Huida del machismo y la represi¨®n
La legalizaci¨®n del matrimonio entre gays y la permisividad de Chueca atraen a la capital a extranjeros perseguidos por su orientaci¨®n sexual
El d¨ªa que Patricia, una transexual mexicana de 36 a?os, pis¨® la casa de sus padres por primera vez como mujer -"con busto, mechas rubias y maquillada"- su padre se plant¨® en la puerta y ya no la dej¨® entrar m¨¢s. "Me averg¨¹enzo de ti. Para m¨ª, mi hijo est¨¢ muerto", le espet¨®, y prohibi¨® a su madre que tuviera m¨¢s trato con ella. Esa puerta se le cerr¨®, pero tambi¨¦n la del resto de la sociedad: al poco tiempo, unos encapuchados la apalearon por ser transexual.
Patricia es el nombre que ha elegido la protagonista de esta historia para no ser identificada. La raz¨®n es que todav¨ªa ejerce la prostituci¨®n para ganarse la vida. Lleg¨® hace dos a?os de M¨¦xico, donde su vida corr¨ªa peligro. "El machismo en mi pa¨ªs es el n¨²mero uno", afirma. "Y en mi provincia hay crimen organizado. A las chicas transexuales, las matan. Haces la prostituci¨®n porque no te queda otra".
Por eso, decidi¨® viajar a Espa?a, donde hace un a?o solicit¨® lo que se conoce ya como el "asilo sexual". Cada vez hay m¨¢s transexuales como ella, pero tambi¨¦n gays y lesbianas, que, perseguidos en sus pa¨ªses por su orientaci¨®n sexual, viajan a Madrid, atra¨ªdos por la supuesta apertura de sus habitantes, el barrio de Chueca y por la legalizaci¨®n del matrimonio entre personas del mismo sexo.
Lo explica Manuel R¨®denas, abogado del Programa de Informaci¨®n y Atenci¨®n a Homosexuales y Transexuales de la Comunidad de Madrid. Desde que este servicio abri¨® en 2002 ha tramitado unas 100 solicitudes de asilo por esta causa. "La visibilidad homosexual y transexual en Madrid y Espa?a ha atra¨ªdo a mucha gente. Todav¨ªa est¨¢ perseguida por la ley en 83 pa¨ªses y, en otros muchos, por la sociedad", explica R¨®denas. "Obtener el asilo es muy complicado, porque hay un cupo que no sobrepasa cada a?o el 4% de todos los solicitantes", explica.
La Oficina de Asilo y Refugio, que depende del Ministerio de Interior, concedi¨® en 2007 para toda Espa?a 570 peticiones de asilo y de protecci¨®n subsidiaria (cuando no se obtiene la categor¨ªa de refugiado). S¨®lo ocho de los estatutos aprobados eran por asilo sexual.
"El Estatuto del Refugiado reconoce la persecuci¨®n por pertenencia a un grupo social en raz¨®n de su orientaci¨®n sexual", explica una portavoz de Interior. Pero eso no significa que autom¨¢ticamente se reconozca este derecho a quienes lo solicitan. "Se concede siempre que las condiciones de su pa¨ªs determinen que tiene que salir y necesita protecci¨®n porque est¨¢ en peligro su vida o su integridad f¨ªsica", precisa la portavoz.
Por eso, seg¨²n R¨®denas, estos solicitantes quedan en una especie de "limbo jur¨ªdico", en el que dependen de la persona que estudie su expediente para que les sea autorizado. Una tramitaci¨®n de asilo implica en este caso un estudio t¨¦cnico en el que se comprueban las razones objetivas de persecuci¨®n en cada pa¨ªs, lo que puede derivar en a?os de espera -de dos a tres- hasta la resoluci¨®n, que hace una comisi¨®n.
Cuba, Venezuela y Ecuador son los pa¨ªses de procedencia de la mayor¨ªa de los demandantes. "Apenas se est¨¢ hablando de ello, pero Chaves no es muy proclive a los homosexuales. Se les identifica con quienes ten¨ªan comercios en Venezuela, y es com¨²n que reciban insultos como 'maric¨®n burgu¨¦s", a?ade el abogado del programa regional.
Patricia ya tiene su petici¨®n admitida a tr¨¢mite. Est¨¢ a la espera de una resoluci¨®n favorable. Luego, piensa cambiar de trabajo.
De culpable a v¨ªctima
Son las siete de la tarde de un martes y el timbre de la puerta no deja de sonar. Un antiguo piso, muy cerca de Chueca, en el n¨²mero 16 de la Gran V¨ªa, acoge una experiencia que es dif¨ªcil asociar al Gobierno popular de Esperanza Aguirre en la regi¨®n. All¨ª est¨¢ ubicado el Programa de Atenci¨®n a Homosexuales y Transexuales de la Comunidad de Madrid (proghomtrans@yahoo.es; 900 720 569) desde hace casi seis a?os.
Este programa ofrece un servicio multidisciplinar, con atenci¨®n social, psicol¨®gica, asesor¨ªa jur¨ªdica y ayuda en general para ese colectivo. El a?o pasado atendi¨® a 722 personas.
A media tarde llegan los asistentes a uno de los grupos de apoyo, el de autoaceptaci¨®n de hombres. "Vine porque ten¨ªa una ansiedad tan terrible que en la oficina me desplom¨¦". Quien habla es ?ngel (todos los nombres son supuestos), que est¨¢ casado y tiene hijos. "En mi familia nunca se ha hablado de esto, ni con el pensamiento". Hace dos a?os que sigue esta terapia y a veces se frustra porque otros m¨¢s j¨®venes progresan a mayor velocidad que ¨¦l.
Uno de sus compa?eros, de origen latinoamericano, relata que el trabajo que hacen es "sigiloso" y, sobre todo, "interior". ?l lleva tres a?os y medio viviendo en Espa?a: "En mi pa¨ªs sent¨ªa que merec¨ªa la forma en que me trataban. He pasado de sentirme culpable a sentirme v¨ªctima, pero sin rencores". Como ?ngel, somatizaba la ansiedad de ocultar su condici¨®n: "Estaba permanentemente mareado, ten¨ªa problemas para respirar, a¨²n duermo mal y soy hipocondriaco", se?ala.
Juan Peris es el psic¨®logo que se encarga de tratar al grupo. "Intentamos que ¨¦ste sea un espacio donde se pueda hablar, compartir experiencias y no dejarlo solamente para las barras de ambiente", explica. "Desde el primer d¨ªa, tratamos de decir: 'Est¨¢s en tu casa. Cu¨¦ntanos tu historia".
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