No hay delito ni esto es una c¨¢rcel. Pero le encerramos
Los inmigrantes irregulares son "retenidos" hasta 40 d¨ªas en centros opacos y poco reglamentados
No cometen ning¨²n delito. Huyen de la pobreza. Vienen en avi¨®n como turistas, o se juegan la vida en un cayuco. Alguno ha saltado la verja de Melilla. Seg¨²n la ley, cometen una falta administrativa, como una multa de tr¨¢fico. Pero, durante un m¨¢ximo de 40 d¨ªas, estas personas son encerradas en centros que no son estrictamente c¨¢rceles, inquietan por su opacidad y no tienen reglas comunes. Una especie de limbo en espera de la temida expulsi¨®n.
No est¨¢n reguladas las visitas, las consultas m¨¦dicas o las salidas al patio
"Las condiciones en los CIE son severas sin necesidad", alega un informe para la UE
En los centros franceses hay fuerte presencia de asistentes sociales
En Espa?a, las ONG se quejan de que no les dejan entrar
La gran fechor¨ªa de estos inmigrantes, ser ilegales, les lleva a un Centro de Internamiento de Extranjeros o CIE. ?C¨®mo es posible que alguien termine detenido ("retenido" es el eufemismo legal) durante casi mes y medio por algo no mucho m¨¢s grave que estacionar mal el coche? Pues ocurre. Y es legal, desde 1987, cuando el Tribunal Constitucional lo aval¨®.
El problema de Espa?a, sin embargo, es que adolece de una normativa detallada como s¨ª existe en materia penitenciaria. Cada CIE es independiente de otro. Las normas las impone el responsable de turno, siempre una autoridad policial. "Las pone cada uno m¨¢s o menos como puede", reconoc¨ªan esta semana desde el sindicato policial SUP. "Hay una dispersi¨®n de las interpretaciones con respecto a las condiciones de internamiento. No hay una unidad de criterio definida", asegura Jos¨¦ Antonio Moreno, abogado experto en extranjer¨ªa. Porque a diferencia de una c¨¢rcel, donde los presos los controlan funcionarios, en un CIE la custodia de los internos est¨¢ encargada a la polic¨ªa. Y ¨¦sta, que no est¨¢ entrenada para ese menester, aplica sus propios criterios de seguridad. Hay alternativas, modelos mejores. El m¨¢s elogiado es el franc¨¦s, porque los internos son controlados por trabajadores sociales. La polic¨ªa s¨®lo se encarga del per¨ªmetro de los centros.
Los que han estado encerrados en un CIE no lo recuerdan como unas vacaciones pagadas. En el de Carabanchel (Madrid), internos y ex internos, as¨ª como sus familiares, tienen quejas coincidentes. En las colas que se forman fuera del centro, aut¨¦nticas torres de Babel, se lamentan en distintos idiomas y acentos de mala alimentaci¨®n, fr¨ªo, falta de atenci¨®n m¨¦dica y suciedad. Cuestiones que niega, una por una, el Ministerio del Interior.
El Defensor del Pueblo es uno de los que se?ala a Francia como un buen modelo para evitar que sea Interior (la polic¨ªa) quien se encargue de los internos. Con esta instituci¨®n coincide un estudio encargado por la UE a una empresa privada a finales de 2006. Nueve expertos de Steps Consulting Social, relacionada con Handicap Internacional, premio Nobel de la Paz en 1997, dibujaron un mapa de la situaci¨®n de los centros de detenci¨®n en Europa. La conclusi¨®n de Sara Prestianni, encargada del estudio en Espa?a, Italia y Eslovenia, es que el modelo franc¨¦s provoca "menos tensiones". Algo que refleja el informe: "A lo largo de los a?os ha habido una mejora progresiva en el trato a los inmigrantes. Se debe en buena parte a la presencia en los centros de organizaciones humanitarias interesadas en los internos, y que act¨²an como testigos y contrapeso de las autoridades".
