Las formas del agua
Las exposiciones internacionales tienen la fama de ser acontecimientos con mucho despilfarro en los que se gastan cantidades ingentes de dinero en estructuras temporales y ret¨®rica vac¨ªa, pero es verdad que a veces producen una arquitectura realmente interesante. La Expo Zaragoza 2008 no es una excepci¨®n, ya que contiene algunas estructuras que no estar¨ªan fuera de lugar en un parque de atracciones y otras que encarnan una verdadera ambici¨®n arquitect¨®nica. Acontecimientos como ¨¦ste brindan a la ciudad anfitriona la oportunidad de renovar sus instalaciones urbanas, una oportunidad que, en demasiadas ocasiones, se desperdicia por una pobre planificaci¨®n de los terrenos, por c¨¢lculos a corto plazo y por gestos formales sin sentido. El visitante que llegue a Zaragoza en tren podr¨¢ acceder a la Expo cruzando el Ebro a trav¨¦s de un enorme puente cubierto para peatones, adornado con curvas de brillante metal. Este ejercicio deliberado de formalismo dise?ado por Zaha Hadid, supuestamente tomando como modelo un gladiolo cerrado, resulta un tanto desproporcionado y es un presagio de lo que est¨¢ por venir. A la entrada de la exposici¨®n hay una caja de acero en la que hay grabadas citas hist¨®ricas sobre el agua. En una de ellas, un sabio oriental nos recuerda que una espada no puede cortar el agua porque el agua sencillamente fluye alrededor de su filo. Uno hace bien en tener esta sabidur¨ªa ancestral en mente al valorar la arquitectura de la Expo. Se han llevado a cabo enrevesados intentos de imitar formas naturales, gotas de agua, salpicaduras y olas con materiales s¨®lidos como el cemento, el acero y el vidrio.
Algunos de los pabellones se desmantelar¨¢n y otros se conservar¨¢n, pero el resultado corre el riesgo de quedar fragmentado
En la actualidad, el agua es una cuesti¨®n que est¨¢ en boca de todos, o porque sobra o porque falta, as¨ª que no cabe duda de que la elecci¨®n de este tema para la Expo Zaragoza 2008 es relevante. El programa de acontecimientos y exposiciones refleja un amplio abanico de reflexiones sobre este recurso vital y combina la seriedad con la diversi¨®n. El terreno de la exposici¨®n, un recodo del Ebro conocido como "el meandro de Ranillas", es extraordinario y ofrec¨ªa una ubicaci¨®n natural maravillosa con campos y ¨¢rboles, no muy lejos de la ciudad y a un paso, atravesando el agua, de la conexi¨®n por tren de alta velocidad del AVE con Madrid y Barcelona. Esta belleza natural se ha sacrificado en favor de un inmenso paisaje artificial que incluye nuevos lagos en el lado oeste (el Parque del Agua) y los terrenos de la exposici¨®n al este. Al parecer, uno de los objetivos pol¨ªticos de esta Expo es sacar a Zaragoza de su relativo aislamiento conect¨¢ndola con las redes nacionales de comunicaci¨®n como parte de una visi¨®n del futuro de Espa?a. La idea es hacer que esta ciudad m¨¢s bien adormilada y de retiro aparezca en los mapas econ¨®micos, culturales y tur¨ªsticos internacionales. De hecho, es una t¨¦cnica de marca que a¨²na una necesidad universal, el agua, con la aspiraci¨®n de hacer frente a la globalizaci¨®n. Teniendo en cuenta la escala de la ambici¨®n y la cuant¨ªa de los gastos, es razonable plantear la siguiente cuesti¨®n: ?qu¨¦ ha aportado la Expo al mundo de la arquitectura?
Entre las contribuciones s¨®lidas que uno incluir¨ªa seguramente est¨¢ la propia estaci¨®n de tren dise?ada por Carlos Ferrater. Es cierto que no se encuentra en los terrenos de la exposici¨®n y que se complet¨® con anterioridad, pero es un elemento esencial para enlazar la Expo con el mundo exterior y a millones de viajeros les servir¨¢ como entrada a Zaragoza. Ferrater ha conseguido construir un edificio elegante con una cierta presencia c¨ªvica y sobria en el exterior, mientras que su interior, descomunal y bien iluminado, queda abarcado bajo un precioso techo que combina planos flotantes de cemento, geometr¨ªa diagonal y claraboyas triangulares perforadas.
