Poderosamente femeninas
Tienen o no las mujeres capacidad de liderazgo? Todos, hombres y mujeres, podemos liderar si aprendemos a identificar y gestionar nuestros miedos. Los miedos de los hombres y de las mujeres son distintos. El miedo que impide el liderazgo de las mujeres es el miedo al rechazo, a no gustar, el miedo a no ser queridas. Y para evitar el rechazo manifestamos actitudes de autodevaluaci¨®n que impiden nuestro progreso. ?Por qu¨¦?
El famoso zo¨®logo Desmon Morris, autor de El mono desnudo (1968) y, recientemente, La mujer desnuda (2005), explica: "Cuando un animal encuentra a otro que emite se?ales de agresi¨®n, el animal amenazado realiza actos de sumisi¨®n para apaciguar al atacante y debilitar su agresi¨®n. Esto suele combinarse con una actitud de encogimiento. Este gesto contradice la se?al de estiramiento propia del agresor y as¨ª el agresor ya ha ganado, sin que haya habido derramamiento de sangre".
Nuestras reacciones ante el miedo son las mismas a las que se refiere el zo¨®logo. No habla de las mujeres, pero explica las causas de nuestra devaluaci¨®n. Es el miedo a no ser adecuadas, el miedo a ser importantes, el miedo a molestar, el que nos hace encogernos, con el gesto, con las palabras y con la voz. Cuando nuestra voz es d¨¦bil; nuestros gestos, infantiles, y decimos frases como "intentar¨¦ explicar un poco" o "quiz¨¢ diga una tonter¨ªa" a la hora de hablar frente a un grupo, nos encogemos, como dice Desmond Morris, nos devaluamos y saboteamos nuestro liderazgo, que es nuestra identidad, nuestro dinero y nuestra salud.
Orientadas a complacer, impostamos nuestro comportamiento para adaptarnos a cualquier entorno, para satisfacer las demandas, formuladas o no, de todos. Por miedo a no ser queridas no llegamos a convertir nuestros valores en poder y preferimos encajar en la mediocridad que percibimos como un lugar seguro, por conocido. Por miedo a no ser queridas nos apartamos del ¨¦xito, que es exclusivo, y nos har¨ªa visibles y poderosas, pero ?amadas?
Las mujeres estamos orientadas al amor, en may¨²sculas, en min¨²sculas y en despojos y, en muchos momentos de nuestra vida profesional y personal, buscamos el amor con sumisi¨®n y encontramos, claro, la falta de respeto. Es la respuesta a los mecanismos marcados por el instinto, que son los que mandan. Si queremos liderar nuestra vida en todos los aspectos deberemos aprender a identificar y gestionar nuestra tendencia a complacer todas las demandas, que es el fruto de nuestro miedo a no ser adecuadas. Esa pulsi¨®n por complacer nos deja devastadas, exhaustas. Y lo que es peor, sin identidad y sin liderazgo. La soluci¨®n est¨¢ en gestionar este miedo y autorizarnos a ser. Nuestra identidad, la de cada una, es nuestro liderazgo. -
Carmen Garc¨ªa Ribas es directora del posgrado de Liderazgo Femenino de ESCI-UPF.
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