Marte a quince minutos
La primera misi¨®n al Polo Norte marciano intenta "oler y probar" la tierra y el hielo
Un robot terrestre, el Phoenix, est¨¢ desde ayer plantado en el suelo de Marte, cerca del Polo Norte, y funcionando perfectamente. Es la primera vez que se logra semejante haza?a y los ingenieros y cient¨ªficos que lo han dise?ado, construido y guiado hasta all¨ª celebraron con euforia la pasada madrugada la primera se?al de la sonda indicando que hab¨ªa llegado. La operaci¨®n de descenso controlado por la atm¨®sfera de otro planeta era extremadamente arriesgada. Un par de horas despu¨¦s, la Phoenix transmiti¨® las primeras fotograf¨ªas de su entorno: un p¨¢ramo desolado rojizo, sin grandes rocas. Eran im¨¢genes a¨²n rudimentarias, pero supieron a gloria a los cient¨ªficos y t¨¦cnicos de la misi¨®n. Pasar¨¢n a la historia de la exploraci¨®n espacial como las primeras im¨¢genes captadas en la superficie de una regi¨®n polar marciana.
Tras diez meses de viaje, la sonda lleg¨® al lugar elegido (el bautizado Valle Verde) a las 1.38 (hora peninsular), pero la se?al que envi¨®, viajando a la velocidad de la luz desde Marte a la Tierra, tard¨® 15 minutos y 20 segundos en recorrer 276 millones de kil¨®metros, as¨ª que no fue hasta la 1.53 de la madrugada cuando se pudo saber en el centro de control de Pasadena (California) que el robot hab¨ªa sobrevivido al descenso.
"Es la primera vez en 32 a?os, y s¨®lo la tercera en la historia, que hemos logrado hacer un descenso suave en el suelo de Marte. No podr¨ªa estar m¨¢s contento", declar¨® Michael Griffin, director de la NASA, que se hab¨ªa desplazado al Jet Propulsion Laboratory (JPL). ?l hac¨ªa referencia a las dos naves Viking, tambi¨¦n estadounidenses, que en 1976 se posaron en Marte, en latitudes medias. En cuanto a las llegadas m¨¢s recientes de sondas espaciales a Marte, se han hecho con airbag, botando incontroladamente por el suelo hasta detenerse. "S¨®lo cinco de los 11 intentos previos de descender en el planeta rojo han tenido ¨¦xito. En la exploraci¨®n del universo aceptamos riesgos a cambio de la enorme recompensa cient¨ªfica potencial", dijo Ed Weiler, responsable de las misiones cient¨ªficas de la NASA.
La Phoenix, con un coste de 300 millones de euros, est¨¢ dise?ada para estudiar el ciclo de deshielo en la regi¨®n polar marciana, la hidrogeolog¨ªa, y para intentar averiguar si pudo haber all¨ª en el pasado condiciones aptas para la vida, pero no lleva instrumentos capaces de detectar organismos vivos.
El campo de descenso definido era una elipse de 100 por 20 kil¨®metros, y la sonda, de 600 kilos y 5,5 metros de di¨¢metro desplegada, cay¨® justo en el borde, algo desviada, tal vez porque el paraca¨ªdas pudo abrirse un poco tarde.
En las ¨²ltimas horas del domingo, la Phoenix se hab¨ªa acelerado, debido a la atracci¨®n gravitatoria de Marte, y cuando entr¨® en la atm¨®sfera del planeta rojo, a unos 128 kil¨®metros de altura sobre el suelo, iba a una velocidad de 20.000 kil¨®metros por hora. En s¨®lo siete minutos, que los expertos de la NASA defin¨ªan como "de terror", se abri¨® el paraca¨ªdas, se desprendi¨® del escudo t¨¦rmico, se desplegaron las tres patas y, al final, se encendieron los peque?os retrocohetes que permitieron la ca¨ªda suave y controlada de la sonda. La Phoenix hab¨ªa recibido todas las instrucciones desde JPL con horas de antelaci¨®n, y en esos siete minutos cumpli¨® la secuencia de ¨®rdenes programada. Durante esa ca¨ªda vertiginosa y delicada a la vez, nadie pod¨ªa corregir ni cambiar nada. En 1999, la NASA perdi¨® la sonda Mars Polar Lander al llegar a Marte; era precursora y parecida a la Phoenix, que de hecho ha heredado dise?os y equipos de ella.
Ayer, tres minutos antes de la se?al del contato de la nave con el suelo, la sala de control recibi¨® la se?al de que el paraca¨ªdas, imprescindible para frenar, se hab¨ªa desplegado y se escaparon los primeros t¨ªmidos aplausos en JPL. Pero la apoteosis fue cuando lleg¨® la comunicaci¨®n que marcaba el final de los siete minutos de terror e indicaba que la operaci¨®n hab¨ªa sido un ¨¦xito. Un minuto despu¨¦s, la Phoenix se qued¨® muda, tal y como estaba previsto, para ahorrar energ¨ªa de sus exhaustas bater¨ªas y aprovechar la restante para desplegar la antena principal de comunicaciones, la c¨¢mara y la estaci¨®n meteorol¨®gica. Reanud¨® la comunicaci¨®n dos horas despu¨¦s y envi¨® las primeras fotos.
La tarea de la Phoenix es "oler y probar", como dice la NASA, el terreno y el hielo de Marte en esa regi¨®n polar. "Vemos que no hay rocas, como esper¨¢bamos, pero no vemos hielo tampoco, aunque creemos que lo encontraremos bajo el suelo", explic¨® Peter Smith (Universidad de Arizona), investigador principal de la misi¨®n, ante las primeras im¨¢genes. La sonda lleva un brazo articulado de 2,35 metros con el que excavar¨¢ en el permafrost a su alrededor, hasta medio metro de profundidad, para tomar muestras que analizar¨¢n los equipos de Phoenix in situ. Est¨¢ previsto que hoy empiece a funcionar el brazo excavador.
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