Francesc Torres, arte inc¨®modo
El Macba le dedica una retrospectiva que incluye sus pol¨¦micas instalaciones
?Una acuarela firmada por Hitler en un cat¨¢logo de Francesc Torres? Pues s¨ª. Forma parte de la pieza Not getting the full picture (2008) y afortunadamente, aunque s¨®lo sea por las formas, la reproducci¨®n no est¨¢ en el museo, sino s¨®lo en el cat¨¢logo.
Es, pues, una pieza gr¨¢fica independiente con la que el artista da otra vuelta de tuerca al tema de la falta de memoria hist¨®rica de este pa¨ªs a trav¨¦s de unas im¨¢genes de las que al principio s¨®lo aporta l¨ªricos detalles, que, sin conocer el contexto ni el autor, podr¨ªan resultar incluso bonitas. Lo que s¨ª est¨¢ en el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Barcelona (Macba), que hasta el 28 de septiembre dedica a Torres la retrospectiva Da capo, son las fotograf¨ªas en blanco y negro de la excavaci¨®n de una fosa de civiles asesinados durante la Guerra Civil en Burgos que forman parte del proyecto y el libro Oscura es la habitaci¨®n donde dormimos (2007).
Francesc Torres (Barcelona, 1948) tiene un discurso pol¨ªtico de izquierdas muy claro y directo tanto en sus escritos como en sus obras. El conflicto, en su trabajo, suele aparecer ante la duda de si este discurso se desactiva o banaliza al presentarse en un contexto art¨ªstico. De hecho, y esto es algo que el artista no reh¨²ye, muchas de sus obras provocan reacciones enfrentadas. Y muchas preguntas. A veces, como pas¨® con la megal¨®mana instalaci¨®n El carro de heno que present¨® en 1991 en el Santa M¨®nica, por el enorme coste, p¨²blico, de querer actualizar la met¨¢fora de la vanidad que representa el cuadro de El Bosco utilizando un enorme cami¨®n de verdad. En otras, como en el proyecto de las fosas de la guerra, por el miedo o la alerg¨ªa que pol¨ªticos e historiadores catalanes ten¨ªan a que una excavaci¨®n tan delicada se sufragara como parte de un proyecto art¨ªstico, lo que posiblemente fue uno de los factores de que le negaran el permiso para excavar en Catalu?a.
Lo cierto es que muchas veces las obras de Francesc Torres tocan la fibra sensible del espectador. Y le abren tambi¨¦n nuevas perspectivas de interpretaci¨®n que permiten superar la aparente obviedad de las im¨¢genes o las asociaciones. Hay que reconocer que es un maestro de la instalaci¨®n y un efectivo comisario -basta recordar las exposici¨®n sobre los deportivos Pegaso que organiz¨® en el Centro de Cultura Contempor¨¢nea (CCCB) en 2001- que sabe muy bien como presentar sus ideas. En este sentido, la interesante retrospectiva que ahora se presenta en el Macba permite recorrer su trayectoria de capo, es decir, desde el principio. Son realmente muy interesantes las obras de los a?os setenta en Barcelona, Par¨ªs y Nueva York (ciudad en la que residi¨® entre 1972 y 2002), enmarcadas en las pr¨¢cticas conceptuales y minimalistas de la ¨¦poca en su l¨ªnea m¨¢s estricta. El recorrido permite ver su tr¨¢nsito desde la autorreferencia del arte en s¨ª msimo, la experimentaci¨®n m¨¢s pura, a la utilizaci¨®n de la instalaci¨®n como "artefacto narrativo" apto para plantear interrogantes y reflexiones sobre la historia, la pol¨ªtica o el contexto social de cada momento.
La exposici¨®n, sin duda, dar¨¢ que hablar o que pensar, y esto ya es en s¨ª mismo uno de sus principales activos. Incluye, adem¨¢s, otras obras nuevas entre las que destaca la instalaci¨®n Tan limpia como el agua (2008), en la que las fotograf¨ªas del personal de limpieza del Congreso en plena faena se combina con una urna electoral en cuyo fondo se oyen las voces crispadas de los diputados en un pasado debate del Estado de la naci¨®n. Hay cosas, como las palabras, que cuesta m¨¢s limpiarlas.
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