Silva (ferial) de varia lecci¨®n
Tendr¨ªan que haberlos visto. Dispuestos y visiblemente nerviosos ante la eventualidad de que la separada Infanta, el Alcalde-estrella, el ministro CAM (no confundir con el segundo hijo de No¨¦, cuya descendencia padeci¨® la maldici¨®n del abuelo borrachuzo y desnudo) y el resto de la comitiva hicieran una etapa ante sus respectivas casetas durante el trayecto inaugural. S¨®lo faltaban Rouco y la cabra de la Legi¨®n. Todos listos en sus casetas con los libros preparados para regalar a la ilustre dama y hacerse la foto. S¨ª, quiz¨¢s llegue el d¨ªa en que el libro-objeto sea una antig¨¹edad y haya que pedir cita previa a los libreros para que le acojan a uno en sus antros sagrados y polvorientos, pero hasta que el apocalipsis Kindle o sus suced¨¢neos sustituyan a ese "objeto perfecto" (Herralde), los libros, sus gentes y sus fastos encuentran cada a?o su gran momento de Mary Tribune en el Retiro. No importa que el 75% (aprox) de las casetas de las librer¨ªas exhiban un porcentaje muy elevado de id¨¦ntica mercanc¨ªa y que, por tanto, baste con ver un par de ejemplos escogidos para hacerse una idea de lo que ofrecen (casi) todas las dem¨¢s. O que las editoriales de los grandes grupos se empe?en en olvidar el fondo (que es lo que buscan muchos visitantes) y traer fundamentalmente sus ¨²ltimas "apuestas", que son las mismas que exhiben las librer¨ªas. Se consolida la homogeneidad de la oferta feriante, una tendencia que tambi¨¦n se demostr¨® en el ¨²ltimo Sant Jordi. Lo que no deja de ser parad¨®jico: cada vez se producen m¨¢s t¨ªtulos y cada vez resulta m¨¢s complicado hacerse con uno que no sea estrictamente mainstream. En todo caso, ahora estamos de feria/fiesta. Y lo que importa no es que se vendan m¨¢s ejemplares de menos t¨ªtulos (y que del resto aumenten las devoluciones), sino que se produzca ese tan celebrado encuentro anual de todos los eslabones de la cadena del libro en el "marco incomparable" del Retiro. ?Crisis? ?Qu¨¦ crisis, Casandra? Al fin y al cabo, que una distribuidora especializada en grandes superficies est¨¦ a punto de presentar concurso de acreedores no deja de ser un epifen¨®meno, un efecto colateral de la bonanza generalizada. O que una editorial que pretendi¨® subirse al tren de los grandes con el and¨¦n atiborrado de t¨ªtulos est¨¦ registrando un porcentaje hist¨®rico de devoluciones es simple an¨¦cdota, caca de vaca. Aqu¨ª no pasa nada: ni siquiera importa que se alcen voces premonitorias de magnates de la comunicaci¨®n arrojando una sombra de duda sobre el precio fijo (por cierto, los empleados de Editis quieren su parte del pastel de plusval¨ªas). Tranquilos: lo que hay que hacer es buscar constantemente otro pijama de rayas, otro Zaf¨®n, otro Follet, otro ni?o mago, otra Cornelia Funke. Y todos a la feria, que hay que ayudar a los libreros a hacer caja antes de que se los merienden Carrefour y dem¨¢s monstruos de vecindad atronadora. Y, en cuanto a m¨ª, perdonen la tristeza, que dir¨ªa Vallejo. Es mi car¨¢cter.
