Semblante austriaco, alma italiana
Trieste, herencia y encanto de una peque?a capital de la cultura
Trieste es una de las ciudades m¨¢s particulares de Italia. Capital de la regi¨®n septentrional Friuli Venezia Giulia, se la podr¨ªa definir como un ap¨¦ndice de germanidad en la pen¨ªnsula It¨¢lica, una urbe de alma italiana y semblante austriaco. La raz¨®n: entre 1382 y 1918 fue el puerto por el que se asomaba al Adri¨¢tico el Imperio Austroh¨²ngaro. Lo cual se plasm¨® en su fisonom¨ªa urbana, sobre todo en el Borgo Teresiano, erigido por la emperatriz Mar¨ªa Teresa de Austria en el siglo XVIII. Su car¨¢cter portuario y su situaci¨®n geogr¨¢fica, en el limes italo-balc¨¢nico, le confirieron adem¨¢s esa "identidad de frontera" de la que habla Claudio Magris, el escritor triestino m¨¢s universal de nuestros d¨ªas.
Trieste, durante siglos, ha sido una encrucijada de culturas en la que han convivido -no siempre de forma id¨ªlica- italianos, germ¨¢nicos, eslavos, jud¨ªos, albaneses, griegos... Un crisol de pueblos que le han conferido su particular idiosincrasia y que a finales del siglo XIX forjaron una floreciente burgues¨ªa ilustrada que aport¨® a la ciudad un esplendor econ¨®mico y cultural sin igual. Esplendor que hoy, con cierto encanto decadente, se puede apreciar deambulando por sus calles y plazuelas, disfrutando de sus ampulosos edificios de regusto arquitect¨®nico austroh¨²ngaro en donde se entremezclan los estilos neocl¨¢sico del palacio Carciotti, el teatro Verdi, la iglesia griega ortodoxa de San Nicol¨° y la Bolsa; el ecl¨¦ctico de la estaci¨®n Central, Correos y el palacio Gopcevic; el neobizantino de la bas¨ªlica serbia ortodoxa de San Spiridione, y el liberty y neog¨®tico de las mansiones de Viale XX Settembre.
Una menci¨®n especial requieren sus espl¨¦ndidos caf¨¦s de estilo vien¨¦s, en los que uno tiene la sensaci¨®n de haberse detenido el tiempo: San Marcos, Tergesteo, Garibaldi, Walter y Tommaseo, o pasteler¨ªas de reposter¨ªa austroh¨²ngara como Pirona; lugares de encuentro de los triestinos y, sobre todo, foro tradicional de tertulias literarias que han hecho de Trieste a lo largo de los ¨²ltimos siglos una de las peque?as capitales de la cultura europea. Caf¨¦s en los que, mientras se degusta un exquisito espresso acompa?ado de apfelstrudel o tarta Sacher, o un refrescante spritz, se puede uno imaginar a Svevo, Saba, Gambini o Giotti discutiendo en torno a sus vetustas mesas. O a James Joyce terminando de escribir Dublineses y Retrato del artista adolescente y empezando su Ulises.
La fuerza de los artistas
El cosmopolitismo triestino atrajo a principios del siglo XX a lo m¨¢s granado del arte, las letras y el pensamiento europeo. Adem¨¢s de los autores que alumbr¨® la ciudad -los ya mencionados Umberto Saba, Italo Svevo y Claudio Magris, entre otros- en Trieste habitaron en distintos momentos, y se implicaron en su vida cultural, Dante, Stendhal, el viajero Richard Burton, Joyce, Giotti, Carducci, Vladimir Bartol, Freud, Rilke, Strauss, Liszt, Marc Twain, D'Annunzio, los hermanos Giani y Carlo Stuparich, el fil¨®sofo suicida Michelstaeder, Scipio Slataper, Marisa Madieri... Todos dejaron su huella y su manera de entender la ciudad.
Saba escribi¨® un libro de poemas sobre Trieste titulado Con mis ojos. Pues bien, se recomienda visitar la ciudad a trav¨¦s de sus ojos y de los de Svevo, Joyce y Rilke. Con las gu¨ªas que facilita la oficina de turismo en la marina y monumental piazza de l'Unit¨¤ de Italia, o a trav¨¦s de sus obras: Una vida, Senectud y La conciencia de Zeno, de Svevo; Trieste y una mujer, de Saba, o Microcosmos y Trieste, una identidad de frontera, de Magris.
De la mano de Saba se puede visitar la librer¨ªa que regent¨® desde 1919; el Porto Vecchio y el muelle Audace, que debe su nombre al primer acorazado italiano que atrac¨® en 1918, cuando la ciudad pas¨® a manos italianas. La estatua andante de Joyce, en el canal Grande, nos anima a ver la Berlitz School, en donde daba clases de ingl¨¦s; el restaurante Dreher, la Biblioteca Civica y, amigo de placeres carnales, Il Metro Cubo, lugar con el eufem¨ªstico calificativo de "casa di tolleranza".
