La encarnaci¨®n de Vishnu se va
Los nepaleses celebran el fin del reinado de Gyanendra, el ¨²ltimo monarca hind¨²
Los nepaleses no caben en s¨ª de gozo. Desde que en la noche del mi¨¦rcoles la Asamblea Constituyente electa en abril votara casi por unanimidad el fin de la monarqu¨ªa, un solo grito se ha adue?ado de sus calles: "Viva la Rep¨²blica de Nepal". Gyanendra, el rey destronado, se gan¨® a pulso la expulsi¨®n. Desde el mismo momento en que ocup¨® el trono de la ¨²nica dinast¨ªa hind¨² del planeta, en 2001, se granje¨® la animadversi¨®n de su pueblo, contra el que se empe?¨® en gobernar de forma absolutista.
Ayer, Gyanendra hac¨ªa las maletas. Su secretario Pradeep Aryal indic¨® que el ex rey "acepta la decisi¨®n hist¨®rica de la Asamblea Constituyente y dejar¨¢ pac¨ªficamente su palacio". Seg¨²n lo acordado, tiene 15 d¨ªas para abandonar su residencia, el Palacio de Narayanhiti, situado en el centro de Katmand¨², que ser¨¢ abierto inmediatamente al p¨²blico como museo nacional. Los siete palacios que ten¨ªa la realeza fueron nacionalizados el a?o pasado.
Nepal es uno de los 10 pa¨ªses m¨¢s pobres del planeta. El 80% de sus 27 millones de habitantes profesa la religi¨®n hind¨² y hasta la instauraci¨®n de la republica democr¨¢tica, laica y federal, era el ¨²nico Estado confesional hind¨². Ya no podr¨¢ ser llamado el Reino de las Monta?as, pero seguir¨¢ siendo visto como el pa¨ªs del techo del mundo porque ocho de las 14 cumbres m¨¢s altas se encuentran en sus 147.181 kil¨®metros cuadrados de extensi¨®n.
Nada hac¨ªa prever que este pr¨ªncipe, con rentables negocios en la industria tabaquera y el turismo, se convertir¨ªa en el 13? monarca de la dinast¨ªa Shah, que dirig¨ªa Nepal desde su reunificaci¨®n en 1768. Fue la terrible matanza de toda la familia real la que le brind¨® el reino. Supuestamente fue el pr¨ªncipe heredero Dipendra quien, porque no aceptaban a su novia, asesin¨® a sus padres, a su hermana y a otros cuatro parientes durante una cena y luego trato de suicidarse. El joven, que se encontraba en coma, fue coronado rey en medio de la conmoci¨®n popular, pero muri¨® tres d¨ªas despu¨¦s mientras se extend¨ªan los rumores por la capital de que ten¨ªa seis balazos en la espalda. Todos fueron incinerados de inmediato y Gyanendra, que se encontraba fuera de Nepal cuando ocurri¨® la tragedia, volvi¨® para convertirse en rey.
Si la alegr¨ªa de los nepaleses se palpaba esta semana, aquellos d¨ªas de junio de 2001 desbordaban tristeza. Centenares de hombres y mujeres con la cabeza rapada (expresi¨®n de duelo para los hind¨²es) recorrieron las calles de Katmand¨². "Amamos a nuestro rey. Colgad al culpable", coreaban exigiendo que se investigase la matanza palaciega, en la que muchos vieron la sombra de Gyanendra. Como ¨²nica respuesta, el nuevo rey, en su primer mensaje a la naci¨®n, se instal¨® en la mentira y declar¨® que la tragedia se debi¨® a "disparos accidentales de un arma autom¨¢tica".
Encarnaci¨®n del dios Vishnu, el monarca nepal¨¦s ten¨ªa una naturaleza divina y su mera presencia impon¨ªa reverencia, oraci¨®n y obediencia ciega. Pero Birendra hab¨ªa sabido entender los nuevos tiempos que corr¨ªan en el mundo y las demandas democratizadoras de la poblaci¨®n. Tras las primeras manifestaciones exigiendo que cediera poder, se convirti¨® en un monarca constitucional y abri¨® la puerta a elecciones libres. Su hermano menor, Gyanendra, critic¨® duramente la decisi¨®n y acus¨® al popular monarca de d¨¦bil. Sus querencias absolutistas se agudizaron con la petici¨®n enviada al rey Birendra, avalada por 500.000 firmas, en que se solicitaba al monarca que revocara el t¨ªtulo de alteza real a Paras, el primog¨¦nito de Gyanendra, un personaje odiado por su despotismo, acusado de atropellar y matar a un popular cantante.
