El s¨ªndrome de Eliot Ness
Eliot Ness y su incorruptible grupo de agentes conocidos como Los Intocables, hartos de que nunca hubiera pruebas para condenar al sanguinario capo de la Mafia Al Capone, Scarface, responsable de cientos de asesinatos en Chicago como los de la matanza del d¨ªa de San Valent¨ªn, decidieron en 1930 cambiar de t¨¢ctica. En lugar de acusarle de los cr¨ªmenes, Ness consigui¨® procesarle por evasi¨®n de impuestos. En 1931, Capone fue condenado a 11 a?os de prisi¨®n.
El tes¨®n de Ness para evitar la impunidad de Capone est¨¢ considerado como el paradigma de la excelencia en la investigaci¨®n policial. Pero si los m¨¦todos utilizados bordean la legalidad y las pruebas que se encuentran tras a?os de investigaci¨®n, lejos de confirmar la implicaci¨®n de los imputados, son indicios de su inocencia, la perseverancia en la acusaci¨®n se convierte en empecinamiento y la probidad en la mugre de la virtud.
Del Olmo reconoce que no hay pruebas de que 'Egunkaria' financiase a ETA
Y es que, en verano de 2001, un capit¨¢n de la Guardia Civil present¨® un informe al juez Baltasar Garz¨®n que se basaba en una at¨ªpica interpretaci¨®n de unos documentos incautados a la direcci¨®n del aparato pol¨ªtico de ETA y que conclu¨ªa que el diario Egunkaria, el ¨²nico que en aquellos momentos se editaba ¨ªntegramente en euskera, hab¨ªa sido creado por la banda terrorista para servir a sus fines y difundir su ideolog¨ªa.
Lo malo es que la polic¨ªa ya hab¨ªa interpretado que esos documentos se refer¨ªan al diario proetarra Egin y el 15 de julio de 1998 hab¨ªan servido de base al magistrado para la clausura del citado peri¨®dico por ser un instrumento de ETA. Y la Guardia Civil lo sab¨ªa.
Garz¨®n, al rechazar el informe que le presentaban, indic¨® al capit¨¢n del instituto armado que los documentos en los que se basaba formaban parte de la investigaci¨®n del caso Ekin, que ¨¦l ten¨ªa abierta, y que hab¨ªan sido gestionados por Jes¨²s de la Morena, jefe de la Unidad Central de Inteligencia (UCI) de la polic¨ªa.
El citado capit¨¢n, que ya no forma parte de la Guardia Civil, lejos de aceptar la decisi¨®n del juez, acudi¨® al entonces jefe de la Fiscal¨ªa de la Audiencia, Eduardo Fungairi?o, para tratar de colar su informe. Durante la entrevista, Enrique Molina, fiscal adscrito al juzgado de Garz¨®n y encargado del caso Ekin, entr¨® en el despacho del fiscal jefe y al darse cuenta de la maniobra reproch¨® al oficial que con su actitud pusiera en peligro el proceso por el cierre de Egin.
Sin embargo, Fungairi?o, que en aquella ¨¦poca ya ten¨ªa diferencias con Garz¨®n como consecuencia del caso Sogecable, decidi¨® apadrinar el informe y lo hizo suyo en una querella que present¨® ante el juez Juan del Olmo.
Del Olmo asumi¨® el informe de la Guardia Civil con la pasi¨®n del converso y, en febrero de 2003, tras cerrar Egunkaria, bloquear sus cuentas y detener a nueve de sus directivos, a los que mantuvo cinco d¨ªas incomunicados, se?al¨® que aquella publicaci¨®n fue "creada, financiada y dirigida por ETA, teniendo un lugar en las estructuras de la banda y unos enlaces determinados para recibir las directrices de la misma y poder remitir informaci¨®n". Y a?ad¨ªa que constitu¨ªa "una estructura informativa en euskera para facilitar la difusi¨®n del ideario terrorista".
Martxelo Otamendi, hombre de prestigio en el Pa¨ªs Vasco, que era en esa ¨¦poca director de Egunkaria, y otros detenidos denunciaron haber sido objeto de malos tratos, mientras el ex director Peio Zubiria intent¨® suicidarse en el hospital tras una crisis de ansiedad padecida durante su detenci¨®n. Aunque hab¨ªa visos de verosimilitud en las denuncias, todas acabaron archivadas por falta de pruebas.
