Italia proh¨ªbe a jueces y fiscales las escuchas en casos de corrupci¨®n

Cinco a?os de c¨¢rcel para el magistrado que ordene un pinchazo telef¨®nico. Cinco a?os para quien lo realice y para quien lo filtre, y cinco a?os para los periodistas que lo publiquen. ?se es el n¨²cleo duro del proyecto de Ley que el Gobierno italiano quiere aprobar el viernes. El primer ministro, Silvio Berlusconi, trata de esta manera de prohibir a jueces y fiscales el recurso de intervenir los tel¨¦fonos de sospechosos salvo en los casos de delitos m¨¢s graves: terrorismo, mafia y violencia sexual. La medida excluir¨ªa los pinchazos como m¨¦todo de recogida de pruebas en los procesos que afectan a cr¨ªmenes de cuello blanco: corrupci¨®n, prevaricaci¨®n, sobornos, extorsi¨®n, estafas o delitos empresariales.

Los jueces advierten de que la reforma dar¨¢ el golpe de gracia a la justicia

Las asociaciones de jueces, editores y la oposici¨®n advierten de que si se lleva adelante la reforma, Berlusconi dar¨¢ el golpe de gracia a la Justicia. El presidente de la Asociaci¨®n Nacional de Magistrados, Luca Palamara, ha mostrado su perplejidad por el plan y ha se?alado que, "si el Gobierno selecciona mucho los delitos susceptibles de ser investigados con escuchas, se empobrecer¨¢ el Estado de derecho y se restringir¨¢n las posibilidades de investigar". Palamara sugiere que delitos comunes como la extorsi¨®n y la corrupci¨®n quedar¨ªan de hecho "despenalizados".

Para el l¨ªder de la oposici¨®n, Walter Veltroni, las escuchas son "un instrumento fundamental de lucha contra toda forma de actividad ilegal", aunque se ha mostrado de acuerdo en regular a fondo su publicaci¨®n en los medios de comunicaci¨®n.

La Liga del Norte, socio de Berlusconi, ha puesto tambi¨¦n reservas a la idea, porque considera que puede da?ar la imagen de firmeza del Ejecutivo. Pero el Gobierno ha empezado a preparar a la opini¨®n p¨²blica para la reforma con dos argumentos: econ¨®mico y el respeto a la intimidad.

El ministro de Justicia Angelino Alfano record¨® ayer que en 2007 hubo 125.000 personas espiadas en Italia, y que "pr¨¢cticamente todo el pa¨ªs habr¨ªa sido interceptado alguna vez". Adem¨¢s, declar¨® que las grabaciones suponen la mitad del total de los gastos judiciales. "Es necesario reducir ese exceso defendiendo la privacidad de los ciudadanos pero sin debilitar a las fuerzas de seguridad", concluy¨® Alfano, quien record¨® que en EE UU se hacen 1.700 pinchazos anuales y en Suiza 1.300.

Berlusconi siempre ha declarado su antipat¨ªa por el Grande Fratello judicial en un pa¨ªs que ha vivido casos tan llamativos como el Manos Limpias que dirigi¨® Antonio di Pietro a principio de los 90. Il Cavaliere "tiene pesadillas con los pinchazos, y todos los d¨ªas pregunta al ministro Alfano si la ley est¨¢ lista", ha contado La Rep¨²bblica, recordando que, en los ¨²ltimos a?os, el propio jefe del Gobierno, decenas de sus amigos y miembros de Forza Italia, diputados, senadores, alcaldes y empresarios de todas las tendencias han sufrido pinchazos y han sido, despu¨¦s, procesados.

Aunque la promulgaci¨®n de diferentes leyes ha ido dilatando hasta el infinito los procesos y una parte importante acaba prescribiendo, Il Cavaliere ha declarado la guerra a un sistema "que no deja vivir en paz a los ciudadanos". En la campa?a prometi¨® acabar con las escuchas.

Algunos medios cr¨ªticos han apuntado que el proyecto de ley le favorece antes que a nadie a ¨¦l mismo, ya que est¨¢ siendo investigado por corrupci¨®n en el llamado caso Sacc¨¢, conocido a finales de 2007 gracias a la filtraci¨®n de los pinchazos de decenas de di¨¢logos mantenidos entre Berlusconi y el director de RAI Ficci¨®n, Agostino Sacc¨¤. Estos revelaron las presiones del entonces l¨ªder de la oposici¨®n a Sacc¨¤ para que ¨¦ste contratase a algunas actrices de su preferencia.

Algunos juristas han advertido de que la reforma impedir¨¢ a los jueces, por el principio del tempus regit actum, utilizar las pruebas obtenidas en pinchazos ordenados antes de la entrada en vigor de la ley. Uno de ellos ser¨ªa, precisamente, el del caso Sacc¨¤.