¨¢s de un a?o hasta que, en 1998, la Brigada de Polic¨ªa Judicial detuvo al sospechoso, tras inspeccionar su tienda y descubrir manchas de sangre presuntamente pertenecientes a la v¨ªctima.
Desde octubre de 2007 nadie sabe qu¨¦ fue de Margalida Bestard, de 72 a?os
?ngeles Arroyo, due?a de un bar, no ha vuelto a ser vista desde 1996
El arrestado admiti¨® que a veces hab¨ªa tenido alguna trifulca con ?ngeles porque una jardinera y las mesas de su bar dificultaban el paso a los clientes de su tienda de recuerdos. Cuando fue interrogado acerca de los restos de sangre, asegur¨® que tales manchas se deb¨ªan a que ?ngeles se hab¨ªa cortado con una botella de cristal y que hab¨ªa acudido a su establecimiento para que le curaran con agua oxigenada y mercromina.
Ante los indicios, el juez encargado del sumario envi¨® al fontanero a prisi¨®n y all¨ª pas¨® varias semanas, hasta que qued¨® libre por falta de pruebas. Si no hab¨ªa cad¨¢ver, no se le pod¨ªa acusar de ning¨²n crimen.
Sin embargo, la polic¨ªa no olvida. El Grupo de Homicidios de la polic¨ªa mallorquina tampoco se deja nada en el caj¨®n. As¨ª que en julio de 2007, un decenio despu¨¦s de la desaparici¨®n de ?ngeles, los agentes encargados de las pesquisas decidieron rastrear con georradares una finca de 10.000 metros cuadrados de Llucmajor, que el sospechoso hab¨ªa vendido recientemente. El objetivo era localizar alg¨²n desnivel, alg¨²n mont¨ªculo, alguna grieta en la tierra, que revelara el ocultamiento de un cad¨¢ver, seg¨²n fuentes de la investigaci¨®n. El rastreo concluy¨® sin resultados.
Pero 11 a?os despu¨¦s de la evaporaci¨®n de ?ngeles Arroyo, en octubre del a?o pasado el fontanero se vio envuelto en la enigm¨¢tica desaparici¨®n de la viuda Margalida Bestard. Fue vista con vida por ¨²ltima vez el d¨ªa que sali¨® de su casa de P¨°rtol para cobrar los alquileres de unos apartamentos que posee en el edificio Marineta, en El Arenal.
Hab¨ªa quedado en verse all¨ª mismo con una asistenta a la que hab¨ªa contratado para limpiar unos pisos que ten¨ªa previsto arrendar en breve. "Mi madre estuvo con Jenny, la empleada, limpiando unos apartamentos. A media ma?ana le dijo a la chica: 'Me voy a cobrar unos recibos y luego comemos algo', recuerda Miquel Serra Bestard, el hijo de Margalida. Cobr¨® los alquileres, pero jam¨¢s volvi¨® a reunirse con la empleada dom¨¦stica, quien, alarmada, alert¨® a la familia.
Serra ha explicado que su madre conoci¨® al tal Antonio en enero de 2006, cuando ¨¦ste le compr¨®, a trav¨¦s de una inmobiliaria, uno de los apartamentos del n¨²mero 5 de la calle de Marineta, en el Arenal.
La operaci¨®n mercantil no tuvo ning¨²n contratiempo: Antonio pag¨® puntualmente los 150.000 euros, firm¨® las escrituras. En teor¨ªa, ah¨ª acababa todo. Pero diez meses despu¨¦s, le llegaron a Margalida los recibos de la tasa de basuras y de la contribuci¨®n urbana. Ella decidi¨® entreg¨¢rselos al comprador pidi¨¦ndole que pagase los 200 euros que reclamaba el Ayuntamiento y que, adem¨¢s, tramitase el cambio de titularidad.
En octubre de 2007, Margalida recibi¨®, otra vez, el recibo de la tasa de recogida de basuras y el de la contribuci¨®n. Contrariada por ese hecho, se cit¨® el d¨ªa 10 con Antonio S., al que recrimin¨® que a¨²n no hubiera efectuado el cambio de titularidad del inmueble. "Mi madre era una mujer educada, pero en¨¦rgica. Es posible que le dijera que a ella no la toreaba nadie, y que desatara las iras de ese individuo. Eso podr¨ªa haber sido el origen de lo ocurrido", aventura Serra.
Antonio S. ha reconocido que ese d¨ªa se encontr¨® con Margalida en el ascensor y que ¨¦sta acord¨® dejarle los recibos en su buz¨®n. "No volv¨ª a verla m¨¢s", asegur¨®. Ni ¨¦l ni nadie. Desde entonces, a la septuagenaria se la ha tragado la tierra.
Hace tres semanas, Antonio S. O. fue detenido por la Guardia Civil. Los agentes excavaron y rastrearon una finca r¨²stica del Cam¨ª Vell de Porreres, cerca de Algaida, propiedad del arrestado, as¨ª como dos viviendas y un garaje. Durante la operaci¨®n, que se prolong¨® durante tres d¨ªas, estuvo tranquilo y despreocupado, como si aquello no fuera con ¨¦l. O bien porque ten¨ªa la certeza, como as¨ª sucedi¨®, de que no iba a descubrirse el menor indicio de la septuagenaria desaparecida.
La juez de guardia de Palma, Magdalena Morro, decret¨® la libertad del detenido, con la obligaci¨®n de comparecer cada 15 d¨ªas, pese a recaer sobre ¨¦l la sospecha de estar relacionado con "la desaparici¨®n forzosa y el homicidio" de Bestard.
"No entiendo c¨®mo funciona la justicia. Seguro que hay gente en la c¨¢rcel por mucho menos. La familia est¨¢ indignada. Es incomprensible que este hombre est¨¦ en la calle tan tranquilo, teniendo en cuenta que un capit¨¢n de la Guardia Civil nos coment¨® que hab¨ªa suficientes indicios en su contra", agrega Serra. ?ste sostiene que la polic¨ªa y la Guardia Civil le han contado que el sospechoso es un hombre "f¨¢cilmente irascible y alterable".
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