El Palacio de Congresos de Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano, que est¨¢ al otro lado del r¨ªo y es lo primero que se ve al pasar el puente, es una de las obras m¨¢s impresionantes de la Expo: con su perfil irregular de claraboyas sesgadas y su compleja secci¨®n entrelazada de plataformas y techos, es verdaderamente monumental. El edificio hace pensar casi en la abstracci¨®n de un paisaje y pretende dar la impresi¨®n de una "luz solidificada", una intenci¨®n que puede que resulte m¨¢s aparente de noche que de d¨ªa. Las superficies de cemento del exterior est¨¢n decoradas con baldosas de cer¨¢mica, mientras que los interiores est¨¢n desnudos y son m¨¢s bien demacrados, es decir, es un edificio que necesita el flujo de las personas en su interior para animar su dram¨¢tica de secuencia de espacios internos. El dise?o revela la permanente fascinaci¨®n de Nieto y Sobejano por la obra del arquitecto dan¨¦s Jorn Utzon, en concreto por las formas escalonadas de la iglesia de Bagsvaerd de 1970.
Desgraciadamente, el Palacio de Congresos, el puente de Hadid y la Torre del Agua dise?ada por Enrique de Teresa -tres estructuras de s¨®lida presencia- est¨¢n situados cerca uno del otro, de manera que compiten entre s¨ª. El puente es una de esas obras "con firma" procedentes de un miembro del star system internacional y uno tiene la impresi¨®n de que procede de otro planeta. Al ser tan excesivo en su expresionismo escult¨®rico e impreciso en su articulaci¨®n estructural y en sus detalles, hace que uno anhele una soluci¨®n m¨¢s sencilla y rigurosa que est¨¦ m¨¢s acorde con el terreno y que, al mismo tiempo, permita a la gente disfrutar de las vistas del r¨ªo. Cierto es que se supone que en este puente para peatones se van a organizar exposiciones, pero sigue siendo con exceso introvertido.
La Torre del Agua es un rascacielos curvado y transparente que se encuentra m¨¢s al norte. Con sus entramados estructurales y sus transparencias en vidrio y acero brillantes, est¨¢ pensada para que d¨¦ la imagen de la alta tecnolog¨ªa en relaci¨®n con el agua. En realidad combina la funci¨®n de mirador para contemplar el paisaje con la de una rampa ascendente de exposiciones. En los atrios de estilo ejecutivo cuelgan algunas piezas un poco dudosas de "arte bancario" a gran escala, como una escultura que es una versi¨®n solidificada de una salpicadura de agua. Y uno se pregunta qu¨¦ pensar¨¢ el antiguo esp¨ªritu del Ebro de todos estos intentos desesperados de representar el agua de una forma tan estramb¨®tica y vulgar.
Gran parte de la Expo est¨¢ dominada por las declaraciones arquitect¨®nicas estridentes, algunas de las cuales parecen atracciones de feria. Despu¨¦s de todo este ruido visual es un alivio encontrarse con el sobrio Pabell¨®n Espa?ol, dise?ado por Francisco Mangado. El pabell¨®n consiste en un bosque de esbeltas columnas de acero revestidas de cilindros de arcilla que desaparecen en una arboleda de sombras y transparencias acu¨¢ticas. Las columnas var¨ªan en di¨¢metro y est¨¢n situadas a intervalos irregulares, lo cual da lugar a curiosas cualidades de ambig¨¹edad espacial y vibraci¨®n visual. Los surcos verticales hacen resaltar las sombras y el efecto es un punto intermedio entre las acanaladuras de las columnas cl¨¢sicas y los tallos de plantas acu¨¢ticas como el papiro o el bamb¨². Naturalmente, el pabell¨®n desempe?a una funci¨®n simb¨®lica y representativa y tiene un aire de templo minimalista. Es tambi¨¦n uno de los pocos edificios de la Expo que se toman un poco en serio el objetivo de la sostenibilidad. Los cuerpos de agua y arcilla humedecida contribuyen a que el edificio act¨²e de filtro refrescante para el flujo natural del aire. Los interiores est¨¢n colgados del fino techo mediante unas pesta?as de acero galvanizado y se utilizan con profusi¨®n astillas de madera recicladas para los paneles del techo y ruedas de caucho recicladas para las esteras de los suelos que absorben el ruido. ?stos no son ¨²nicamente gestos de correcci¨®n pol¨ªtica, ya que est¨¢n integrados en la idea general. Los interiores est¨¢n por el momento llenos de instalaciones, entre las que se encuentran unos interesantes estudios fotogr¨¢ficos del agua en diferentes partes de Espa?a, pero el edificio se puede transformar f¨¢cilmente para que adopte otros usos. El pabell¨®n de Mangado es uno de los edificios m¨¢s interesantes de Espa?a de los ¨²ltimos a?os y aborda cuestiones que comparten otros arquitectos de su generaci¨®n relacionadas con la abstracci¨®n, la materialidad, la geometr¨ªa y la naturaleza.