Otro de los lugares predilectos de Joyce era el Colle Capitolino, al que se accede atravesando la Civit¨¤ Vecchia y su imponente teatro romano, del siglo I, abierto al mar en su d¨ªa y con una capacidad para 6.000 personas. Una vez arriba, podemos disfrutar de una de las m¨¢s bellas panor¨¢micas de la bah¨ªa triestina con ese azul turquesa del cielo y del "mare luminoso" que cant¨® Saba, que contrasta con la abigarrada ciudad albina, adosada a una ladera c¨¢rstica desde la que se mira en el Adri¨¢tico. All¨ª se encuentra la catedral de San Giusto, ubicada al lado de las ruinas del templo romano Capitolino y del Castello, que alberga el museo hist¨®rico.
'El Escorial carlista'
La catedral se edific¨® en el siglo XIV a partir de dos bas¨ªlicas rom¨¢nicas. Es una extra?a iglesia de cinco naves con un roset¨®n g¨®tico y magn¨ªficos mosaicos y frescos venecianos. Cabe destacar una de sus peque?as capillas, a la derecha del altar, que, pese a sus v¨ªnculos con nuestra historia, es bastante desconocida por los espa?oles. Se trata de la capilla de los Borbones, una especie de El Escorial carlista, en la que se hallan enterrados los principales pretendientes a la corona espa?ola de esta l¨ªnea din¨¢stica: los autodenominados Carlos V, VI y VII, Juan III y Francisco Jos¨¦ Carlos I, adem¨¢s de esposas e infantes. A los pies del castillo se halla una especie de parque del recuerdo cuya particularidad es que est¨¢ sembrado de piedras planas en las que est¨¢n pintados a mano los nombres de los triestinos ca¨ªdos en los distintos conflictos desde 1914.
De la mano de Svevo, quien fue alumno de ingl¨¦s de Joyce, podemos ver la residencia familiar de los Schmitz (su verdadero apellido), prototipo de hogar burgu¨¦s triestino decimon¨®nico; la sinagoga, la Banca Union, en la que trabaj¨®... Y los buf¨¦s, como el Siora Rossa, una especie de tabernas muy baratas en donde se entremezcla el alboroto italiano con la cocina austriaca.
Fuera de la ciudad es indispensable recorrer el Sendero Rilke, una ruta sugestiva que bordea un inmaculado acantilado calc¨¢reo que une Sistiana con el castillo de Duino. All¨ª se asent¨® Rilke en 1912, invitado por la princesa de Thurn und Taxis, y empez¨® a escribir una de sus obras po¨¦ticas emblem¨¢ticas, las Eleg¨ªas de Duino, un conjunto de poemas sobre el hombre, el amor y su relaci¨®n con el mundo. En dicho castillo tambi¨¦n se hospedaron Strauss, Liszt, Marc Twain y D'Annunzio.
Antes de llegar a Duino se encuentra el rom¨¢ntico palacio de Miramare, donde vivieron sus amores Maximiliano de Habsburgo, hermano del emperador Francisco Jos¨¦, y su esposa, Charlotte. Romance que se vio truncado por la aventura mexicana del archiduque y su fusilamiento en Quer¨¦taro. Su parque, que se asoma a la bah¨ªa, fue dise?ado por el propio Maximiliano, entusiasta bot¨¢nico.
El esplendoroso pasado hist¨®rico y la multiculturalidad han marcado el car¨¢cter de Trieste y de su bulliciosa poblaci¨®n hasta el punto de que te pueden sorprender en una gasolinera recitando unos versos de Lorca mientras te llenan el dep¨®sito. Ciudad de paso, abierta, fronteriza, en busca de su identidad, Trieste podr¨ªa tener por divisa aquella manera en que se presentaba Slapater: "Soy eslavo, alem¨¢n e italiano".
Manuel Florent¨ªn es editor de Alianza Editorial
GU?A PR?CTICA
Datos b¨¢sicos- Prefijo telef¨®nico: 0039.- Poblaci¨®n: Trieste tiene unos 240.000 habitantes.C¨®mo ir- En coche, Trieste se sit¨²a a 160 kil¨®metros al este de Venecia.- Lufthansa (www.lufthansa.es) vuela a Trieste v¨ªa M¨²nich. Ida y vuelta desde Madrid, 285,45 euros.- Alitalia (www.alitalia.es), ida y vuelta desde Madrid, v¨ªa Roma, a partir de 241,27 euros.Informaci¨®n- Oficina de turismo de Trieste (04 03 47 83 12 y www.turismofvg.it)- www.provincia.trieste.it.- Turismo de Italia (www.enit.it).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.