M¨¢s palabras que ayuda
La conferencia de la FAO concluye sin avances: el principal ser¨ªa poner fin al proteccionismo
No le falta raz¨®n a Jos¨¦ Mar¨ªa Sumpsi, subdirector general de la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentaci¨®n (FAO), cuando confiesa que en tres d¨ªas no puede resolverse el problema del hambre, que azota a m¨¢s de 850 millones de habitantes del planeta. Sin embargo, eso no impide expresar la mayor decepci¨®n por la escasa sustancia del foro mundial sobre seguridad alimentaria, que ha reunido en Roma esta semana a l¨ªderes de m¨¢s de un centenar y medio de pa¨ªses. Entre ellos el presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, que gobierna con pu?o de hierro la antigua Rodesia como si fuera su predio y detiene al jefe de la oposici¨®n, con el que tendr¨¢ que disputar este mes la segunda vuelta de los comicios presidenciales, mientras ¨¦l se ha dedicado en la capital italiana a culpar al colonialismo de la carest¨ªa de los alimentos.
La conferencia de la FAO concluye con una obviedad: la agricultura emerge de nuevo como un problema mundial primordial debido a la fuerte carest¨ªa de los alimentos y a la necesidad de un incremento de la producci¨®n de al menos un 50% de aqu¨ª a 2030. Tal vez se ha menospreciado la importancia del campo, pero resurge con total virulencia ante el agravamiento de la escasez alimentaria, el alza de precios de cereales b¨¢sicos y la falta de ayuda del Primer Mundo. Porque si algo se ha evidenciado en Roma, una vez m¨¢s, es la miop¨ªa y el ego¨ªsmo de los pa¨ªses m¨¢s desarrollados a la hora de pasar de las buenas palabras a lo concreto. Sin embargo, es justo reconocer como positiva la generosidad de Francia al comprometer 1.000 millones de euros en ayudas y de Espa?a, con 500 millones.
La cuesti¨®n es que estos compromisos la mayor¨ªa de las veces no llegan a buen puerto o se desvanecen. Como bot¨®n de muestra basten los ocho objetivos del desarrollo del Milenio, suscritos por la ONU en 2000, para reducir a la mitad la pobreza extrema en 2015, una meta ya pr¨¢cticamente inalcanzable, o lo que se apalabra en las cumbres del G-8.
En este panorama cr¨ªtico destacan los biocarburantes como fuentes alternativas de energ¨ªa, sustitutivos del caro petr¨®leo, pero con el efecto de perjudicar a la agricultura del Tercer Mundo con los subsidios que reciben los productores de los pa¨ªses ricos. De poco servir¨¢n los compromisos de ayuda si no se pone fin al proteccionismo imperante.
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