Los pocos edificios de calidad de la Expo destacan entre la mediocridad general, en la que una extra?a colecci¨®n de estructuras chocan y compiten las unas con las otras en forma, material y escala. En cuanto a la planificaci¨®n del terreno, se ha llevado a cabo un desastroso intento de imitar lagos y el movimiento del agua con formas sinuosas, pero se parecen demasiado a las im¨¢genes de un parque acu¨¢tico o de atracciones, y el efecto general es el de un centro comercial gigantesco. Incluso el Parque Metropolitano del Agua, que se encuentra al final del lado oeste de la exposici¨®n, recurre a gestos geom¨¦tricos gratuitos que resultan arbitrarios y superfluos en comparaci¨®n con el espl¨¦ndido meandro del propio r¨ªo, que se form¨® a lo largo de miles de a?os.
Zaragoza es una de las ciudades m¨¢s calurosas de Espa?a y el dise?o de los terrenos de la exposici¨®n de la Expo podr¨ªa haber sido una oportunidad para demostrar el valor de aparatos de gran tradici¨®n para llevar sombra y frescor a un conjunto edificado, como transformaciones modernas de patios, p¨¦rgolas, canales de agua y arboledas. Los propios edificios podr¨ªan haberse concebido como filtros ensombrecidos que incrementaran la corriente de aire. En lugar de espacios p¨²blicos agradables lo que hay es muchos objetos aislados bajo el sol, el calor y los destellos. A pesar de las intenciones oficiales de replantearse el papel y el significado del agua en todos sus estados, parte de la arquitectura de la Expo parece en realidad decidida a trivializar la cuesti¨®n y a recurrir a la imagen de mecanismos y artilugios, es decir, una visi¨®n pasada de moda de la tecnolog¨ªa.
Al parecer, las expos entran en dos categor¨ªas generales: las que hacen de las necesidades de la ciudad organizadora una consideraci¨®n primaria y las que llenan un terreno tabula rasa con una colecci¨®n de estructuras individualistas con la esperanza de poder lograr m¨¢s adelante una cierta urbanidad. Los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona pertenec¨ªan a la primera y llenaron la ciudad de nuevas infraestructuras, as¨ª como de edificios elegantes y espacios abiertos. Sevilla 92 pertenec¨ªa a la segunda e, incluso en la actualidad, la Isla de la Cartuja tiene un aire de feria abandonada convertida en un parque tecnol¨®gico pero sin residencias ni vitalidad urbana. En el caso de la Expo Zaragoza 2008, algunos de los pabellones se desmantelar¨¢n y otros se conservar¨¢n, pero el resultado general corre el riesgo de quedar fragmentado. La idea de un parque p¨²blico en la zona oeste del terreno es, evidentemente, un proyecto a largo plazo que podr¨ªa tardar a?os en madurar. Pero quedar¨¢ todav¨ªa mucho por hacer si quieren convertir los restos de la Expo en una parte viviente de la ciudad. Esperemos que planificadores y arquitectos, en lugar de copiar gotas de agua y olas, se pongan a trabajar de verdad para integrar el agua, la vegetaci¨®n, la arquitectura y el espacio p¨²blico en una s¨ªntesis m¨¢s pertinente y duradera del urbanismo y el arte paisaj¨ªstico.
Traducci¨®n de News Clips. William J. R. Curtis (Birchington, Reino Unido, 1948), historiador de la arquitectura, es autor, entre otros, del libro La arquitectura moderna desde 1900 (Phaidon, 2006)
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.