Una sociedad m¨¢s solidaria
Al final de estas l¨ªneas que mi pu?o escribe, siguiendo la sabidur¨ªa milenaria de mis pueblos, debo reafirmar con el entendimiento evolutivo que no hay verdad contraria a la necesidad de revalorizar el sujeto agua para la b¨²squeda del desarrollo de los pueblos. La construcci¨®n de nuevos axiomas y el ejercicio de nuevos valores en la sociedad tambi¨¦n deben ir encaminados hacia la revalorizaci¨®n del agua como elemento vital e integral de la existencia del ser humano. El resto es la construcci¨®n de una nueva visi¨®n ideol¨®gica, de una nueva forma de pensar, que siente las bases para la comprensi¨®n de los sujetos vivos del planeta y que obligue a asumir una nueva forma de vida.
Sin duda alguna, los grandes problemas del ser humano en el planeta estar¨¢n abanderados por el irracional uso del agua; por esta raz¨®n, se impone la necesidad de reconcebir el elemento agua, de replantear la funci¨®n del elemento agua identific¨¢ndola como sujeto de valoraci¨®n de derecho. (?)
La regla de oro es transformar la mentalidad del individuo para lograr un adecuado ejercicio de relaci¨®n entre naturaleza y sociedad; ese planteamiento debe reproducirse y garantizar su comprensi¨®n en los modelos de educaci¨®n y formaci¨®n humana.
(?) No ser¨¢ posible la b¨²squeda del desarrollo de los seres humanos, el respeto a la dignidad de los hombres y mujeres, si los Estados no garantizan el libre acceso, la justa distribuci¨®n y la responsable utilizaci¨®n del agua individual e industrial por respeto a la vida de los que a¨²n no han nacido. El motor que ha de transformar y poner en marcha este andamiaje es y ser¨¢ la valoraci¨®n del agua como sujeto en la integralidad de la vida de los seres humanos, y por ello tambi¨¦n es ineludible en el concierto de las naciones que se ventile y se produzcan normas de car¨¢cter internacional para inducir a los Estados a la construcci¨®n y al respeto de un nuevo modelo jur¨ªdico y pol¨ªtico internacional, que contribuya a la preservaci¨®n del medio ambiente y garantice el agua para esta y otras generaciones. La vida del planeta depende de las acciones y decisiones individuales y colectivas de las sociedades y de los seres humanos; por consiguiente, la vida del planeta depende de las decisiones cotidianas de los Estados, en cumplimiento con sus mandatos jur¨ªdicos y pol¨ªticos. De esa forma, se visibiliza la responsabilidad que todas y todos tenemos en principio para corregir los grav¨ªsimos errores de lesi¨®n a la naturaleza, y, seguidamente, se impulsa esa valoraci¨®n y esa nueva forma de vida tan anhelada para el futuro de la humanidad.
El resultado debe ser una sociedad consciente y responsable de s¨ª misma y de su entorno, solidaria intr¨ªnsecamente y con los otros pueblos del mundo.
Rigoberta Mench¨² es una de las m¨¢s conocidas defensoras de los ind¨ªgenas de Am¨¦rica Latina. Nobel de la Paz y premio Pr¨ªncipe de Asturias de Cooperaci¨®n.
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