Justo lo que falta en Espa?a, aunque el Ministerio del Interior diga lo contrario. Un portavoz asegura que las ONG pueden pedir permiso y entrar en los CIE. No ocurre as¨ª en la pr¨¢ctica, aunque Interior se excusa a trav¨¦s de dos ejemplos. Primero: La Comisi¨®n Espa?ola de Ayuda al Refugiado (CEAR) era el partner del estudio de Steps para la UE, que s¨ª entr¨® a los CIE (critic¨¢ndolos con dureza). Segundo: "Tenemos acuerdos con Cruz Roja". Sin embargo, ambos argumentos tienen importantes matizaciones de las partes interesadas. Mauricio Valiente, secretario general de CEAR, es una de las voces m¨¢s cr¨ªticas y asegura que no les dejan pasar al interior de los centros: "Si supi¨¦ramos que pasa algo, evidentemente, ir¨ªamos a un juzgado. Pero que los CIE est¨¦n cerrados a cal y canto nos da que pensar". Mientras, una portavoz de Cruz Roja asegura que no entran a los centros de retenci¨®n: "Hace a?os que no pisamos uno de la Pen¨ªnsula. S¨®lo accedemos a los de Canarias cuando nos piden una ayuda puntual. Pero tener una colaboraci¨®n asidua con ellos... no la tenemos".
Hay m¨¢s ejemplos de pr¨¢cticas positivas. En el ¨²nico centro de detenci¨®n de Finlandia, el de Mets?l?, es el Departamento de Asuntos Sociales de Helsinki el que se encarga del mismo. "Esto significa que el personal no es percibido como polic¨ªa", detalla el estudio de la UE. Mientras, en el pa¨ªs vecino, Suecia, "las condiciones f¨ªsicas y de organizaci¨®n de los centros est¨¢n entre los mejores". Son lugares peque?os, bien equipados y que no parecen prisiones ni son administrados como tal, asegura el mismo informe. Por ¨²ltimo, Portugal, en su centro de Oporto, recibe ayuda de las ONG: "Hay un trabajador social, mediadores culturales, traductores y abogados; M¨¦dicos del Mundo proporciona ayuda m¨¦dica y psicol¨®gica a los internos".
Precisamente desde M¨¦dicos del Mundo en Canarias se quejan de las dificultades con las que trabajan: "Desde 2006 hemos pedido entrar en los centros. Siempre hemos obtenido el silencio de Interior por respuesta", dice Carlos Arroyo, su portavoz en el archipi¨¦lago. No es el ¨²nico que denuncia esa falta de transparencia. Dos ejemplos m¨¢s. Enrique Santiago, del Instituto de Estudios Pol¨ªticos para Am¨¦rica Latina y ?frica (Iepala), o Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Candela, coordinador jur¨ªdico de Andaluc¨ªa Acoge, quien dice: "No digo que pasen cosas raras. Pero el hecho de que no nos dejen pasar [al centro de M¨¢laga] desde hace 14 a?os es raro". Los medios de comunicaci¨®n tambi¨¦n tienen vetado el acceso. Este peri¨®dico ha intentado conocer el CIE de Carabanchel en cuatro ocasiones. Sin ¨¦xito. Interior siempre lo ha negado, "por seguridad y para preservar la intimidad de los internos".
El ministerio niega la falta de transparencia, porque all¨ª han entrado eurodiputados, el Defensor del Pueblo y la citada consultora privada para la UE, que concluye: "Las condiciones de detenci¨®n son innecesariamente severas; en algunos casos las condiciones higi¨¦nicas son deplorables; la custodia corresponde s¨®lo a polic¨ªas; a veces falta un personal m¨¦dico exclusivo para el centro, faltan trabajadores sociales..." El Defensor del Pueblo los visita a menudo por sorpresa: "Los centros han mejorado mucho en una d¨¦cada". Interior explica que el Gobierno ha destinado 26,3 millones de euros "para el funcionamiento, mejora y construcci¨®n de nuevos centros" en 2008. El eurodiputado del PP Agust¨ªn D¨ªaz de Mera, que conoce centros por toda Europa, asegura que los espa?oles "son buenos comparativamente hablando. Puede haber m¨¢s o menos colapso, pero sinceramente... son aceptables".
