Presentaciones y paradojas

Sublime decisi¨®n. ?Habr¨¢ de ser ¨¦sta una sesuda cr¨ªtica de concierto o sucumbiremos a la tentaci¨®n de la cr¨®nica social? Porque el regreso de do?a Ana a la Gran V¨ªa equivale a movilizar la agenda de la familia San Jos¨¦ / Cuesta, un almanaque bien surtido de primeras figuras de la m¨²sica y el artisteo en general. Y as¨ª fue c¨®mo el vest¨ªbulo se convirti¨® en un hervidero de besos y achuchones que recib¨ªan personalidades como Miguel R¨ªos, Soledad Gim¨¦nez, Pedro Guerra, Juan C¨¢novas, Rosa Le¨®n, Pastora Vega o el ubicuo Javier Lim¨®n, en una n¨®mina que no pretende ser exhaustiva, sino mera nota de color. De color rojo, naturalmente.

Superado el trance de las presentaciones, conviene centrarse ahora en una mujer que hoy cumple 57 primaveras espl¨¦ndidas y que domina las tablas como s¨®lo puede aspirar a dominarlas quien las ha pisado mucho a lo largo de su vida. Record¨® la propia Ana que en ese mismo escenario hab¨ªa presentado en 1956 su pel¨ªcula Zampo y yo. S¨®lo con esa prestancia esc¨¦nica, con esa esbelta elegancia envuelta en un precioso vestido carm¨ªn, se puede estrenar un disco como Anatom¨ªa sin naufragar de manera aparatosa.

Ana Bel¨¦n asume que debe interpretar la inmensa mayor¨ªa de su repertorio. "No se os hace pesado, ?verdad?", pregunta a mitad de la faena. Anoche le respondieron "no, no, no", pero habr¨¢ que ver c¨®mo lo encaja el personal a partir de hoy. Porque Ana ha interpretado docenas de canciones maravillosas a lo largo de tres d¨¦cadas, pero esa relaci¨®n apenas engorda con este nuevo cancionero: desigual, inconexo, por momentos err¨¢tico.

No basta con echarle la culpa a esos chavalines "que se creen que las canciones vienen de los mp3", un eslogan que elude explicar qu¨¦ control de calidad han superado piezas tan livianas como A veces sue?o con nubes, Consuelo o Me gustar¨ªa. En realidad, si Ana mantiene el tipo es gracias a su esplendoroso vozarr¨®n y a las contribuciones de Joaqu¨ªn Sabina.

Arropada por una banda solvente, Ana gana mucho las raras veces que le dejan cantar a media voz: en Si te vas o con la preciosa Rumbo al sur. Pero los mejores aplausos se los llevaron L¨ªa y El hombre del piano, piezas con cuatro y hasta cinco lustros a sus espaldas. Paradojas de las presentaciones.