Hablemos de mujeres
Nunca antes les hab¨ªa ido tan bien. En el mundo de hoy hay m¨¢s mujeres con poder, dinero y trabajo remunerado que nunca antes. Estas tendencias se han acelerado en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas. El n¨²mero de mujeres parlamentarias, por ejemplo, es ahora un 50% mayor que hace diez a?os. Tambi¨¦n ha aumentado el n¨²mero de mujeres jefes de Estado, as¨ª como las que ocupan los m¨¢s altos cargos en gobiernos, universidades o empresas. Tan s¨®lo entre 2003 y 2007, el porcentaje de mujeres en los consejos de administraci¨®n de las grandes empresas privadas europeas ha aumentado en un 30%. En Estados Unidos, no s¨®lo han aumentado las mujeres ejecutivas, sino tambi¨¦n el n¨²mero de empresas que son dirigidas por mujeres. En muchos pa¨ªses, hay m¨¢s alumnas que alumnos estudiando en las universidades.
A las mujeres les va hoy mejor que nunca, pero en demasiados aspectos a¨²n les va muy mal
Pero el progreso m¨¢s importante de las mujeres no ha ocurrido entre las ¨¦lites pol¨ªticas, empresariales o universitarias. La transformaci¨®n m¨¢s profunda la han experimentado los millones de mujeres que han entrado a la fuerza laboral en la d¨¦cada pasada. Seg¨²n la revista The Economist, el aumento del n¨²mero de mujeres cuyo trabajo ahora es remunerado ha contribuido m¨¢s al crecimiento de la econom¨ªa mundial que el boom de China o la introducci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas. Y desde 1970, de cada tres nuevos puestos de trabajo creados en el mundo, dos fueron ocupados por mujeres y uno por un hombre. En casi todos los pa¨ªses la participaci¨®n de los hombres en la fuerza laboral ha venido cayendo mientras que la de las mujeres crece. Las mujeres siempre han trabajado, y mucho. Pero ahora un n¨²mero sin precedentes cobra por hacerlo.
Si bien las estad¨ªsticas revelan una clara tendencia digna de ser celebrada, tambi¨¦n documentan una inaceptable realidad: el progreso es acelerado pero la injusticia y la discriminaci¨®n contra las mujeres sigue siendo la norma. Las tasas de progreso son altas porque la comparaci¨®n se hace con una base inicial muy baja. Es bueno saber que el n¨²mero de mujeres en altos cargos est¨¢ aumentando muy r¨¢pido. Pero no es bueno enterarse de que esto significa que, en 2008, s¨®lo el 16% de los ministros en los gobiernos del mundo son mujeres. Es bueno saber que hoy hay m¨¢s mujeres que son l¨ªderes empresariales. Pero es malo enterarse de que en el Reino Unido, s¨®lo el 50% de las mujeres que ocupan altos cargos en las empresas tiene hijos, mientras que el 96% de sus colegas hombres son padres. Las mujeres m¨¢s pobres hoy tienen m¨¢s oportunidades de trabajo remunerado. Pero en muchos pa¨ªses las hijas de las familias pobres son las ¨²ltimas en comer.
A las mujeres les va hoy mejor que nunca, pero en demasiados aspectos a¨²n les va muy mal. Y mucho peor que a los hombres. La brecha de salarios, oportunidades, influencia, acceso a la educaci¨®n, la salud y, en los pa¨ªses m¨¢s pobres, a la comida, que a¨²n existe entre hombres y mujeres es enorme. De hecho, en algunos pa¨ªses ser mujer es muy peligroso. Las mujeres son los seres humanos con los que m¨¢s se trafica en el mundo y, para muchas de ellas, ser madres o casarse implica correr riesgos mortales. Morir dando a luz es muy raro en los pa¨ªses ricos y muy frecuente en los pa¨ªses pobres. La probabilidad de morir como consecuencia de un parto es 200 veces mayor en ?frica, Asia o Am¨¦rica Latina que en Europa o Norteam¨¦rica. Y las mujeres que no mueren por dar a luz corren el riesgo de ser infectadas con el virus del sida por sus maridos. Un estudio de Naciones Unidas encontr¨® que, en la India, el 90% de las mujeres con VIH lo contrajeron de sus maridos. Lo mismo pasa en ?frica.
Sin embargo, a pesar de la tragedia que implican estas brechas entre hombres y mujeres y de sus poderosas causas -pol¨ªticas, econ¨®micas, culturales- las cosas est¨¢n cambiando. Demasiado lentamente, pero est¨¢n cambiando. Las fuerzas a favor de esa transformaci¨®n son tan variadas como sorprendentes. Recientemente, dos investigadores, David Richards y Ronald Gelleny, realizaron un amplio an¨¢lisis estad¨ªstico del impacto que en 130 pa¨ªses tuvo la globalizaci¨®n sobre las mujeres durante el periodo 1982-2003. ?Su conclusi¨®n? "En la mayor¨ªa de los casos, la globalizaci¨®n econ¨®mica est¨¢ asociada con una mejor¨ªa en la situaci¨®n de las mujeres".
mnaim@elpais.es
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.