?A qui¨¦n molesta la FIA?
Es dif¨ªcil que pueda llevarse a cabo la ¨²ltima amenaza de Bernie Ecclestone a Max Mosley. La posibilidad de crear un campeonato del mundo de F-1 paralelo al actual sin contar para nada con la Federaci¨®n Internacional del Autom¨®vil (FIA) es remota y pr¨¢cticamente irrealizable. Ecclestone lanz¨® la idea en los medios que le son m¨¢s afines, los brit¨¢nicos, para poder especular despu¨¦s con las respuestas. Pero s¨®lo un d¨ªa m¨¢s tarde, puso la marcha atr¨¢s, al comprobar que a la mayor¨ªa de los constructores de coches no les interesaba dar su apoyo a esta posibilidad.
?A quien molesta la FIA? La convivencia entre los propietarios de la F-1 y los rectores de la FIA nunca ha sido sencilla. Las parcelas de poder se sobreponen en muchas ocasiones y la te¨®rica imparcialidad de la FIA resulta no s¨®lo molesta sino tambi¨¦n lesiva en algunos momentos para los intereses comerciales del campeonato y para la expansi¨®n televisiva que se pretende. Para Ecclestone la F-1 es un gran espect¨¢culo que mueve millones de euros cada a?o y del que hay que sacar el m¨¢ximo rendimiento econ¨®mico posible. Para la FIA es un campeonato del Mundo que debe regirse por unas normativas muy estrictas y que, al margen de ser un escaparate, debe potenciar unos valores universales irrenunciables en un mundo global como el actual: ecolog¨ªa, tecnolog¨ªa punta aplicable, recuperaci¨®n de la energ¨ªa y, sobretodo, seguridad.
Especial F¨®rmula 1 |
El intento de crear un campeonato paralelo lo esgrimieron ya no hace muchos a?os los propios constructores contra Ecclestone, cuando le exigieron un mejor reparto de los beneficios del pastel de la F-1. Tampoco cuaj¨®, porque hubo deserciones y porque, al final, los constructores lo que m¨¢s quieren es estabilidad, imparcialidad, un principio de autoridad independiente y seriedad. Todo eso es lo que ofrece la FIA y lo que ahora est¨¢ cuestionando Ecclestone. Sin embargo, su batalla no parece dirigida contra la propia instituci¨®n sino fundamentalmente contra la persona que la dirige, Max Mosley, el presidente m¨¢s cuestionado de la historia despu¨¦s de la explosi¨®n del asunto sexual con connotaciones nazistas que destap¨® el News of the World.
Sin embargo, de lo que se trata no es de cuestionar al presidente por este asunto sino por el trabajo que haya desarrollado y est¨¦ desarrollando en la federaci¨®n. En muchos aspectos no estoy de acuerdo con Mosley y no me gusta nada todo lo que ha ocurrido. Pero no debe tampoco obviarse que como presidente ha aportado cosas muy interesantes al mundo de la competici¨®n. Despu¨¦s del accidente de Senna en 1994, Mosley encabez¨® una cruzada en pro de la seguridad que ha evitado muchas muertes tanto en la F-1 como en otras competiciones. Y ahora mismo es el mayor promotor de una serie de cambios reglamentarios para hacer la F-1 m¨¢s verde, menos contaminante, para desarrollar sistemas de aprovechamiento de la energ¨ªa (KERS) y para reducir los costes de las escuder¨ªas.
Todo eso les interesa poco a las grandes marcas, porque ellos no tienen problemas presupuestarios, pero es fundamental para la supervivencia de las peque?as escuder¨ªas. Y es probable que muchas de estas cosas desaparecieran si Ecclestone abandona la FIA o si cumple su amenaza de construir un campeonato paralelo. Es cierto que lo tiene todo: las escuder¨ªas, los circuitos, los patrocinadores, la televisi¨®n y el dinero. Pero incluso as¨ª le har¨ªa falta un ente imparcial e independiente capaz de administrar justicia y equilibrio. Y ser¨ªa muy dif¨ªcil que el Mundial no se convirtiera en un feudo de los amigos de Ecclestone. Insisto. Los constructores quieren estabilidad, seriedad e imparcialidad. Y seguro que as¨ª se lo han hecho saber a Ecclestone. La FIA es molesta a veces, pero es indispensable porque, al igual que la F-1, da tambi¨¦n marca al producto.
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