Barack 'online'
Hace unos meses, en un acto que tuvo mucho de impulsivo, compr¨¦ en la tienda online de Barack Obama una camiseta oficial de su campa?a. La operaci¨®n no fue sencilla porque vivo en Barcelona y los productos que ofrece esta tienda, aun cuando pueden verse en cualquier parte del mundo, se venden ¨²nicamente dentro de Estados Unidos. Para no quedarme sin esa camiseta hist¨®rica, pues en esos meses no estaba claro que Obama pudiera ganar la nominaci¨®n dem¨®crata, ped¨ª que me la enviaran a casa de un amigo que vive en California, con la idea de que ¨¦ste me la reenviara despu¨¦s.
La compra de la camiseta, que es una simple an¨¦cdota, tuvo un interesante efecto secundario: desde el momento en que cerr¨¦ la operaci¨®n mercantil me convert¨ª, de manera un tanto involuntaria, en donante de la campa?a de Barack Obama; un donador estrafalario que vive en Espa?a y que no tiene derecho a votar en Estados Unidos, pero que cuenta con un n¨²mero de tarjeta de cr¨¦dito y una direcci¨®n electr¨®nica, esos dos elementos que, multiplicados por el mill¨®n y medio de donantes que tiene en Internet, han sido cruciales para que Obama lograra, finalmente, convertirse en el candidato dem¨®crata.
Es imposible imaginar el ascenso de Obama sin su campa?a en Internet
Su apuesta por el futuro se refleja en la cantidad de j¨®venes que le apoyan
El t¨¦rmino n¨®mada, seg¨²n razona Jacques Attali en su libro Milenio (1990), "es la palabra clave que define el modo de vida, el estilo cultural y el consumo de los a?os 2000. Pues entonces todos llevar¨¢n consigo toda su identidad: el nomadismo ser¨¢ la forma suprema del orden mercantil". En este mundo n¨®mada, y eminentemente mercantil, que previ¨® Attali hace 18 a?os, la direcci¨®n terrestre de una casa, el n¨²mero y la calle tienen ya poca importancia, lo fundamental es estar localizable en la Red, en ese territorio virtual donde ataca sistem¨¢ticamente y con tenacidad, desde hace meses, el equipo de Barack Obama.
Todos los d¨ªas, este equipo tenaz env¨ªa a sus donantes un e-mail, o a veces dos o tres, donde se nos informa de cada una de las actividades del candidato, de los puntos relevantes de sus declaraciones, y ello con un enlace a YouTube donde puede verse a Obama pronunciando ese discurso que tuvo lugar hace apenas unas horas. En el correo electr¨®nico tambi¨¦n se hace un balance de la campa?a hasta ese d¨ªa y, cuando hace falta, se pide otra donaci¨®n o apoyo en un ¨¢rea espec¨ªfica, como, por ejemplo, el que se pidi¨® el 24 de enero de este a?o, cuando arreciaban las sospechas de que detr¨¢s de ese pol¨ªtico carism¨¢tico hay un musulm¨¢n embozado, del que incluso circulaban fotograf¨ªas; en aquel e-mail Obama dec¨ªa: "No soy musulm¨¢n; env¨ªa este mensaje a todos tus conocidos".
As¨ª, d¨ªa tras d¨ªa, el equipo de Obama ha ido ofreciendo a sus donantes, que somos cientos de miles, su punto de vista sobre la carrera hacia la Casa Blanca. Cierto es que, a veces, tanta insistencia llega a fatigar, hay ma?anas en que uno no se levanta con ganas de enterarse al detalle de qu¨¦ hizo el dichoso Obama en las ¨²ltimas 12 horas, pero en caso de que la fatiga se convierta en hartazgo, siempre queda la opci¨®n de darse de baja como donante.
En la v¨ªspera de su noche triunfal, unos minutos antes de su discurso, el candidato envi¨® un mensaje que dec¨ªa: "Estoy a punto de subir al escenario en St.Paul para anunciar que hemos ganado la nominaci¨®n dem¨®crata". Aquel mensaje, como en otros momentos estelares, ven¨ªa personalizado con mi nombre y firmado con un confianzudo "Barack", sin t¨ªtulos ni apellidos.
Al margen de lo que suceda de aqu¨ª en adelante, independientemente de que consiga derrotar a McCain y llegue a la Casa Blanca, Obama ya ha logrado cambiar para siempre la forma de hacer pol¨ªtica. Es verdad que se trata de un hombre sumamente carism¨¢tico, de un orador excepcional que ha trascendido los l¨ªmites sociales y pol¨ªticos que le impon¨ªa su color, pero tambi¨¦n es cierto que estas cualidades se han visto reforzadas y magnificadas por su forma de hacer campa?a. Obama y sus asesores han apostado por la Red, han hecho de este medio de comunicaci¨®n su campo de batalla; a fuerza de e-mails y de una p¨¢gina electr¨®nica muy bien dise?ada, han logrado conseguir, adem¨¢s de una multitud respetable de forofos en todo el mundo, las tres cuartas partes de los 265 millones de d¨®lares que han recabado, en miles de donaciones modestas que no exceden los 200 d¨®lares.
Es cierto que, en los ¨²ltimos a?os, Internet se ha convertido en un instrumento importante de las campa?as pol¨ªticas de cualquier pa¨ªs -en Espa?a tenemos vistosos ejemplos-, pero la gran aportaci¨®n de Obama es el papel central que ha tenido este medio en su campa?a: su p¨¢gina electr¨®nica funciona como cuartel general; los voluntarios se ponen de acuerdo, comparten ideas y elaboran proyectos dentro de la misma p¨¢gina, es decir, que, el responsable de campa?a de un pueblo, por ejemplo de Montana, organiza a su equipo, reparte tareas y sugiere consignas, aplicando la tecnolog¨ªa wiki, sin salir de su habitaci¨®n, y despu¨¦s, cuando llega el momento, todo ese ej¨¦rcito de n¨®madas inm¨®viles (otra vez Attali), que est¨¢n en todos lados sin moverse de su asiento, salen a ejecutar f¨ªsicamente lo que han proyectado en su cuartel general virtual.
Esta apuesta radical por el futuro que ha hecho Barack Obama, con sus impresionantes resultados, debe ser un valor que cuente a la hora de ir a las urnas; se trata de una apuesta innovadora que le ha salido bien, pero que ten¨ªa sus riesgos en esta ¨¦poca donde todav¨ªa mucha gente, sobre todo entre los votantes mayores, desconf¨ªa de las transacciones, ya no digamos de las donaciones, por Internet.
"Es imposible imaginar el ascenso de Barack Obama sin los m¨¦todos modernos que ha usado para organizar su campa?a, particularmente en Internet", declar¨® hace unos d¨ªas Simon Rosenberg, director del New Democratic Network, un prestigioso think tank. Adem¨¢s de su apuesta por el futuro, que se refleja en la cantidad de j¨®venes que creen en ¨¦l, y m¨¢s all¨¢ de su novedosa forma de financiaci¨®n, que contrasta violentamente con el sistema monol¨ªtico de donantes del que se sirve John McCain, Obama ha conseguido hacer de su candidatura un proyecto com¨²n, que cada uno de los cientos de miles de voluntarios y donantes siente como suyo. Y a estas alturas de su gesta ya ha dado pruebas s¨®lidas de que es muy capaz de conseguir esa unidad que predica, de que en torno a su verbo irresistible puede articularse el cambio que necesita con urgencia el pa¨ªs m¨¢s poderoso de la Tierra.
Jordi Soler es escritor.
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