Marea roja en Col¨®n
Miles de aficionados se concentran en la c¨¦ntrica plaza madrile?a para seguir el partido en el escenario montado por Cuatro
El amor a la roja es un sentimiento que hay que alimentar, aunque sea de modo artificial. Sin el impulso de alguna actuaci¨®n meritoria que, autom¨¢ticamente, cree la euforia necesaria, hizo falta un enorme gancho para congregar alrededor de 10.000 personas en la madrile?a plaza de Col¨®n. El Canto del Loco fue el reclamo elegido por Cuatro. Una actuaci¨®n gratuita de uno de los grupos de moda es un caramelo dif¨ªcil de despreciar para un quincea?ero. Varias horas de espera para escuchar los escasos tres minutos que dur¨® la ¨²nica canci¨®n que entonaron, pero el grueso de la marea roja ya estaba en el bolsillo. Jugada perfecta. Luego, a medida que se acercaba el debut de Espa?a, aficionados de todas las edades completaron el aforo.
Una empresa repart¨ªa camisetas con el lema 'Yo vi a Espa?a pasar de cuartos'
Cuando empiezan a caer los goles, los aficionados gritan: "?Villa maravilla!"
El debate televisivo que calent¨® el partido no estuvo exento de alicientes para los adolescentes que llenaron la plaza. Las marcas comerciales se relamen ante el poder de las masas. En ellas se esconden individuos que pierden el pudor y son capaces de pelearse por una gorra como si de un billete de 100 euros se tratara. Los aleda?os del escenario se convirtieron en un aut¨¦ntico mercadillo gratuito de baratijas. Cervezas, revistas, coches e incluso una doble del personaje televisivo Betty, la fea, ataviada con un tupido poncho mexicano de la ciudad de Guadalajara agobiaban a los presentes con banderas, camisetas y pancartas de Espa?a con el correspondiente logo de cada empresa. El premio a la creatividad se lo llev¨® una marca de coches que repart¨ªa una camiseta con el lema ?Yo vi a Espa?a pasar de cuartos!
Con el paso del tiempo, el ambiente se fue enriqueciendo. A la marea juvenil inicial se le fueron incorporando uniformes colegiales de los ni?os que sal¨ªan de clase, trajes de ejecutivos que daban una vuelta despu¨¦s del trabajo, suramericanos que combinaban los colores de sus pa¨ªses de origen con los de la roja y los inquilinos habituales de la plaza, que apelaban a su condici¨®n de locales para recuperar sus sitios en los bancos que ocupan cada d¨ªa.
La euforia colectiva, que crec¨ªa seg¨²n se acercaba el comienzo del partido, invitaba a la broma, al atrevimiento. Varios programas de televisi¨®n no perdieron la oportunidad de sacar tajada. Uno de ellos soborn¨® a un joven que vest¨ªa la camiseta de la selecci¨®n espa?ola para que se pasara a la hinchada de Portugal. Le ofrecieron 20 euros por posar para la c¨¢mara con la zamarra del pa¨ªs vecino y la cara pintada de rojo y verde. Accedi¨® encantado y soport¨® estoicamente los reproches de los que le rodeaban, entre ellos sus propios amigos. La preparaci¨®n de la broma no descuidaba ning¨²n detalle. En cuanto se grab¨® el show, una asistenta ofreci¨® al eventual tr¨¢nsfuga una toallita desmaquilladora y le solicit¨® su firma en un permiso para difundir su imagen.
Parec¨ªa que el mercadillo iba a poder con el f¨²tbol, pero, finalmente, los aficionados que apuraban el tour de la recolecci¨®n de regalos buscaron un lugar en el que seguir el partido. El ¨²nico sitio en el que se pod¨ªa permanecer sentado era en la parte trasera de la plaza, en los alrededores de la fuente. Esos privilegiados palcos estaban reservados desde hac¨ªa rato por corrillos de j¨®venes con litronas y aperitivos.
Y llega el momento del himno. El lololololo suena con fuerza en Col¨®n mientras la c¨¢mara repasa el once inicial. Luego surge con naturalidad el silencio expectante. Comienzan a caer los goles y se calman los nervios. "?Villa maravilla!" se convierte en el lema de la tarde. Hasta el presentador Nico Abad abandona la zona VIP para saltar al escenario y sentir la adrenalina de celebrar un gol con miles de seguidores.
Finaliza la goleada y Col¨®n, como en Alemania 2006, vuelve a ser una fiesta. La selecci¨®n ha demostrado que est¨¢ en condiciones de hacer un gran torneo. Durante esta semana la euforia deportiva lo inundar¨¢ todo. Ya no har¨¢n falta aperitivos. Para el choque ante Suecia no se necesitar¨¢ a El Canto del Loco para calentar el refugio de la roja.
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