Jos¨¦ Antonio Ramos, timplista
Elev¨® el timple del folclor tradicional a instrumento sinf¨®nico
Hace tres d¨ªas que el sol no brilla en Canarias. Jos¨¦ Antonio Ramos, el gran virtuoso del timple, ese ukelele canario de cinco cuerdas tan peque?o y delicado como un beb¨¦ prematuro, muri¨® este mi¨¦rcoles, repentinamente, en su estudio de Las Palmas de Gran Canaria. En noviembre pasado hab¨ªa cumplido 38 a?os, pero el coraz¨®n dej¨® de latir y trunc¨® una de las carreras mejor encaminadas de toda la historia de la m¨²sica canaria. La inesperada noticia ha conmocionado a la sociedad isle?a y los aficionados a m¨²sicas de ra¨ªz del Viejo Continente.
Jos¨¦ Antonio era un hombre en plena ebullici¨®n, un artista exuberante que, impaciente, contaba los d¨ªas para la presentaci¨®n de su nuevo disco, Very JAR, programada para el s¨¢bado de la pr¨®xima semana. Hace unos d¨ªas hab¨ªa enviado por correo electr¨®nico a sus amigos el tema de presentaci¨®n de este trabajo, Un canario en Irlanda. Era otro ejemplo m¨¢s de su vitalismo contagioso, del hermanamiento de folclores y latitudes que caracteriz¨® su quehacer discogr¨¢fico. "Acab¨¢bamos de participar yo en el suyo y ¨¦l en el m¨ªo que saldr¨¢ en octubre con su calor, generosidad y alegr¨ªa", lamentaba Kepa Junkera.
Integrante de una generaci¨®n de m¨²sicos irrepetibles (junto al lanzarote?o Benito Cabrera y el majorero Domingo Rodr¨ªguez, El Colorao), este dream team de nuevos instrumentistas supo arrancar el timple de las bodegas, las parrandas y los grupos de folclor tradicional para elevarlo a instrumento sinf¨®nico, celta, flamenco y de jazz, como hicieron, por ejemplo, Toumani Diabat¨¦ con la kora o Paco de Luc¨ªa con la guitarra espa?ola. Jos¨¦ Antonio escogi¨® el timple de casualidad, porque era el ¨²nico instrumento que quedaba libre en casa. Sus hermanos mayores lo hab¨ªan desechado porque les parec¨ªa "poca cosa", pero aquel diminuto guitarrillo se engrandeci¨® cada vez que lo acariciaban sus enormes manos.
Practic¨® siempre un sentido respeto y veneraci¨®n por su mentor Totoyo Millares, de quien aprendi¨® los secretos del timple a los nueve a?os, y con quien grab¨® hace un par de temporadas un disco precioso, Las manos del maestro. Ni siquiera el f¨²tbol le apart¨® de su vocaci¨®n: fue un centrocampista prometedor y fornido en las filas del Artesano, pero no dud¨® en colgar las botas para centrarse en aquellas cinco cuerdas de afinaci¨®n discontinua (Sol Do Mi La Re). A las 20 primaveras, JAR ya era Premio Nacional de M¨²sica Folk Para J¨®venes Int¨¦rpretes. Pat Metheny supo del timple por ¨¦l, cuando se lo regal¨® durante un concierto en el Puerto de la Cruz.
"Se ha muerto parte del futuro", comentaba inconsolable Manolo Gonz¨¢lez, de Mestisay. "Era la vanguardia como int¨¦rprete de nuestro m¨¢s afamado instrumento popular. Elev¨® el timple a una dimensi¨®n hasta ahora desconocida", a?ad¨ªa Elfidio Alonso, fundador de Los Sabande?os. "Un atrevido, un investigador y un curioso permanente; reun¨ªa los tres valores fundamentales en un m¨²sico", apuntaba Dania D¨¦vora, productora del Festival Womad para Espa?a y Portugal. Tan gigantesco como un puntal de la lucha canaria, tan vertical como el Roque Nublo y, a la vez, cuando sus manazas acariciaban las cuerdas, tan puro como el aire de Tejeda.
Nos deja casi medio centenar de colaboraciones (con Junkera, Carlos N¨²?ez, Pedro Guerra, Rosana, The Chieftains, Bela Fleck, Javier Krahe, la Orquesta Filarm¨®nica de Gran Canaria...) y un buen pu?ado de discos: dos con el Tr¨ªo Timple, M¨¢s que un sue?o (1990) y Tanekra (1994); y, ya en solitario, Los cuatro gigantes (1998), Puntales (2000), Jeito (2001), Para timple y piano (2003), Los versos de la vida [musicando poemas de Pedro Lezcano] (2004), la antolog¨ªa 15 a?os de timple (2005), M¨²sica ¨®ptica (2005) y el mencionado Las manos del maestro (2006). Lo asombroso es que enseguida tendremos entre las manos ese Very JAR, con su m¨²sica vivaz y un mont¨®n de amigos alrededor (Junkera, Javier Paxari?o, Andreas Prittwitz, Larry Jean Louis), y le tendremos que adjudicar la etiqueta de "disco p¨®stumo". A¨²n cuesta creerlo.
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