Un ciudadano, un l¨ªmite anual de emisiones
Reino Unido debate los cr¨¦ditos de carbono individuales
Si el l¨ªmite de nuestras tarjetas de cr¨¦dito consigue refrenar mayores alegr¨ªas a la hora del dispendio, ?por qu¨¦ no aplicar la misma idea al consumo energ¨¦tico? Esa pregunta resume el debate sobre la lucha contra el calentamiento global en el Reino Unido, donde un comit¨¦ parlamentario consagrado a las cuestiones de medio ambiente ha conminado al Gobierno a imponer cuotas en las emisiones de carbono de cada ciudadano.
La propuesta contempla un l¨ªmite anual a la llamada huella de carbono de los individuos y hogares, una suerte de puntos que los usuarios deber¨ªan administrar calculando el gasto en el combustible o los recibos de la luz para no sobrepasarse. Todos aquellos que no agotaran ese cr¨¦dito -contabilizado en una inevitable tarjeta de pl¨¢stico- podr¨ªan vender sus excedentes energ¨¦ticos a los consumidores m¨¢s derrochadores. Un trueque tan in¨¦dito como pol¨¦mico, pero que el presidente del citado comit¨¦ y su gran defensor, Tim Yeo, considera m¨¢s justo que los impuestos verdes, destinados a penalizar el uso de las energ¨ªas agresivas con la atm¨®sfera a todo el mundo por igual. "Alguien que quiz¨¢ no posee una mansi¨®n con piscina, que no puede tomar vacaciones anuales en el Caribe, podr¨ªa beneficiarse econ¨®micamente si reduce sus emisiones de C02", declaraba ayer a la BBC. En otras palabras, se invita a los ciudadanos con menores recursos a comerciar con su ahorro energ¨¦tico como incentivo de h¨¢bitos m¨¢s ecol¨®gicos o limpios.
La idea del comit¨¦ medioambiental del Parlamento costar¨ªa 2.600 millones
La iniciativa fue considerada en su d¨ªa por el Ejecutivo, aunque aparcada ante la inversi¨®n que supondr¨ªa (hasta 2.600 millones de euros, y otro tanto en su implementaci¨®n anual) y la complejidad de su aplicaci¨®n, que deber¨ªa tener en cuenta, entre otros, la edad de los afectados, su estado de salud y localizaci¨®n geogr¨¢fica.
Los 16 diputados que integran el comit¨¦ apelan a la "valent¨ªa" del Gobierno para poner en pr¨¢ctica la medida, a buen seguro impopular entre el p¨²blico como revelan los sondeos, pero que provocar¨ªa, creen, un cambio de mentalidad y de "comportamiento" entre los ciudadanos, al exigirles pens¨¢rselo dos veces antes de subir la temperatura de la calefacci¨®n o de conectar el aire acondicionado.
Y contribuir¨ªa, alegan, a cumplir el objetivo de reducir las emisiones de di¨®xido de carbono en un 60% para el a?o 2050. El ministro brit¨¢nico de Medio Ambiente, Hilary Benn, se ha limitado a tildar el proyecto de "interesante", frente al proclamado entusiasmo de los militantes verdes, que promueven la transici¨®n hacia una econom¨ªa baja en carbono.
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