El ADN de los empresarios

Desde m¨²ltiples ¨¢mbitos, como el religioso y el pol¨ªtico, la funci¨®n empresarial ha sido objeto de variadas e importantes controversias. Todav¨ªa hoy, cuando se realiza una encuesta acerca de la consideraci¨®n sobre diferentes colectivos sociales, el empresarial no figura entre los m¨¢s valorados o, cuando menos, los l¨ªderes empresariales no se sit¨²an de manera generalizada como referente de logro. Y es un lugar com¨²n que si este mismo ejercicio se hiciera en un pa¨ªs de corte anglosaj¨®n, el resultado ser¨ªa netamente distinto.

Esta creencia relativa a la existencia de una menor propensi¨®n por parte de la sociedad espa?ola a desarrollar una actividad empresarial, es decir, a asumir un conjunto de riesgos como son los econ¨®micos, e incluso, como hemos dicho, reputacionales, y una mayor preferencia por actividades menos arriesgadas, es lo que ha llevado a Juan Moscoso del Prado a intentar descubrir alg¨²n elemento, sea este cultural, ideol¨®gico, hist¨®rico, que aporte evidencia emp¨ªrica de ello.

Frente a esas connotaciones negativas se?aladas, hemos descubierto una nueva palabra: emprendedor. Quiz¨¢ encontramos en ella otro sentido. David frente a Goliat. Schumacher, economista alem¨¢n asentado en Gran Breta?a, dec¨ªa "small is beatiful", y el crecimiento (medida al uso relativa al ¨¦xito en la actividad empresarial) produce degeneraci¨®n. Es en ese momento cuando el emprendedor se convierte en empresario, cuando se abre la veda a la cr¨ªtica, muchas veces injusta por ser irreflexiva y autom¨¢tica. Y esta concepci¨®n, maniquea, sigue hoy muy vigente. Este libro de Juan Moscoso del Prado, en la actualidad diputado del Grupo Socialista en la C¨¢mara baja, y que es la adaptaci¨®n editorial de su tesis doctoral, puede contribuir a asentar la consideraci¨®n social de la figura del empresario como un engranaje m¨¢s del sistema econ¨®mico que tiene como objetivo suministrar productos y servicios demandados por la sociedad.

Ciertamente Espa?a se encuentra cerrando la lista en los diversos indicadores que sobre emprendimiento, innovaci¨®n y otros se vienen elaborando desde diversas instituciones internacionales. En muchos casos incluso detr¨¢s de algunos de los pa¨ªses recientemente incorporados a la Uni¨®n Europea. Espa?a s¨®lo se salva en t¨¦rminos de educaci¨®n, con una tasa de poblaci¨®n con educaci¨®n superior por encima de la media comunitaria. Y sin embargo, aun siendo la cualificaci¨®n uno de los aspectos fundamentales que te¨®ricamente definen la competitividad y capacidad de innovaci¨®n de una sociedad, la poblaci¨®n universitaria espa?ola no evidencia muestras de apetito por la actividad emprendedora, lo que resulta poco esperanzador. -

Javier L¨®pez Somoza es socio de Afi.