Turistas contra generales
Los turistas que deseen visitar uno de los pa¨ªses m¨¢s impactantes, seguros y baratos del mundo sin sentir la presencia de cientos de personas que comen, pasean y hacen las mismas fotos en el mismo lugar, ya han encontrado su destino: Myanmar, la antigua Birmania. Ahora es el momento. Justo tras el cicl¨®n del 3 de mayo.
Desde que cientos de monjes se manifestaran de forma pac¨ªfica contra la Junta militar en septiembre de 2007 y los generales reprimiesen las manifestaciones de forma brutal, la afluencia de turistas ha ido menguando. Pero el cicl¨®n que acab¨® con la vida de m¨¢s de 77.000 personas, ha terminado de rematar la faena.
Un domingo cualquiera del mes pasado se pod¨ªa admirar al Buda yacente de Bago (55 metros de largo y 16 de altura), a 80 kil¨®metros de Yangoon, en perfecta soledad. En Mandalay, la segunda ciudad del pa¨ªs por n¨²mero de habitantes, una pareja de turistas europeos eran los ¨²nicos clientes de un hotel el pasado lunes. Las pagodas milenarias, los r¨ªos de leyenda, los puentes de madera, los lagos... todo parece m¨¢s tentador que nunca. Pero, antes de hacer las maletas, el viajero deber¨ªa escuchar a la Nelson Mandela birmana, la premio Nobel encarcelada en su domicilio Aung San Suu Kyi, cuando pide que no se visite su pa¨ªs. En entrevistas efectuadas cuando a¨²n se encontraba en libertad, dijo que dejar divisas en Myanmar equivale a tolerar el r¨¦gimen de corrupci¨®n y tiran¨ªa.
La presi¨®n contra la dictadura militar estrangula el sector tur¨ªstico
A pesar de todo, los turistas siguen llegando. Suelen ser j¨®venes. "Y vienen casi todos con la gu¨ªa bien aprendida", declara un taxista. Tanto la Lonely Planet como la gu¨ªa Trotamundos reproducen las palabras de Suu Kyi y animan a los viajeros a combatir el r¨¦gimen. ?C¨®mo? Evitando los hoteles caros controlados por el Gobierno, los desplazamientos internos en avi¨®n y dejando el dinero a propietarios de coches, peque?os comercios, familias humildes. Un m¨¦dico gana 80 d¨®lares al mes. Un profesor universitario, 40.
Hay una batalla sorda contra los militares que se libra d¨ªa a d¨ªa en las calles. "Las empresas tur¨ªsticas del pa¨ªs usamos los hoteles peque?os, que no tienen nada que ver con el Gobierno", dice un empresario del sector. "Tenemos muy claro que no ha de ir ni un c¨¦ntimo a los generales y que este r¨¦gimen va a caer. Lo que ocurre es que aqu¨ª la gente aguanta mucho porque a pesar de ser un pa¨ªs pobre tenemos alimentos".
Los contrarios al boicot aseguran que el turismo no hundir¨¢ ni salvar¨¢ al pa¨ªs. Dos terceras partes de la poblaci¨®n vive de la agricultura, que supone la mitad del PIB. Pero muchos turistas seguir¨¢n combatiendo a los generales en la batalla sorda de cada d¨ªa. Por si sirviera de algo.
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