Seguramente no le falta raz¨®n. Aunque Espa?a merece sus cr¨ªticas, la situaci¨®n en el resto de pa¨ªses de la UE tampoco es prometedora. Desde el Reino Unido, donde los centros los gestionan empresas privadas, a Grecia, donde se denuncia una falta absoluta de transparencia, higiene, informaci¨®n legal, asistencia m¨¦dica e inspecciones independientes, o Italia, Holanda y Polonia, donde las condiciones de internamiento son duras y en un r¨¦gimen similar al de una prisi¨®n. O sea, que en todos lados cuecen habas.
Eso, sin embargo, no puede ser obst¨¢culo para la cr¨ªtica en nuestro territorio. El concepto de internamiento es cuestionado, a pesar de ser legal, desde Amnist¨ªa Internacional. "Son presos sin delito. Solo cometieron una falta administrativa. Entendemos que los Estados tienen derecho a controlar sus fronteras, pero con respeto a los derechos humanos, que se est¨¢n menoscabando progresivamente. La privaci¨®n de libertad debe ser el ¨²ltimo recurso. Se deber¨ªan tomar otras medidas, como la presentaci¨®n peri¨®dica en alguna oficina o impulsar el retorno voluntario", se?ala Virginia ?lvarez, responsable de Pol¨ªtica Interior. El eurodiputado de IU Willy Meyer tampoco cree que la ley sea muy justa: "No puede haber ciudadanos en el limbo, detenidos de manera administrativa".
Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Candela, coordinador del equipo jur¨ªdico de Andaluc¨ªa Acoge, insiste en regular los CIE. "Lo llevamos pidiendo desde 1999. No est¨¢n fijados el tiempo de aislamiento y ante qui¨¦n recurrirlo, el tiempo en el patio, si un interno necesita o no la visita del m¨¦dico... Hay que definir un cat¨¢logo de infracciones y sanciones, regular los vis a vis..." Los CIE son c¨¢rceles, se les llame como se les llame, pero sin regular: "No tiene sentido que tenga menos derechos un inmigrante que no ha cometido delitos que un preso". Interior dice que todo es legal y que cualquier cambio se anunciar¨ªa "en su momento".
Y cambios va a haber. Espa?a aumentar¨¢ el periodo de internamiento en los CIE. Seguramente pase a ser de 60 d¨ªas, aunque todav¨ªa se est¨¢ estudiando. "No da tiempo, muchas veces, a completar los expedientes de expulsi¨®n", justifican. Cuando eso pasa, la ley obliga a dejar libres a los inmigrantes. Y el Gobierno no quiere que ocurra. Quiere poder expulsar a todos los ilegales que retiene. El a?o pasado, 3.847 de los 50.318 interceptados cuando trataban de entrar irregularmente en Espa?a, casi un 8%, no pudieron ser expulsados. Interior no facilita, sin embargo, cu¨¢ntos se quedaron sin expulsar entre los que se detuvieron cuando ya estaban instalados en nuestro pa¨ªs.
El debate sobre los centros no se limita a Espa?a. El Parlamento Europeo votar¨¢ el 5 de junio una directiva por la cual se aunar¨¢n criterios en la UE. Por ejemplo, los inmigrantes podr¨ªan ser retenidos un m¨¢ximo de seis meses ampliables a 18. Esto significa poner l¨ªmites a nueve pa¨ªses, que hasta ahora aplicaban periodos indefinidos, pero supone dejar las puertas abiertas a otros estados, entre ellos Espa?a, para endurecer sus normas en el futuro. No parece cercano, pero la reciente criminalizaci¨®n de los sin papeles en Italia no es un buen augurio para los que cruzan fronteras por hambre y necesidad. Ya es oficial, corren malos tiempos para la inmigraci¨®n irregular en Europa.
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