Nada m¨¢s convertirse en rey, dijo que no ser¨ªa tan pasivo como su hermano y que desempe?ar¨ªa un papel m¨¢s activo en la vida pol¨ªtica de Nepal. Tard¨® apenas unos meses en mostrar hasta qu¨¦ punto aborrec¨ªa los derechos del pueblo y su determinaci¨®n de aniquilar a la guerrilla mao¨ªsta que desde 1996 luchaba contra la monarqu¨ªa. Precisamente, los mao¨ªstas utilizaron la matanza palaciega para convencer a los campesinos m¨¢s creyentes de que la monarqu¨ªa no ten¨ªa naturaleza divina.
Despu¨¦s de unos meses bajo el estado de emergencia y de involucrar al Ej¨¦rcito en la lucha contra la guerrilla, los mao¨ªstas eran cada d¨ªa m¨¢s fuertes. De ah¨ª que Gyanendra abri¨® un poco su pu?o de hierro y permiti¨® que los partidos pol¨ªticos formaran Gobierno, al que encarg¨® como primera misi¨®n que frenara la insurgencia. Pero volvi¨® a perderle su car¨¢cter.
Gyanendra ha sido el ¨²nico monarca que ha dado dos golpes de Estado en un mismo reinado. Con la excusa de acabar con la guerra fratricida, en febrero de 2005 volvi¨® a destituir al Gobierno en pleno y al Parlamento, instaur¨® la censura en los medios de comunicaci¨®n y encarcel¨® a pol¨ªticos y activistas. Alejado de la realidad, pens¨® que la comunidad internacional aceptar¨ªa su jugada al estar dirigida principalmente contra la guerrilla mao¨ªsta, que pretend¨ªa convertir Nepal en una rep¨²blica comunista.
Desde entonces gobern¨® como un monarca absolutista hasta que la revuelta popular de abril de 2006 le convenci¨® de que ten¨ªa que devolver el poder al pueblo para tratar de salvar la corona emplumada de Nepal e incluso su propia vida.
El proceso de paz entablado desde entonces entre el Gobierno y la guerrilla mao¨ªsta permiti¨® la celebraci¨®n de elecciones libres para elecci¨®n de una Asamblea Constituyente, de 601 miembros, que har¨¢ las veces de Parlamento hasta que redacte la nueva Carta Magna del pa¨ªs. Adem¨¢s, elegir¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas al Gobierno que dirigir¨¢ el pa¨ªs hasta la celebraci¨®n de elecciones bajo la nueva Constituci¨®n.
A la espera del astr¨®logo
Aislado y encerrado en el Palacio Rosa de Narayanhiti, en el centro de Katmand¨², el depuesto rey Gyanendra, de 61 a?os, ha recurrido a sus astr¨®logos para decidir su futuro. De momento buscan el d¨ªa m¨¢s propicio para salir de su antigua residencia oficial, que ya ha sido nacionalizada y sobre la que ondea la bandera nacional nepalesa en lugar del estandarte real.
La fecha debe ajustarse al plazo de dos semanas que le concedi¨® el Gobierno para abandonar Narayanhiti y que comenz¨® a contar desde que el viernes recibi¨® la notificaci¨®n oficial de que se ha convertido en un ciudadano corriente, que debe respetar las leyes y pagar impuestos por su riqueza. Los astr¨®logos hab¨ªan aconsejado que la nueva vida de civil de Gyanendra comenzara en julio, fecha en que concluye su fase astrol¨®gica oscura, pero tendr¨¢n que encontrar un d¨ªa m¨¢s cercano.
Todo apunta a que el ex monarca absolutista, que no ha hecho el m¨¢s m¨ªnimo comentario p¨²blico desde que fue depuesto el mi¨¦rcoles, volver¨¢ a vivir en el barrio residencial de Katmand¨² en el que habitaba cuando era un pr¨ªncipe dedicado a la poes¨ªa, a los negocios y, tal vez, a la confabulaci¨®n en la mayor matanza palaciega de la historia del mundo.
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