Cada vez se producen m¨¢s t¨ªtulos y cada vez resulta m¨¢s complicado hacerse con uno que no sea 'mainstream'
Referencias
En mi recorrido ferial "mis instrumentos de trabajo son la humillaci¨®n y la angustia", como dijo Borges por poeta interpuesto. Humillaci¨®n porque, ojeando y hojeando de caseta en caseta, me hago m¨¢s consciente de que, aunque pocas cosas he vivido, tampoco son muchas las que he le¨ªdo. Y me falta a¨²n tanto (lo de vivir lo llevo con m¨¢s resignaci¨®n) que me vence la angustia infame de los demasiados libros. En esta edici¨®n decido especializarme en americanos y en peque?as editoriales independientes. De entre la multitud de las ¨²ltimas (uno de los signos m¨¢s positivos del sector), deseo mencionar, s¨®lo como muestra, la caseta colectiva (161) de Contexto ("nuevos editores para nuevos libros"), una joint venture t¨¢ctica de siete sellos peque?os (Asteroide, Barataria, Global Rhythm, Impedimenta, N¨®rdica, Perif¨¦rica y Sexto Piso) que se juntan para hacer m¨¢s ruido, abaratar gastos y dar m¨¢s presencia a cat¨¢logos a¨²n cortos, pero que marcan diferencias notables. Hay muchos m¨¢s independientes, con y sin caseta, y buscarlos es la mejor aventura del bibliogourmet curioso. Encuentro, por ejemplo, en la solapa de la interesante Correspondencia de Bruno Schulz publicada por Maldoror, una vibrante diatriba contra las llamadas Obras Completas del jud¨ªo-polaco que public¨® Siruela, a las que califican de "aut¨¦ntico insulto" a la inteligencia del lector. Mi otro inter¨¦s son los libros que vienen de la otra orilla de la lengua. La qu¨ªntuple caseta del Cerlalc orienta, pero hay mucha m¨¢s presencia iberoamericana para quien quiera encontrarla, incluyendo la que se halla en los cat¨¢logos espa?oles. Me voy de la feria acariciando el ¨²ltimo tomo (dedicado al siglo XX) de la Historia de la literatura hispanoamericana de C¨¢tedra, coordinado por Trinidad Barrera. Adoro los (buenos) libros de referencia.
Priapismos
Dentro de los arbitrarios y a todas luces heter¨®clitos y perfunctorios (pero pr¨¢cticos) bloques en los que clasifico las novedades que me llegan hay uno en el que se apilan los relacionados con el sexo y afines asuntos titilantes. Acabo de terminar de leer Margot la remendona, de Fougeret de Monbron (1706-1760), una de las nouvelles incluidas por Mauro Armi?o en los Cuentos y relatos libertinos publicados por Siruela y que nos muestran esa otra cara del si¨¨cle des Lumi¨¨res de la que tanto se ha ocupado el maestro Robert Darnton, uno de los m¨¢s grandes historiadores culturales en activo. Traductor de la seminal Fanny Hill, de John Cleland, Monbron es uno de los escritores er¨®ticos y anticlericales que proliferaron en la Francia del XVIII y que reflejaron novelescamente la crisis de la moral tradicional. La antolog¨ªa de Armi?o (en la que imagino que, por razones de espacio, no ha sido posible incluir la fundamental Th¨¦r¨¨se philosophe, de Boyer d'Argens) es una buena introducci¨®n a un g¨¦nero que convirti¨® a Francia en el centro de una moda literaria que se extendi¨® por (casi) toda Europa hasta la Restauraci¨®n. En la aludida pila de libros encuentro tambi¨¦n H¨¦roes, atletas y amantes, un sugerente ensayo de Luis Antonio de Villena sobre el desnudo masculino (y las miradas sobre el mismo) a lo largo de la historia. Y cuyos planteamientos est¨¢n muy lejos de los del inquietante mamotreto fotogr¨¢fico que me env¨ªa el siempre sorprendente Taschen y cuyo t¨ªtulo, The Big Penis Book, es suficientemente expl¨ªcito. Como lo era The Big Book of Breasts, su hermano en esa colecci¨®n de hipertrofiadas gl¨¢ndulas y ap¨¦ndices humanos (?lo son realmente?) a las que el avispado editor alem¨¢n parece particularmente aficionado. Para que se hagan una idea de su tama?o s¨®lo les dir¨¦ que algunos de los modelos exhiben falos que dejan en meros canutos los que dibujaba Tom de Finlandia (Touko Laaksonen), y que uno de ellos llega a hacerse, a guisa de maroma, un nudo con el propio. En fin. La pregunta es ?y ahora qu¨¦ hago yo con este libro? No sirve para el bookcrossing y regal¨¢rselo a alguno/a es todo un compromiso. Any idea? -
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