De Bali a Copenhague
El cambio clim¨¢tico se ha convertido en un problema global sin parang¨®n. La evidencia cient¨ªfica presentada por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Clim¨¢tico (IPCC) confirma que la actividad humana est¨¢ modificando el clima. Las emisiones de gases de efecto invernadero est¨¢n creciendo m¨¢s r¨¢pido de lo previsto, entre otras cosas, debido al bienvenido crecimiento de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. Si verdaderamente queremos hacer frente al riesgo de considerables da?os al planeta y a la amenaza al crecimiento sostenible, el desarrollo y la reducci¨®n de la pobreza que esta situaci¨®n implica, tenemos unos pocos a?os para lograr el acuerdo fuerte y cre¨ªble respecto a las acciones que nos permitir¨¢n reducir dichas emisiones.
El D¨ªa del Medio Ambiente, marcado por el reto de combatir el cambio clim¨¢tico
La Conferencia de las Partes (COP) de la Convenci¨®n Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Clim¨¢tico (UNFCCC) que tendr¨¢ lugar en Copenhague a finales de 2009 jugar¨¢ un papel decisivo en el dise?o de un marco de trabajo post-Kioto. Seg¨²n el Plan de Acci¨®n de Bali, los cuatro elementos esenciales de un acuerdo global, son mitigaci¨®n, adaptaci¨®n, tecnolog¨ªa y financiaci¨®n. Pero ¨¦stos deber¨¢n estar s¨®lidamente anclados en los principios clave de efectividad, eficiencia y equidad que permitir¨¢n, a su vez, el acuerdo sobre metas a nivel de emisiones, el papel de los pa¨ªses en desarrollo en materia de mitigaci¨®n y comercio, un esquema internacional de comercio de emisiones, la financiaci¨®n de la reducci¨®n de emisiones debidas a la deforestaci¨®n, el desarrollo de tecnolog¨ªas de bajo carbono y el apoyo a la adaptaci¨®n (ver Elementos Clave para un Acuerdo Global en www.lse.ac.uk y el Marco de Trabajo para un Acuerdo sobre Cambio Clim¨¢tico Post 2012 y su Actualizaci¨®n 2008 en www.globalclimateaction.org). Por el momento centr¨¦monos en los elementos de tecnolog¨ªa y financiaci¨®n y su relaci¨®n con el futuro acuerdo.
Es de vital importancia que las negociaciones acuerden un objetivo de estabilizaci¨®n sobre la existencia de concentraciones de gases de efecto invernadero en la atm¨®sfera (normalmente, medidas en partes equivalentes de CO2 por mill¨®n). Sostenemos que para equilibrar los riesgos y costes globales proyectados la meta debe estar entre 450 ppmv CO2e y 500 ppmv CO2e. Una estabilizaci¨®n por debajo de 450 ppmv CO2 requerir¨ªa que las emisiones alcanzaran un m¨¢ximo en los pr¨®ximos a?os, con posteriores reducciones anuales de entre el 6% y el 10%. Aunque factible, esto ser¨ªa muy caro. Una estabilizaci¨®n en 550 ppmv CO2 parecer¨ªa ser, por otro lado, excesivamente arriesgada. En relaci¨®n a los da?os evitados, una meta de 500 ppmv CO2 ser¨ªa alcanzable a un coste razonable. Sin embargo, el desaf¨ªo de alcanzar un objetivo de 500 ppmv CO2 no se deber¨ªa subestimar, ya que requerir¨ªa una reducci¨®n del 50% en las emisiones de gases de efecto invernadero sobre niveles del 1990 al 2050, de los 40 GTCO de ahora a 20 GTCO2e.
El reto de reducir significativamente las emisiones, manteniendo el crecimiento econ¨®mico, requiere un cambio dram¨¢tico en materia de las tecnolog¨ªas. Los estudios indican que la estabilizaci¨®n se puede conseguir a trav¨¦s del despliegue de tecnolog¨ªas existentes y pr¨®ximas a ser comercializadas. Pero para que ¨¦stas sean plenamente difundidas, y paraque se produzcan otras innovaciones, habr¨¢ que superar tres fallas del mercado: el fracaso general de incorporar los costes de las emisiones de gases de efecto invernadero; los defectos del mercado que han restringido el despliegue de muchas tecnolog¨ªas existentes a pesar de los crecientes precios de la energ¨ªa, y los fallos de mercado espec¨ªficos a las tecnolog¨ªas en s¨ª mismas como los rendimientos de innovaciones que benefician otros.
