"Los prisioneros de hoy no est¨¢n entre rejas"
Basta verla bajar del taxi, apurada, para darse cuenta de que esta mujer menuda cree mucho m¨¢s en la fuerza de la raz¨®n que en la raz¨®n de la fuerza. Su fragilidad no le impide ser martillo de quienes atropellan los derechos humanos, lo mismo grandes potencias que peque?os dictadores.
Irene Khan (Dhaka, actual Bangladesh, 1956), secretaria general de Amnist¨ªa Internacional, ha elegido el Hoxton Apprentice, un lugar simb¨®lico porque entre sus mesas y fogones se forjan j¨®venes descarriados que pueden aqu¨ª agarrarse a un oficio. Y porque est¨¢ en una escondida plazoleta a caballo entre la rica City y los barrios populares, mestizos y bohemios de Shoreditch.
Elige del men¨² del d¨ªa una ensalada con queso de cabra y un risotto de pollo ahumado. Este corresponsal se decanta por la otra combinaci¨®n posible, mel¨®n con jam¨®n y ?oquis de setas silvestres, sin reparar en que est¨¢ a la mesa con una mujer musulmana. Pero la religi¨®n no le ha sido obst¨¢culo para casarse con un alem¨¢n, vestir pantalones y pintarse los ojos, su ¨²nica concesi¨®n a la coqueter¨ªa. Es la primera mujer, el primer musulm¨¢n y la primera bangladesh¨ª al frente de Amnist¨ªa, pero "si hubiera pensado que me eligieron por ser mujer, y no por mi capacidad, no habr¨ªa aceptado", advierte.
La secretaria general de Amnist¨ªa cree que "el instinto natural es ayudar"
Los fines de semana le gusta quedarse en casa y cocinar arroz y verduras porque pasa media vida en el avi¨®n. "Viajo mucho porque es muy importante escuchar las historias por ti misma. Es muy deprimente, pero te motiva a hacer m¨¢s". "El instinto natural de la gente es ayudar. Lo hemos visto con el tsunami, en Birmania, en China. ?Qu¨¦ es lo que nos hace ap¨¢ticos frente a los abusos? Quiz¨¢ la distancia. Por eso es importante convertir los problemas de derechos humanos en historias. Para entender que no s¨®lo hablamos de millones de refugiados, sino de este ni?o, de aquel hombre".
Bromea poco Irene Khan, que se pone muy seria, casi triste, cuando habla, como si pensara que mostrar felicidad personal es incompatible con denunciar abusos y desgracias. "Los derechos humanos no son de derechas ni de izquierdas", sostiene apurando el arroz. "La derecha se ha preocupado m¨¢s de los derechos individuales y la izquierda de los sociales. Pero cuando un individuo es encarcelado sin juicio pierde su derecho a la libertad, pero tambi¨¦n a la educaci¨®n, al trabajo, a la familia".
Amnist¨ªa quiere poner la inmigraci¨®n en el centro de su agenda. "La inmigraci¨®n es una cuesti¨®n de derechos humanos porque estamos hablando de vidas humanas. Pero la tendencia es a verlo como un problema de seguridad nacional y tomar medidas unilaterales o bilaterales, sin reconocer los est¨¢ndares de tratamiento. Eso crea m¨¢s tragedias humanas". "Los prisioneros de hoy no est¨¢n entre rejas. Son los inmigrantes, las v¨ªctimas de la burocracia, los olvidados, las v¨ªctimas del tr¨¢fico de personas, las mujeres v¨ªctimas de violencia... Por desgracia, el negocio de Amnist¨ªa est¨¢ creciendo". Y se va a posar con el fot¨®grafo, con sus ojos m¨¢s tristes.
Hoxton Apprentice. Londres
- Pan: una libra.
- Dos men¨²s con ensalada
de queso de cabra, mel¨®n con jam¨®n, risotto de pollo ahumado y ?oquis con setas silvestres: 19,98 libras.
- Agua con gas: tres libras.
- Un vaso de vino: 4,25 libras.
- Dos caf¨¦s dobles: 4,40 libras.
- Servicio: 4,07 libras.
Total: 36,70 libras
(46,75 euros).
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