La diplomacia de Obama

La casi segura nominaci¨®n de Barak Obama por los dem¨®cratas ha propiciado las primeras escaramuzas con John McCain, el candidato republicano. Pensando m¨¢s en la Casa Blanca que en su rival, Hillary Clinton, Obama desvel¨® esta semana que, de imponerse en las presidenciales, introducir¨ªa cambios de calado en la pol¨ªtica exterior norteamericana. Puede sorprender el momento escogido para estas declaraciones, pero no su contenido: mientras Hillary Clinton apoy¨® la invasi¨®n de Irak, Obama fue uno de los pocos miembros del Senado que se opusieron abiertamente. De ah¨ª que no tenga reparos en declarar llegado el momento de pasar p¨¢gina.

Aunque el presidente Bush intent¨® desacreditar como apaciguamiento los planes de Obama para abrir conversaciones con Ir¨¢n y Siria, adem¨¢s de reconducir la pol¨ªtica hacia Hezbol¨¢ y Ham¨¢s, los recientes acontecimientos en Oriente Pr¨®ximo han avalado esta estrategia. Tras ocho a?os de estancamiento, Israel ha retomado las negociaciones con Siria sobre los altos del Gol¨¢n. Quiz¨¢ por ello, adem¨¢s de por el cansancio de la opini¨®n p¨²blica hacia Irak, McCain ha tenido que rebajar el tono con respecto a Bush, y ha dicho que las propuestas de Obama son prueba de "inexperiencia y falta de juicio".

El otro punto sensible de la diplomacia norteamericana es Cuba, y tambi¨¦n aqu¨ª Obama toma distancia no ya de los republicanos, sino de la pol¨ªtica tradicional de Washington. Ha anunciado que, de ser elegido, mantendr¨ªa el embargo pero levantar¨ªa las restricciones a los viajes de los exiliados y al env¨ªo de remesas, adem¨¢s de estar dispuesto a negociar con La Habana personalmente y sin condiciones previas. Ser¨ªa el incentivo por parte de Washington para propiciar, tambi¨¦n aqu¨ª, la diplomacia directa que propugna Obama. Por primera vez, Cuba se toma en serio la posibilidad de un cambio de estrategia vinculado a los avances en la democratizaci¨®n de la isla.