Mientras tanto, Del Olmo registr¨® varias veces las dependencias del diario y los domicilios de los detenidos, pero, a pesar de ello, no aparecieron nuevas evidencias. Quedaban en la causa las incautadas a miembros de la direcci¨®n de ETA, entre ellos, los famosos documentos de Garikoitz y de Hontza, ya utilizados en el cierre de Egin. Garikoitz es el apodo usado por Xabier Alegria, dirigente de KAS, consejero de Orain, la editora de Egin, y de Egunkaria que, en su calidad de enlace, informaba a la direcci¨®n de ETA de la situaci¨®n y propon¨ªa acciones a realizar, como qued¨® acreditado en el juicio del caso Ekin. Alegria fue condenado a 18 a?os de c¨¢rcel por pertenencia a ETA en grado de dirigente y otros delitos. Hontza es el seud¨®nimo de Jos¨¦ Luis Elkoro, hist¨®rico dirigente de Herri Batasuna, ex senador, ex alcalde y tambi¨¦n consejero de la editora de Egin, que tambi¨¦n mandaba cartas a ETA y que en la misma sentencia ha sido condenado a 24 a?os.
Pero el empecinamiento de Del Olmo con Egunkaria fue evidente cuando en 2004, tras hacerse cargo de la instrucci¨®n de los atentados del 11-M, renunci¨® a todos los procesos de su juzgado, excepto al caso Egunkaria.
Sin embargo, las cosas son como son y no como algunos quieren forzar y frente a la querella de Fungairi?o y a su orden de respaldar el procesamiento dictado por Del Olmo, el fiscal Miguel ?ngel Carballo, de acuerdo con criterios t¨¦cnicos y estrictamente jur¨ªdicos, solicit¨® en diciembre de 2006 el archivo del caso por no haber pruebas suficientes. Se investigaba "la presunta implicaci¨®n de la empresa del diario en lengua vasca Egunkaria en un entramado empresarial dirigido a la financiaci¨®n de la banda terrorista ETA". Esa investigaci¨®n no lleg¨® "a buen puerto", seg¨²n el fiscal, que se?alaba que el propio juez Del Olmo reconoc¨ªa que no se hab¨ªa logrado "acreditar ni que el peri¨®dico fuera fuente de financiaci¨®n de ETA, ni instrumento de blanqueo de capitales il¨ªcitos procedentes de la banda".
Todos los documentos son de antes de 1993 y, a pesar de los a?os de investigaci¨®n, no se ha encontrado ni un documento posterior que permita sostener las acusaciones de que en los 10 a?os de su publicaci¨®n Egunkaria hubiera sido un artificio legal para cumplir los fines de ETA, ni siquiera que la l¨ªnea editorial fuera favorable a justificar o minimizar los cr¨ªmenes de la banda, como ocurr¨ªa con Egin.
Para el fiscal Carballo, es evidente el inter¨¦s de ETA en el proyecto de un diario escrito en euskera y hasta su deseo de situarlo bajo su control, pero no se ha encontrado ning¨²n documento de los procesados que haga referencia a la intervenci¨®n de ETA en Egunkaria. La banda estaba informada por Alegria de lo que ocurr¨ªa all¨ª, pero los terroristas ni ten¨ªan el control ni pod¨ªan imponer su criterio en el nombramiento de directivos.
Finalmente, Carballo se hace la pregunta del mill¨®n: "Si Egunkaria no es instrumento de financiaci¨®n o de blanqueo de fondos provenientes del terrorismo, ni el peri¨®dico da un apoyo expreso o t¨¢cito al terrorismo de ETA, ni se fomenta ni se legitima la violencia, ?de qu¨¦ le sirvi¨® a los fines de ETA la actividad del diario?".
Lo ¨²nico que tras el cierre del peri¨®dico pudo descubrirse fueron documentos que revelaban la posible existencia de falsedad contable y de evasi¨®n de impuestos. Pero estos delitos sin el marchamo de servir a una banda terrorista se han convertido en meros delitos comunes que no deben perseguirse en la Audiencia Nacional, sino en el Pa¨ªs Vasco.
Mientras tanto, en la Audiencia Nacional, tras la petici¨®n de archivo del fiscal, se han planteado vistas previas sobre si el proceso por terrorismo puede continuar con el ¨²nico apoyo de asociaciones de v¨ªctimas, que ejercen la acci¨®n popular, o si se puede juzgar dos veces a Alegria por el mismo delito.
Pase lo que pase, el caso se ha convertido en una patata caliente que no quiere nadie.
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