De falta personal a t¨¦cnica
A Pepu Hern¨¢ndez, el seleccionador de baloncesto, h¨¦roe del Mundial de Jap¨®n, lo despidieron ayer, a dos meses de los Juegos de Pek¨ªn, por una serie de razones gaseosas expuestas por el que le hab¨ªa contratado, Jos¨¦ Luis S¨¢ez, presidente de la Federaci¨®n.
El baloncesto espa?ol ha conocido grandes ¨¦xitos con ese presidente, pero s¨®lo los muy entendidos conocen su nombre, mientras que a Pepu lo conoce todo el mundo. Fue muy elogiada su contenci¨®n en la final del Mundial de 2006, guard¨¢ndose para s¨ª una desgracia familiar, de manera que su estado de ¨¢nimo no afectase al equipo. Tambi¨¦n se apreci¨® su buen estilo en las declaraciones y el excelente ambiente que hab¨ªa sabido crear entre los jugadores y en torno a ellos. Esto ¨²ltimo se dec¨ªa con segundas: para subrayar el contraste con el demasiado ruidoso de la selecci¨®n de f¨²tbol, con un Luis Aragon¨¦s poco sutil y un Villar casi siempre profuso y confuso.
Tal vez se deba al diferente origen de ambos deportes: el f¨²tbol, aunque nacido en las selectas public schools inglesas, unific¨® sus reglas en una taberna de Londres. Se basaba en la fuerza f¨ªsica y no rehu¨ªa el choque. Pronto se convirti¨® en un deporte de barrio. Mientras que el baloncesto fue creado por un profesor del Colegio de la Asociaci¨®n de J¨®venes Cristianos de Springfield, Massachusetts, y una de sus normas b¨¢sicas era la prohibici¨®n de todo contacto f¨ªsico, castigado como falta personal. A Pepu le pitaron una cuando anunci¨® por sorpresa, hace un mes, que no seguir¨ªa despu¨¦s de Pek¨ªn. Pero su desencuentro con S¨¢ez se remontaba a la final del Eurobasket 2007, que Espa?a perdi¨® en el ¨²ltimo segundo.
La lista de agravios mutuos es bastante circunstancial, pero fue magnificada por los celos surgidos entre dos personas de caracteres y estilos muy diferentes. A Luis Aragon¨¦s tambi¨¦n le comunic¨® la federaci¨®n que no seguir¨¢ despu¨¦s de la Eurocopa, pero as¨ª como ese anuncio tuvo efectos bals¨¢micos en una afici¨®n dividida a cuenta de si deb¨ªa o no llamar a Ra¨²l, el aviso de Hern¨¢ndez fue considerado inoportuno y casi desestabilizador por el presidente de la Federaci¨®n. Desde entonces se ha dedicado a buscar pretextos, como el de insubordinaci¨®n, para pitarle falta t¨¦cnica y echarle de la cancha.
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