La inversi¨®n global en investigaci¨®n y desarrollo en energ¨ªa se mantiene muy por debajo de su nivel de 25 a?os atr¨¢s. Esto tiene que cambiar. A partir de la motivaci¨®n de las fuerzas del mercado y la superaci¨®n de sus imperfecciones, las pol¨ªticas exitosas en materia de tecnolog¨ªa extender¨¢n dram¨¢ticamente el mercado global para las tecnolog¨ªas de bajo carbono y crear¨¢n la base para una nueva ola de sustituci¨®n de activos y crecimiento econ¨®mico.
A corto plazo, son necesarias pol¨ªticas para difundir la tecnolog¨ªa baja en carbono ya existente, en estos momentos s¨®lo parcialmente presente en la econom¨ªa global. A medio plazo, son necesarias pol¨ªticas que desarrollen y ampl¨ªen las tecnolog¨ªas pr¨®ximas a ser comercializadas, tales como la captura y almacenamiento de carbono (CCS) y los distintos tipos de energ¨ªa solar. M¨¢s all¨¢ de 2030, s¨®lo se alcanzar¨¢n los necesarios recortes en las emisiones de carbono a trav¨¦s de cambios m¨¢s radicales en la tecnolog¨ªa, como el abastecimiento energ¨¦tico con emisiones cercanas a cero. Todas ¨¦stas tienen un gran potencial, pero requerir¨¢n una inversi¨®n sustancial en I+D.
La hoja de ruta de Bali reconoci¨® la necesidad de una inversi¨®n adecuada, previsible y sostenible, que incluyese fuentes nuevas y adicionales para la mitigaci¨®n, la adaptaci¨®n y la cooperaci¨®n tecnol¨®gica. La financiaci¨®n para la adaptaci¨®n ser¨¢ medular para un acuerdo global que comprometa a los pa¨ªses desarrollados a ayudar a los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo a adaptarse al aumento global de las temperaturas. El cambio clim¨¢tico har¨¢ a¨²n m¨¢s costoso el logro efectivo y sostenible de los Objetivos de Desarrollo del Milenio m¨¢s all¨¢ de 2015. Los costes adicionales de la adaptaci¨®n al cambio clim¨¢tico var¨ªan y son altamente inciertos: la Convenci¨®n Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Clim¨¢tico, UNFCCC, trabaja con un rango de entre 28.000 y 67.000 millones de d¨®lares por a?o hasta el 2030, mientras que las estimaciones del PNUD est¨¢n en torno a los 86.000 millones de d¨®lares hasta 2015. Aunque indefinidos, esos costes probablemente alcancen r¨¢pidamente una magnitud similar a la actual Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD).
El comercio internacional de emisiones tambi¨¦n generar¨ªa fondos para una inversi¨®n en un desarrollo bajo en carbono. La escala de los eventuales flujos financieros privados podr¨ªa ser sustancial. Por ejemplo, si los pa¨ªses desarrollados redujeran sus emisiones entre un 20% y un 40% sobre los niveles de 1990 para el 2020, y aunque s¨®lo el 30% de esto se adquiriera en el marco de un esquema de comercio internacional de emisiones, con precios de entre $10-25/t CO2e (probablemente por debajo de lo necesario), esto generar¨ªa flujos de entre 20.000 y 70.000 millones de d¨®lares al a?o. Estos recursos podr¨ªan lograrse por la v¨ªa de mecanismos existentes, como el mecanismo de desarrollo limpio (MDL) ampliado. Incluso con reducciones suaves, con el objetivo de estabilizar las emisiones de CO2 en torno a 550 ppmv, los flujos financieros de pa¨ªses desarrollados a pa¨ªses en desarrollo podr¨ªan alcanzar de 50.000 a 100.000 millones de d¨®lares al a?o hacia 2030. A t¨ªtulo informativo, la AOD total a pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo fue de 100.000 millones de d¨®lares en 2007.
Estamos m¨¢s cerca de diciembre de 2009 de lo que pensamos y la movilizaci¨®n de la voluntad pol¨ªtica es clave. Es el momento de acordar los principios, si queremos tener ¨¦xito en Copenhague y construir sobre la base de la hoja de ruta de Bali. La efectividad, la eficiencia y la equidad son par¨¢metros claros que nos permitir¨¢n considerar c¨®mo distintos elementos de un acuerdo global pueden ser efectivos a la hora de alcanzar un objetivo com¨²n dentro de un compromiso global.
Firman este art¨ªculo Ricardo Lagos, ex presidente de Chile, enviado especial de Naciones Unidas para el Cambio Clim¨¢tico y presidente del Club de Madrid; Gro Harlem Brundtland, ex primera ministra de Noruega, enviada especial de Naciones Unidas para el Cambio Clim¨¢tico y miembro del Club de Madrid, y Nicholas Stern, IG Patel profesor de Econom¨ªa y Gobierno, LSE.
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